Astou Ndour y la lucha contra el racismo: “Esto no es politizar el deporte, es defender los derechos humanos”
La hispano-senegalesa, jugadora de las Dallas Wings de la WNBA, defiende las reivindicaciones de la liga estadounidense como herramienta para concienciar y sumar esfuerzos contra la discriminación racial
La NBA se reanudó hace un mes en Orlando con el lema Black Lives Matter grabado hasta en el parquet, justo encima del logo de la competición con la silueta del legendario Jerry West. La muerte de George Floyd en mayo, asfixiado contra el asfalto por la rodilla de un agente policial, movilizó a los jugadores contra un racismo sistémico en Estados Unidos que han sufrido también estrellas del baloncesto, de Bill Russell a LeBron James. El tiroteo de otro policía contra Jacob Blake, a quemarropa y por la espalda, provocó el miércoles una reacción histórica en el deporte estadounidense que hizo peligrar los playoffs. Finalmente, la lucha social se compaginará con la deportiva. Este sábado se retoma la competición.
“No sé mucho sobre esas protestas. La NBA se ha convertido en una organización política y la gente se está cansando de ellos. Sus cuotas de audiencia son muy bajas”, resumió con desdén el presidente de EE UU, Donald Trump desde la Casa Blanca. “Esto no es una cuestión de política sino de derechos humanos. De gente que es asesinada por el color de su piel”, responde Astou Ndour, internacional de la selección española, mvp del Eurobasket de 2019 y jugadora de las Dallas Wings, su tercer equipo en la WNBA. “Con un dedo no se puede tapar el sol. El baloncesto siempre se ha caracterizado por denunciar las injusticias que dejan atrás a parte de nuestra gente, y aquí no podíamos mirar para otro lado”, explica la pívot, de 26 años y 1,96m. Ndour atiende a EL PAÍS desde la burbuja de Florida, en la IMG Academy, donde se disputan la liga femenina y desde donde se coordinan nuevas acciones reivindicativas con los equipos en Orlando.
En la reunión entre los jugadores y los propietarios de las franquicias en la que se decidió la continuidad de la competición, también se instó a los dueños de los clubes a implicarse en la lucha contra el racismo y a que dirijan sus esfuerzos e influencias para trabajar en una reforma policial. Al tiempo, según informó la ESPN, un centenar de empleados de la sede de la NBA en Nueva York, hicieron huelga ayer en solidaridad con los jugadores de la NBA y la WNBA y emplearon las horas de su jornada en trabajar por la justicia social llamando a funcionarios electos. “Queda aún mucho camino por delante. Pero esta movilización hace que mucha más gente conozca el porqué de nuestras reivindicaciones. Se trata de sumar esfuerzos a la causa”, señala Ndour.
La jugadora hispano-senegalesa culminó en diciembre el proyecto que perseguía desde que llegó a la élite: inaugurar la fundación Astou Ndour Sports-Études en Dakar, su ciudad natal. “La educación y el deporte son las armas más poderosas para cambiar el mundo y para derrotar lacras como el racismo. El racismo es ignorancia”, prosigue Ndour. “El color de la piel no cambia nuestra condición de seres humanos”, lanza antes de profundizar en su análisis.
“Los Gobiernos, las sociedades, los medios de comunicación... todos debemos hacer una reflexión sobre las cosas que hacemos y las que podríamos hacer para no discriminar. Los niños no nacen racistas y no deberían pasar estas cosas en el 2020”, relata Ndour. Cuando la pandemia permita retomar la normalidad, su objetivo es acoger en su Fundación a unos cien niños (de cuatro a 14 años) de la zona. Ofrecerles instalaciones, material y educación. “Hay que trabajar para que ellos no vivan esto en el futuro”. Ndour conoce la lucha. En 2008 llegó a Las Palmas en busca de una oportunidad en el baloncesto, tenía 14 años y 58 kilos, 20 menos de los que pesa ahora. En 2011 obtuvo la nacionalidad española; en 2014, con 19 años, debutó en la WNBA; y, en 2015, se estrenó con la selección absoluta, con la que ha ganado cuatro medallas en cuatro torneos.
“Creces recibiendo insultos a los que no le encuentras significado. Pero, cuando lees y entiendes que hay injusticias y diferencias en función de dónde naces o del color de tu piel, te ves obligada a reaccionar, a hacer algo”, cuenta. “A los niños hay que enseñarles que las reivindicaciones justas pueden cambiar el mundo. Y a los adultos hay que decirles que se vieran cuando eran niños y preguntarles si entenderían con esa mirada ver un mundo que discrimina a la gente por su color”, suma Ndour.
La comunidad negra representa el 16% de la población estadounidense. Solo en el último lustro más un millar de afroamericanos han sido disparados por la policía, el doble que a blancos. “Cuando ves las imágenes de George Floyd y Jacob Blake te hierve la sangre. Es lógico, pero hay que canalizarlo”, afirma Ndour. “No hay que sentir pena ni rabia. Hay que tomar conciencia y concienciar. Construir alternativas sólidas para que no vuelva a suceder. Por eso esto no es politizar el deporte sino defender los derechos humanos”, cierra.
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