Frente común en la fórmula 1 contra la FIA y Ferrari
Siete equipos del Mundial exigen transparencia al ente regulador, que la semana pasada cerró un pacto secreto con la ‘Scuderia’
Por si los nervios no estuvieran suficientemente a flor de piel en el Mundial de F-1 debido a la posible suspensión de la primera parada del calendario, programada para el 15 de marzo en Melbourne, más de la mitad de los equipos ha decidido ir a la guerra contra la Federación Internacional del Automóvil (FIA), el órgano regulador del campeonato. En un comunicado conjunto emitido este miércoles por Mercedes, Red Bull, McLaren, Renault, Williams, Alpha Tauri y Racing Point, las siete estructuras que no incorporan en sus monoplazas motores Ferrari pidieron que la FIA haga públicos los detalles de un pacto sellado la semana pasada con la Scuderia. Con ese acuerdo del que apenas trascendió nada –“su contenido específico será cosa de ambas partes”, concluía el comunicado mandado el pasado viernes–, el organismo pretendía dar carpetazo a las reclamaciones recibidas de parte de varias formaciones, que desconfiaban de la legalidad del motor que Ferrari empleó la temporada pasada.
“Un organismo deportivo regulador e internacional tiene la responsabilidad de actuar con los más altos estándares de rigor, integridad y transparencia”, denuncian los siete equipos. “Después de meses de investigaciones de la FIA como respuesta a las consultas presentadas por otras escuderías, nos oponemos frontalmente a que el pacto con Ferrari sea confidencial y así se dé por concluido el asunto”, prosigue la nota. “De este modo solicitamos una divulgación completa de los pormenores de este asunto, para así garantizar que en nuestro deporte se trata a todos los competidores de forma justa y equitativa”, remachan las siete compañías.
Para encontrar el origen de todo hay que analizar lo sucedido en las primeras citas de 2019, en las que tanto Sebastian Vettel como Charles Leclerc no tenían fácil retener a sus rivales, sobre todo los Mercedes, en las rectas. Sin embargo, el rendimiento del propulsor de los bólidos rojos mejoró de forma repentina en las siguientes citas, algo que se constató el fin de semana del Gran Premio de Italia, en Monza, un trazado en el que el empuje de los motores desempeña un papel determinante (ganó Leclerc). Esa revitalización levantó las sospechas de la mayor parte de la competencia, especialmente de Mercedes y Red Bull, que comenzaron a pedir explicaciones a la FIA, sobre todo relacionadas con el flujo máximo de combustible permitido (100 kilos por hora).
Los comisarios no detectaron ningún aspecto del motor del SF90 que incumpliera la normativa, aunque, eso sí, antes del Gran Premio de Estados Unidos recalcaron que ningún sistema que permitiera sortear el sensor del flujo de gasolina era legal. Ferrari se desplomó en Austin (Leclerc terminó el cuarto, a más de 50 segundos del ganador y Vettel abandonó), abonando la tesis de los rivales y dándoles cancha para que sacaran pecho. “Esto es lo que pasa cuando dejas de hacer trampas”, soltó Max Verstappen.
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