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EL JUEGO INFINITO
Columna
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La Premier y el patrimonio popular del fútbol

Ver los estadios ingleses llenos de padres acompañando a sus hijos para iniciarlos en el rito tribal de amar a un escudo y para ver a los ídolos que formarán parte de su santoral, es muy sano

Puesto de bufandas en los aledaños del estadio del Tottenham, durante un partido navideño.
Puesto de bufandas en los aledaños del estadio del Tottenham, durante un partido navideño.Richard Heathcote (Getty)
Jorge Valdano

La siempre moderna tradición. En navidades, mientras en el resto del mundo el músculo descansa, el fútbol exalta la Premier que, como un caballo intrépido atravesando un páramo, atrae todas las miradas. Los entrenadores claman por el cansancio y los jugadores por la inoportunidad de un calendario que se apodera de días familiares. Todos tienen razón. Pero el fútbol necesita de tradiciones que nos recuerden su condición de patrimonio popular y cultural. Y de religión pagana. Ver los estadios llenos de padres acompañando a sus hijos para iniciarlos en el rito tribal de amar a un escudo y para ver a los ídolos que con el paso del tiempo formarán parte de su santoral futbolístico, es muy sano. El fútbol, que está siendo zarandeado por el dinero y la tecnología, necesita más que nunca de esa correa de transmisión sentimental que está en la base de todo. Incluso del negocio.

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Una ilusión para animar cadáveres. La aparición navideña de Mikel Arteta fue otra buena noticia para el fútbol. Por su talante, formación e identificación con el Arsenal, su llegada produjo un impacto de efecto inmediato. En el partido frente al Manchester United, el contraste fue notorio. Son clubes que llevan tiempo con más problemas de los que pueden solucionar y ese proceso se llama decadencia. Pero a los jugadores del Arsenal les volvía a correr sangre por las venas y esa vida recobrada la transmitían a las gradas, que festejaban cada acción como si el fútbol se hubiera reinventado. El equipo salió del vestuario con ideas frescas y una actitud decidida que dotaba de fe a todo lo que hacía. Suficiente para transmitir una ilusión que Arteta personaliza como nadie. Enfrente, el Manchester pareció un cadáver. Al esqueleto de su vieja grandeza le quedaban algunos signos de dignidad, como a un noble le quedan los modales, que no alcanzan a ocultar la decadencia. Solskjaer ya no alcanza. Urge un nuevo Arteta.

Manda el talento. La Premier evoluciona por la influencia de Klopp y Pep, profetas de este tiempo que lograron ponerle riendas al desbocado fútbol inglés: apasionado, competitivo, aún con resabios primitivos en muchos equipos y que tiene en las gradas un escenario inmejorable para un espectáculo televisivo siempre lustroso. La Premier impacta. Sin embargo, France Football, tuvo la buena idea de escapar de la inmediatez que nos acecha presentándonos el equipo de la década, con un solo jugador de la ruidosa Premier. La lista, discutible como todas, dignifica a LaLiga con Messi y Ronaldo al mando, cuatro españoles ya universales: Casillas, Ramos, Xavi e Iniesta, a los que hay que agregar a Marcelo, Modric y Neymar. Solo Lahm y Van Dijk escapan al radar de LaLiga. De ahí venimos. Para que el aire no se escape del globo, LaLiga debe seguir apostando por los grandes talentos.

Comienza el futuro. Y los hay. Solo que, aún con mucho talento, no es fácil ser joven en un fútbol tan competitivo. Ansu Fati apareció y desapareció dejándonos una pregunta: ¿es un equipo como el Barça de Messi, Suárez y Griezmann, el mejor sitio para que evolucione un joven delantero? Aleñá, que competía con otros seis centrocampistas, se marchó al Betis porque ya contestó a esa pregunta: “no”. Para triunfar en un club grande es necesario tener la prepotencia futbolística que representa como nadie Pajarito Valverde. Pero no olvidemos que lleva tres años en la sala de espera. Lo mejor es vagar por equipos que te permitan evolucionar compitiendo, como Odegaard, que tuvo siempre un talento superior, pero que solo hoy parece maduro para cualquier desafío. Sobran nombres de jóvenes talentosos, el desafío es formarlos para que el prestigio de LaLiga, al final de esta década, los convierta en candidatos de France Football.

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