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ALPINISMO

Un asunto político separa a Nirmal Purja de lograr su récord en los 14 ochomiles

Las autoridades chinas cierran el acceso al Shishapangma, el último de las cimas que le quedan al nepalí para hacer historia al escalarlos todos en apenas siete meses

Nirmal Purja, en el Manaslu.
Nirmal Purja, en el Manaslu.

Para escalar las 14 montañas más elevadas del planeta, todas por encima de los 8.000 metros, se precisa tiempo, voluntad, recursos económicos y logísticos y mucha suerte para no quedarse por el camino. La empresa lleva años de insistencia, tantos que el más rápido en apuntarse todas las cimas, el coreano Kim Chand Ho, tardó siete años, 10 meses y 6 días. Lograrlo en el ridículo lapso de siete meses sonaba a broma, a provocación… y a alpinismo: ¿acaso no ésta una actividad donde la magia consiste en conquistar lo aparentemente esquivo?

El nepalí Nirmal Purja, ex soldado Gurkha del ejército británico y sin pedigrí de escalador, bautizó su reto como ‘proyecto posible’, adelantándose a todos los juicios críticos y escépticos que le llovieron. Ahora, tras resolver sus problemas de financiación y conquistar este viernes el Manaslu, su decimotercer ochomil, solo un problema de carácter político le separa del éxito. El Shishapangma es, con 8.027 metros de altitud, el ochomil más bajo. Su vertiente sur es uno de los templos del estilo alpino, un lugar donde las cuerdas fijas son un sacrilegio. Su ruta normal presenta un único problema técnico: la delicada arista final que separa la cima central (8.008 metros) de la principal. Muchos renuncian en este punto. Para Nirmal Purja, rodeado de trabajadores sherpas, enchufado al oxígeno artificial, alcanzar la cima no debería suponer problema alguno si el mal tiempo no arruina sus planes. Lo auténticamente complicado, en su caso, será obtener el permiso para poder pisar la montaña.

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El Shishapangma se encuentra completamente en territorio tibetano, si bien su flanco sur se halla apenas a cinco kilómetros a vuelo de pájaro de la frontera con Nepal. Pero el Tíbet pertenece a China, que ha cerrado este otoño el acceso a sus montañas por razones “de seguridad”. El otoño es una excelente época para medirse a las montañas tibetanas, por lo que es preciso buscar más allá para entender los motivos reales del cierre. El 1 de octubre es un gran día de fiesta en China, efeméride que no entusiasma a los tibetanos, inclinados a hacer patentes sus reivindicaciones de libertad en tan señalada fecha. Las medidas de control chinas en la zona para prevenir protestas no constituyen un gran escaparate y la presencia de alpinistas occidentales no es deseada.

Entre bastidores se llevan a cabo negociaciones entre el Gobierno de Nepal y el de China con vistas a lograr un permiso especial para Nirmal y su equipo. “Contactos bilaterales al más alto nivel se están celebrando para abrir la prohibición de escalar el Shishapangma”, confirmó recientemente un oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores al periódico de Katmandú The Himalayan Times. Un elemento más podría sumarse para superar la barrera burocrática: la alpinista China LuoJing podría ser la primera de su país en lograr la corona de los 14 ochomiles, puesto que debe repetir el Shishapangma (en 2018 se retiró desde la cima central) y en esta ocasión se beneficiaría del trabajo y de las cuerdas del equipo de Nirmal.

Mientras la comunidad alpinística duda acerca de la ética de Nirmal a la hora de escalar montañas y no considera el reto admisible bajo los cánones estrictos del alpinismo de élite, el resto de los interesados siguen con una sonrisa su determinación. A estas alturas, el ‘proyecto posible’ del nepalí sólo será imposible si China no altera su política.

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