Mbappé pachucho y Haaland desatado

Este lunes el gobierno francés decidió cerrar el Parque de los Príncipes para contener el coronavirus y el máximo goleador del PSG se levantó con fiebre y dolor de garganta. Kylian Mbappé tiene anginas, dicen los doctores, y un sentimiento de orfandad y maldición se extiende por París. El niño providencial, de 21 años, está pachucho. Justo cuando viene en noruego Erling Haaland, que es más niño aún, a sus 19, pero no lo parece, dado el porte de majestuoso ogro escandinavo (mide 1,94m) y la inflamación que le incita a correr como un poseso.

Mbappé y Haaland se juegan este miércoles la vuelta de los octavos (Movistar, 21.00 horas) tras el 2-1 de la ida. Ambos comparten trayectorias y alguna cualidad. Pero transitan caminos opuestos. Hay jugadores que pueden competir al máximo nivel gracias a la supersensibilidad de sus pies, y hay otros que para rendir en las circunstancias más difíciles necesitan primero ejecutar toda una batería de movimientos, pues si lo libran todo a la habilidad para manejar la pelota pierden el don que los hace imparables. Mbappé y Haaland se aproximan a esta especie. Nunca tendrán el toque de Messi o Neymar. Para exhibir su magia, deben primero desentrañar el secreto del movimiento que sirve para ganar tiempo a los defensas. Haaland juega como si lo comprendiera. Mbappé lleva meses jugando como si a ratos olvidase que su genialidad se pierde si se limita a contemplar el paisaje a la espera de la iluminación.

La predisposición aristocrática no es solo un rasgo nuevo en Mbappé. Es común a muchos de los miembros de la plantilla del PSG. Salta a la vista la languidez generalizada y se refleja en las estadísticas. De entre los clasificados para octavos el equipo parisino es el que menos kilómetros recorrió en la fase de grupos: Leipzig (116 km), Bayern (114), Atlético (113), Dortmund (113) y Lyón (129) son los que más se desplazaron. Los que menos, el Madrid (107), el Barça (106) y el PSG (105). En la ida con el Dortmund, los jugadores azules corrieron una media de 500 metros menos que sus oponentes amarillos. El nervio de Haaland contra el sosiego de Mbappé resumió el contraste.

Mbappé se fija en Neymar sin reparar en que —futbolística y culturalmente— pertenecen a universos opuestos. Thomas Tuchel, su entrenador, lo advirtió hace un año cuando dijo a la directiva del PSG que la estrella joven cogía vicios de la más veterana. La supervisión mutua es pertinente. Sobre todo fuera del campo. Neymar gana más de 45 millones de euros netos por temporada por todos los conceptos y Mbappé, que desde 2017 ha jugado el doble de partidos que el brasileño, cobra en torno a diez y pretende que el PSG le haga una oferta que le equipare a su pareja en el ataque. Acaba contrato en 2022, situación que a partir de 2021 le brindaría la iniciativa en las negociaciones de traspaso. Según sus asesores, hay clubes que le han ofrecido 50 millones de euros por curso. Pero el PSG, debido al control financiero de la UEFA, solo puede ofrecerle a 22. Nada más, salvo que recorte gastos con la venta de Neymar, circunstancia difícil, dado el carácter selectivo del paulista y dada la desconfianza que genera en la mayoría de los clubes de Europa su precio de 200 millones.

La encrucijada es angustiante para el PSG. Desde que en 2017 invirtió 400 millones de euros en fichar a los dos portentos, el club no los ha podido alinear en una eliminatoria de Champions completa. Con consecuencias nefastas: derrota en octavos ante el Madrid en 2018; y derrota en octavos ante el United en 2019. Ahora el que está sano en Neymar y el que fatiga es Mbappé.

Malacostumbrado y todo, Mbappé brilla en el letárgico fútbol francés. Es el máximo anotador del equipo con 32 goles en 30 partidos esta temporada, y viene de meter seis en los últimos tres encuentros que ha disputado: Burdeos (1), Dijon (2) y Lyón (3). Su baja representaría un problema serio. “Kylian está enfermo”, dijo Tuchel este martes a la televisión oficial del club. “Esperemos que la fiebre baje. No ha podido entrenarse con el grupo. Tomaremos una decisión antes del partido”.

Cualquier esfuerzo es poco el día del partido más importante de la temporada en París. A Mbappé le toca reaccionar. Contra Haaland. Contra las anginas. Contra la inercia neymariana.