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Arranca un año de marcaje electoral en el Barça

Rosell anuncia que no se presentará, Laporta duda y Bartomeu siente como la oposición fiscaliza su gestión en el Camp Nou

Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, en una imagen de archivo.
Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, en una imagen de archivo.Fotopress
Ramon Besa

El juego electoral ha comenzado en el Barça cuando todavía falta un año para la celebración de los comicios, siempre que se cumplan las previsiones del presidente Josep Maria Bartomeu, que prevé convocar a los socios por vía presencial el 12-13 de junio de 2021. A la espera de los aspirantes, se dibuja un escenario en el que será decisivo el papel de los expresidentes que formaron parte de la junta en 2003. Bartomeu no se puede presentar a la reelección y difícilmente apadrinará a un candidato continuista después de la dimisión del vicepresidente Emili Rousaud. No significa que vaya a ser neutral, como tampoco lo serán Joan Laporta y Sandro Rosell. Laporta medita, incluso, si optará a un cargo que ya ocupó de 2003 a 2010. Y Rosell, mientras, anunció ayer que si bien no formará parte de ninguna candidatura ni directiva, marcará a los candidatos del Barcelona.

El mensaje de Rosell sonó a advertencia: “Me importa el Barça y su futuro. No me gustaría que cayera en manos de grupos de presión, mediáticos, políticos o empresariales, de los que el presidente debe ser independiente”. El expresidente desveló en una entrevista concedida a Jordi Basté en Rac1 que, después de salir de la prisión, recibió la llamada de Laporta, “cosa que yo no habría hecho”. “Hablamos y nos vimos”, aseveró después de advertir de que difícilmente volverán a tener la relación que mantuvieron antes de dimitir junto con Bartomeu en 2005. Rosell no tuvo dudas precisamente cuando calificó el mandato del actual presidente como de “muy bueno”. “Ha ganado de 2,5 a 2,7 títulos por temporada y, a excepción del presente, que no contará para ningún club, ha cerrado todos los ejercicios con beneficios”, opinó Rosell.

El control que ejerce Rosell contrasta con la fiscalización que sufre Bartomeu. El presidente no para de recibir requerimientos de socios en los que le piden respuestas a algunas de las decisiones de la junta después de la denuncia formulada por Rousaud. “Alguien metió mano en la caja”, afirmó el exdirectivo del Barcelona.

La acusación ha provocado que a Bartomeu ya no solo se le acose por el denominado Barçagate, como se conoce al contrato digital firmado con I3 Ventures cuya auditoría todavía no ha sido presentada, sino que se le exige que explique también si hubo comisiones o no por el fichaje de Antoine Griezmann y que detalle la operación urbanística del Espai Barça. Además de la oposición, hoy atomizada —hay una precandidatura vertebrada por Víctor Font y varios precandidatos— se cuentan distintos grupos que vigilan a la directiva: Dignitat Baugrana, Manifest Blaugrana, Seguiment FCB, El Senyor Ramon y els Bots Blaugrana. Y no conviene menospreciarles si se tiene en cuenta que fue un socio, Jordi Cases, el que provocó la revisión del contrato de Neymar, causa todavía abierta y que desencadenó la dimisión de Rosell y la condena por delito fiscal al Barcelona.

Recuerdos de Núñez

Los diferentes frentes abiertos no condicionan, sin embargo, el calendario de Bartomeu, apoyado por algunos excandidatos —Jordi Majó, Jordi Medina, Santiago Salvat o Toni Freixa—. El presidente, que está convencido de que se demostrará que no hubo corrupción en su junta —las informaciones apuntan a un sobrecoste en la firma de distintos contratos—, aspira a dar vuelo en mayo a la televisión por suscripción (Barça TV Plus), le gustaría abrir de forma gradual el Camp Nou y quiere convocar antes de diciembre del referéndum para el Espai Barça.

No puede perder más tiempo si pretende que Goldman&Sachs financie la operación en unas condiciones óptimas, “un préstamo sin garantías a devolver cuando se generen ingresos”, según fuentes del Barcelona. El proyecto, ya retocado —puede aplazarse incluso la construcción del Palau— se disparó de 600 a 800 millones en un momento en que mucho o poco se precisa intervenir sin demora en la mejora del Camp Nou.

Igualmente delicada se presenta la confección del presupuesto para la próxima temporada después de cerrar el actual con pérdidas, al estimarse una merma de ingresos de 150 millones. “Habrá que apañarse como podamos en junio y no equivocarse en el próximo: aquí no podemos perder dinero”, insisten en el Barça. El consejo sabe que se expone a tener que avalar por no ser una sociedad anónima deportiva (SAD).

Una vez conocida la deuda, la capitalización del club y su vinculación con el país serán el caballo de batalla electoral. Un litigio en el que tendrán tanta importancia los candidatos como sus avaladores, papel para el que se reservan Rosell, Bartomeu y no se sabe si también Laporta. Los nombres recuerdan a los comicios de 2003 y el contexto evoca a los de 1988: Josep Lluís Núñez derrotó a Sixte Cambra. El Barça no es ajeno al procés en un momento en que la estelada ha sustituido en muchos casos a la senyera en Cataluña.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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