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Los Clippers se quitan el complejo

Steve Ballmer, exdirector de Microsoft, y Kawhi Leonard sacan al club, siempre a la sombra de los Lakers, de su marginalidad en la NBA

Robert Álvarez
Kawhi Leonard y Danny Green, en el Clippers-Lakers.
Kawhi Leonard y Danny Green, en el Clippers-Lakers.Harry How (AFP)

Lamar Odom fue nombrado capitán de los Clippers cuando solo tenía 21 años. Era su segunda temporada en el equipo. Sus impresionantes condiciones atléticas y técnicas le conferían un enorme crédito, tras ser elegido en la cuarta posición del draft, en 1999. Recién asumida la capitanía, empezaron sus problemas con las drogas. La NBA lo suspendió durante ocho meses. En 2003 fue traspasado a Miami, luego vivió su mejor época junto Kobe Bryant y Pau Gasol. Con los Lakers ganó dos anillos en la misma época en que fue campeón mundial con Estados Unidos en Turquía en 2010, poco después de casarse con Khloe Khardasian. Luego, cayó en los excesos de la droga y el alcohol. Tras su corta etapa en el Baskonia, un día de octubre de 2015, fue encontrado en estado inconsciente en un burdel de Nevada. Estuvo a punto de perder la vida. Su caso, salvando las distancias, encarna la marginalidad, las malas decisiones y las desgracias que definen la historia de los Clippers.

La franquicia californiana, después de su fundación en Buffalo y su paso por San Diego, se estableció en los Ángeles en 1984. Nunca ha ganado nada, ni siquiera ha alcanzado una final de Conferencia y es una de las pocas que no ha retirado la camiseta de ninguno de sus jugadores. Siempre ha estado a la sombra de los Lakers, aunque ha sacado cabeza en los últimos años de profunda crisis del equipo de amarillo y púrpura. Pero nunca ha partido con tantas expectativas como esta temporada, de la mano de los recién incorporados Kawhi Leonard y Paul George. Y para estrenar la temporada, nada mejor que superar con autoridad al poderoso vecino, decidido a volver a sus días de gloria de la mano de LeBron James y Anthony Davis. Los Clippers fueron implacables. Pese a la ausencia de Paul George, lesionado, vencieron por 112-102, con una exhibición de Leonard, con 30 puntos, a la que no pudo responder LeBron, que jugó de base y sumó 18 puntos, 9 rebotes y 8 asistencias.

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Los Clippers parecen al fin responder a la filosofía de la NBA, deseosa de que todos sus equipos, antes o después, puedan aspirar al máximo. Los Clippers han tenido el privilegio de elegir a tres números uno del draft en los últimos 31 años, Danny Manning (1988), Michael Olowokandi (1998) y Blake Griffin (2009), números dos como Danny Ferry (1989), Antonio McDyess (1995) y Tyson Chandler (2001), y han contado con figuras como Chris Paul, DeAndre Jordan o Elton Brand. Y aun así, nada; o muy poco.

Acabaron de ganarse a pulso la nominación al club más calamitoso de la NBA cuando a su dueño desde 1981, el multimillonario Donald Sterling, no se le ocurrió nada mejor que decirle a su novia, la mexicana Vanesa Stiviano, tras verla fotografiada junto a Magic Johnson: “Puedes dormir con ellos, pero no traigas gente negra a mi pabellón”. Fue en abril de 2014. Un mes después, la NBA, en la que Adam Silver acababa de tomar el relevo como comisionado de David Stern, en una decisión sin precedentes en el deporte profesional estadounidense, expulsó a Sterling.

Sin embargo, el bochorno y la crisis por el delirio de su propietario, pudo constituir el punto de inflexión en la tormentosa historia del club. Tras el escándalo, Steve Ballmer, exdirector ejecutivo de Microsoft, llegó a un acuerdo para comprar la franquicia por 2.000 millones de dólares, unos 1.790 millones de euros.

Los resultados de las nuevas directrices de Steve Ballmer no fueron inmediatos. Al contrario. Tuvo que afrontar de nuevo episodios vergonzosos como el que protagonizó Blake Griffin al agredir a un encargado de material del equipo, en un restaurante de Toronto, en enero de 2016. Griffin ya había sido acusado de otro incidente por golpear a un hombre en un club nocturno de Las Vegas en 2014. Ni Chris Paul ni Blake Griffin se encontraban a gusto en los Clippers. El primero fue traspasado a Houston en junio de 2017; el segundo, a Detroit, en enero de 2018; y al final de esa temporada, DeAndre Jordan fue enviado a Dallas.

Patrick Beverly, uno de los tres jugadores, junto a Harrell y Lou Williams, llegados al equipo a cambio de Chris Paul, confesaba a Sports Illustrated: “Para vivir en Los Ángeles y ser aficionado de los Clippers hay que ser un tipo de persona diferente. No hemos ganado nada, no tenemos estandartes, ni siquiera nuestro propio pabellón. Siento que deberíamos ser dueños de nuestro pasado, de nuestra historia. Este grupo de jugadores son un puñado de supervivientes, de leales, que en algún momento han tenido que apostar por sí mismos”.

Los Clippers necesitaban recuperar su orgullo, mancillado hasta detalles reveladores. Doc Rivers, el entrenador que ficharon en 2013 después de su notable periplo con los Celtics, decidió que se taparan los estandartes y camisetas de los Lakers en el Staples Center, el pabellón que comparten. Ballmer va un paso más allá. Planea la construcción de un pabellón en Inglewood, a unas pocas calles del Forum, el antiguo pabellón de los Lakers. El objetivo es mudarse allí en 2024. “Queremos nuestra propia casa, es algo importante para nosotros”, argumenta Ballmer. El dueño de los Clippers confiesa que ha exhortado a las figuras con arengas del tipo: “¿Quieres tener un legado? ¿Realmente quieres decir que estuviste involucrado en hacer algo súper especial? Ven aquí. Estarás en Los Ángeles, el mercado más grande del mundo, y podrás decir a la gente: ‘Lo hice. Gané con una franquicia que nunca lo había hecho’. Un legado!”. Beverley define: “Somos un equipo más valiente, hambriento, sediento. Un equipo”.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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