Mirotic acaba con su pesadilla
El Barça arrolla a un Real Madrid desfigurado gracias a una superlativa actuación colectiva y también de su estrella, y ambos equipos se emparejan al frente de la Liga
Mirotic solventó su reto pendiente ante el Real Madrid, una pesadilla. Deseaba cantar victoria a su costa por primera vez desde que, en julio, aterrizó en el Barça. La estrella que se forjó en el Madrid antes de irse a la NBA en 2014, consiguió sobradamente su primer objetivo. Abanderar al equipo al que aceptó liderar tras despedirse de la NBA y quitarse de encima el peso de enfrentarse a su antigua escuadra. Nico fue aclamado por la repleta grada del Palau cuando, a un minuto para el final, fue relevado por Pesic, junto a Hanga. Fueron los principales culpables de que el tercer clásico de la temporada cambiara de tercio por completo, tras las victorias del Madrid en la Supercopa en septiembre y en la Euroliga en noviembre. Los 20 puntos de diferencia lo dicen casi todo. El Barça fue superior en la estrategia, en la mayoría de los emparejamientos, con una defensa que nubló a un Madrid sin pólvora, con solo 4 triples en 21 lanzamientos, que careció de juego, ritmo y pegada, dejado de la mano de Llull y hasta de la impronta de Felipe Reyes.
BARÇA, 83; REAL MADRID, 63
Barça: Hanga (10), Higgins (7), Claver (0), Mirotic (20), Davies (5) –equipo inicial-; Oriola (7), Abrines (2), Delaney (14), Kuric (10) y Tomic (8).
Real Madrid: Campazzo (4), Taylor (4), Deck (2), Randolph (7), Tavares (8) –equipo inicial-; Causeur (4), Rudy Fernández (3), Laprovittola (4), Garuba (5), Carroll (9) y Thompkins (13).
Parciales: 22-5, 17-22, 23-18 y 21-18.
Árbitros: Hierrezuelo, Oyón y Serrano. Señalaron faltas técnicas a Pesic y Laso, y una antideportiva a Mirotic. Eliminado: Garuba (m.35)
Palau Blaugrana. 7.387 espectadores.
Si Mirotic se salió con la suya fue en buena medida gracias al ojo clínico de Pesic. El técnico serbio tenía una deuda pendiente con Campazzo. El base argentino, por su forma de tejer el juego y también por su astucia, había llegado a sacarle de quicio ya hace un año. Y el Facu también había dominado los dos clásicos esta temporada. Pesic tejió una tela de araña en torno a él. A la que se iba de Hanga, se topaba con Mirotic o con Davies, según bascularan los pívots del Madrid. Esa defensa teledirigida abrumó a Campazzo, que perdió cuatro balones. El Madrid daba vueltas y vueltas sin encontrar resquicios en la defensa del Barça. Había quien echaba de menos al lesionado Llull. Y todo empezó con un tapón de un invitado especial. El de Claver a Deck. El ala-pívot valenciano, lesionado desde el 3 de noviembre, reapareció con la misión de hacer prevalecer su altura frente al alero argentino. Lo consiguió.
La dinámica del juego propiciaba los alardes de Mirotic ante Randolph, la salida en tromba de Delaney, con dos triples seguidos, aderezados por uno de Higgins y otro de Oriola. El Barça cabalgaba, el Madrid trataba simplemente de mantenerse en pie, de agarrarse a alguna idea, a algún jugador. Tardó casi cuatro minutos y medio en anotar. Lo consiguió con un triple de Randolph, el único que daba un paso al frente. El Barça entró en combustión: 35-14 llegado el minuto 15.
El desvarío del Madrid quedaba delatado en el balance de una de sus armas predilectas: un solo acierto en sus 12 primeros lanzamientos de tres, más alarmante, si cabe, en comparación con el 6 de 8 inicial del Barça, que concluyó con un formidable 10 de 20. También las pérdidas hacían mella en el equipo de Laso. Los relevos que introdujo el entrenador vasco hicieron efecto retardado. Garuba, Thompkins y sobre todo Rudy Fernández fortalecieron la defensa de su equipo. Los balones llegaron más rápido a manos de los tiradores y Rudy y Thompkins desatascaron el contador desde la máxima distancia. Del 35-14, al 35-22. Y, en ese momento, un par de detalles que delataron que el duelo recuperaba color y calor: la tercera falta de Delanay, en ataque, ante un Rudy experto en saber cuándo y cómo colocar su cuerpo en esos lances, y la falta técnica que se ganó a pulso Pesic por protestar.
Los desatinos del Barça con el reglamento prosiguieron cuando Tavares empezó a marcar la línea a dos palmos del aro y Campazzo, a encontrar sentido, ritmo e intención a su incesante manejo. El Madrid, con Carroll al fin en la brecha, estrechó el acordeón (41-34). El inédito carrusel de faltas en ataque afectó al Madrid, y a Laso, que no quiso ser menos que Pesic, con otra técnica. Mirotic emergió con un par de triples (55-41). El entrenador blanco emparejó a Deck con el montenegrino, desatado. El alero argentino, con dolores en la rodilla derecha, acabó fuera de combate. Tomic quedó en evidencia con su reiteración en movimientos castigados con falta de ataque.
Con Mirotic en el banquillo para iniciar el último cuarto, Thompkins animó el ataque del Madrid. El parcial de 4-10, la diferencia menguante en el marcador (66-55), hizo que Pesic llamara al orden. Un triple de Kuric, una canasta de Oriola, una falta de Garuba que le dejaba fuera del partido, forzada por el oficio de Mirotic. El Barça volvía a abrir un hueco enorme (73-55). Y Mirotic, Delaney y Hanga remataban la actuación con la que soñaba el de Podgorica y que deja emparejados al Barça, al Madrid y al Casademont Zaragoza al frente de la Liga Endesa.
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