_
_
_
_
_

El Everest, de la saturación al vacío

Por vez primera en 50 años, no habrá cimas primaverales en los ochomiles

Colas en el Everest la pasada primavera.
Colas en el Everest la pasada primavera.Nirmal Purja (AP)

Las montañas más elevadas del planeta, entre ellas el Everest (8.848 metros), no conocerán la visita de expediciones esta primavera después de estar saturadas en los últimos años: los Gobiernos de China y Nepal han anunciado la anulación de todos los permisos de cima o de trekking en sus fronteras para evitar contagios por el coronavirus. La temporada primaveral en la cara sur del Everest se ha desvanecido antes de arrancar, puesto que en el caso de Nepal la prohibición seguirá vigente hasta finales de abril. La vertiente norte del Everest, en territorio tibetano, también permanecerá vetada toda la primavera para los montañeros según anunció el pasado día 11 la Asociación de Montaña de China-Tíbet. La medida no solo pretende evitar la propagación de la Covid-19: también recuerda que el virus afecta a las vías respiratorias y en condiciones de hipoxia (en altitudes extremas disminuye el oxígeno disponible para las células del organismo) podría resultar aún más dañino que a nivel del mar.

Con esto, el Everest vivirá una situación paradójica: de las colas y los atascos mortales a 8.700 metros registrados la pasada primavera para alcanzar la cima, al vacío absoluto. El año pasado murieron 10 montañeros camino del techo del planeta, la mayoría por colapsos debidos al agotamiento. Esta temporada, nadie podrá constatar si las medidas restrictivas anunciadas entonces por el Gobierno de Nepal son eficaces o un simple lavado de cara: las autoridades locales reclaman aspirantes experimentados en alta montaña, certificados médicos que señalen la buena salud de los montañeros, pero la realidad es menos predecible. Si hay muchos esperando una ventana de buen tiempo para alcanzar la cima, y esta ventana no es amplia, el efecto embudo volverá a ser inevitable. Estos últimos años la cara sur del Everest ha conocido temporadas convulsas. En 2014 la rotura de una enorme masa de hielo acabó con la vida de 16 sherpas encargados de abastecer los campos de altura y acondicionar la casca de hielo del Khumbu. Un año después, el terremoto que asoló Nepal provocó de nuevo el cierre del Everest y, ahora, la amenaza del Covid-19 aborta una campaña muy esperada.

Golpe a la economía local

Por su lado, Pakistán acoge cinco de los 14 ochomiles del planeta, pero la temporada alta se da en verano (junio y julio principalmente) y de momento no se ha visto comprometida. Eso sí, de ceder la amenaza de infección, cabe imaginar una afluencia masiva por parte de las compañías de guías que no han podido trabajar esta primavera: lo cierto es que cada vez más clientes demandan el K2 como alternativa al Everest, cuya ruta normal (la sur) queda muy expuesta a los aludes de hielo debido a la caída de seracs.

En el caso de Nepal, la medida restrictiva supondrá la primera vez que no se registren cimas en los ochomiles de la zona en los últimos 50 años (entre 1966 y 1969 tampoco hubo cimas), lo que supone un varapalo tremendo para la economía de los valles aledaños y para un país que extrae enormes beneficios del turismo de montaña. Las compañías locales que organizan la logística de las expediciones y contratan a porteadores, cocineros y sherpas de altura, pero también todos los albergues que salpican las aproximaciones, y en general miles de personas que viven del suministro de servicios y bienes para los turistas, sufrirán severamente las consecuencias del cierre de las montañas.

La Federación Internacional de Escalada también ha decidido poner entre paréntesis las competiciones programadas cancelando todas las citas de abril en China, con dos pruebas de la Copa del Mundo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_