El tenis pide una sola voz
Los profesionales alientan la unión del circuito masculino y el femenino para acabar con el galimatías institucional. “Debemos reinventar estructuralmente nuestro deporte”, defiende Billie-Jean King
A comienzos de mes, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, organizó una videoconferencia en la que participaron todos los comisionados de los grandes eventos deportivos del país, con el objetivo de monitorizar la incidencia de la pandemia. Asistieron al encuentro los ejecutivos de la NBA (baloncesto), la NFL (fútbol americano), la NHL (hockey), Nascar (automovilismo), MLS (fútbol), PGA Tour (golf)… En total, hasta 10 representantes. Sin embargo, el tenis, pese a ser uno de los pilares y organizar 14 torneos anualmente en suelo norteamericano –entre ellos un Grand Slam y tres Masters 1000–, no tuvo voz en la reunión.
Reaccionó con agudeza el periodista Jon Wertheim, que escribe desde hace un cuarto de siglo para la revista Sports Illustrated y planteó un divertido ejercicio de imaginación a través de Twitter en el que, por resumir, Trump se hartaba de que le marearan de un lado a otro (de la USTA a la ATP, y de esta a la WTA…) cuando solicitaba la intervención del portavoz de la raqueta. “Quizá estaría bien que el tenis dejase de actuar de forma individual y crease una única figura representativa”, deslizó entonces el estadounidense Tennys Sandgren, cuartofinalista este año en Australia y 55º del mundo.
Roger Federer, que se entretiene estos días de cuarentena en Suiza jugueteando con el móvil e interactuando con su legión de admiradores a través de las redes, debió de leer esos tuits y el pasado miércoles se pronunció para agitar el árbol, sabedor de que su palabra es casi ley en su deporte: “Me pregunto… ¿Soy el único que piensa que es el momento de que hombres y mujeres del tenis deben unirse e ir juntos como uno?”. “Y no hablo de fusionar los circuitos, sino de fusionar a los dos organismos que los supervisan”.
De inmediato, la reflexión del suizo se ganó numerosas adhesiones en un debate que históricamente viene de lejos. El tenis masculino (ATP) y femenino (WTA) caminan en paralelo, pero por separado y con diferentes códigos, y a estos dos entes se les suma la intervención de la Federación Internacional (ITF) y los cuatro grandes (Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open), de modo que existe un galimatías institucional a la hora de tomar decisiones y desarrollar proyectos. Cada parte quiere su porción del pastel, y no existe el producto único.
'Rankings’, puntos, categorías, consejos...
Chicos y chicas confluyen en los majors y otros cuatro torneos (Indian Wells, Miami, Roma y Madrid), pero el resto del calendario es distinto; difieren también las categorías de los torneos –Masters 1.000, ATP 500, 250 y challenger por un lado, y Premier Mandatory, Premier 5, Premier e International por otro– y la asignación de puntos, así como la estrategia comunicativa y la negociación de los derechos televisivos; cuentan, también, con Consejos de Jugadores independientes; y existe además, tanto de puertas adentro como públicamente, la sensación de que el tenis femenino va a remolque y está ensombrecido en un inmerecido segundo plano.
“Es muy confuso para los aficionados… Esto probablemente podía haber sucedido hace mucho tiempo, pero es el momento. En estos duros tiempos podemos transformar dos cuerpos débiles en uno fuerte”, incidía Federer. Y, tras él, una catarata de unanimidad. “Estoy completamente de acuerdo. Sería fantástico salir de esta crisis unidos en una sola organización”, le respaldó Rafael Nadal. “Sería una buena idea”, acompañó Garbiñe Muguruza. “No eres el único que lo piensa…”, subrayó la rumana Simona Halep. “Pero hay que hacerlo, no solo hablar”, precisa otra jugadora, Barbora Strycova.
Un fondo solidario común
También se expresó la histórica Billie-Jean King, ganadora de 12 grandes individuales e icono de la lucha por la igualdad en el deporte de la raqueta; figura clave en el impulso del circuito femenino –creó la WTA junto a otras ocho mujeres en 1970– y la paridad actual de los premios. “Se debe crear un mando único. Es un buen momento para reinventar estructuralmente nuestro deporte. Lo digo desde los setenta: una sola voz, hombres y mujeres juntos. Hagámoslo realidad”, afirmó la norteamericana, que encontró continuidad en los discursos de los mandamases de la ATP (Andrea Gaudenzi) y WTA (Steve Simon).
Tan solo una voz disonante, la del australiano Nick Kyrgios: “¿Alguien le ha preguntado a la mayoría de la ATP qué piensa y si esto sería bueno para nosotros? No deberíamos fusionarnos”.
Mientras tanto, la negociación de un fondo solidario común para ayudar a los profesionales más perjudicados económicamente por los estragos de la pandemia —ITF, ATP, WTA y los cuatro grandes desean reunir seis millones de dólares (5,5 de euros)— supone un paso colectivo en positivo. En los últimos tiempos, el traslado unilateral de Roland Garros a septiembre, sin consultarlo con el resto de los actores, así como el despegue del nuevo modelo de la Copa Davis, dejando de lado a la Copa Federación y las jugadoras, habían chirriado. Ahora, al parecer, prima la voluntad de que todo apunte a una única dirección.
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