Fernando Alonso pierde dos horas y media por una avería en la segunda etapa del Dakar
El piloto español sufre la rotura de una rueda de su Toyota en una jornada en que llegó a rodar cuarto y se descuelga al 48º puesto de la general tras reparar el vehículo
Fernando Alonso sufrió una avería en el kilómetro 160 de la especial de esta segunda etapa y se quedó clavado a las 11 de la mañana, hora local, hasta que consiguió reparar el problema y reemprender la marcha dos horas y media después. El piloto asturiano rompió la rueda de su Toyota, que quedó desgajada, y dañó las suspensiones del vehículo. El contratiempo tuvo parado al deportista asturiano y a su compañero, Marc Coma, que utilizaron bridas y cinta aislante para salir del paso.
A juzgar por el ritmo que impusieron al volver a la pista, el accidente no pareció afectar al rendimiento del coche una vez solucionado el problema.
"That'll sort it"
— DAKAR RALLY (@dakar) January 6, 2020
"Yeah that'll do the trick"
Zip-ties and duct-tape.👍@alo_oficial @marc_coma #Dakar2020 pic.twitter.com/ICiZRijiTP
El español había comenzado la jornada más que bien. Pasó por el primer punto de paso muy rápido y marcó el cuarto mejor tiempo a los 104 kilómetros, el octavo a los 159, justo antes de que su Dakar se fuera al traste. Al retomar la conducción volvió a imponer el mismo ritmo fantástico con el que había arrancado el día y no perdió muchos más minutos. Llegó al final de la especial tras 2h 34m 38s.
Después del decimoprimer puesto de ayer llegó a rodar en la cuarta posición a su paso por el kilómetro 100. Cuando volvió a subirse a su coche le quedaban poco más de 200 kilómetros de una especial de 367. Su continuidad en el Rally no peligra, pero, obviamente, sí cambiará su manera de afrontar la carrera ahora que se ha descoglado en la clasificación general: es 48º.
Ya había avisado Alonso este domingo de que podría haber ido más deprisa en la primera etapa. Dijo tener algo guardado “en el bolsillo”, aunque esperaría a la segunda semana para poner una marcha más. Su preocupación se limitaba a conservar el coche intacto, empresa difícil en el Dakar. “En algún momento cometeremos un error, seguro”, había advertido también Coma. “En cada trampa que haya, cada salto que dé, cada cambio que haya y suene raro voy a tener esa preocupación de que algo le pasa al coche”, admitía tras su primera etapa. Un día después sus peores temores se hacían realidad.
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