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Paltrinieri provoca los 10 kilómetros de nado más rápidos de la historia y pierde el podio

El campeón olímpico de 1.500 lidera el Mundial hasta que se le rompen las gafas en el último tramo. Se impone Wellbrock en 1 hora 47 minutos y Alberto Martínez coge plaza olímpica

Diego Torres
Paltrinieri en primer plano con Wellbrock.
Paltrinieri en primer plano con Wellbrock.Chung Sung-Jun (Getty Images)

Parecían dos bólidos chocando ruedas en la misma trazada en la última curva de un gran premio de fórmula uno. Después de nadar más de 9.900 metros en las verdosas aguas del Mar de China Oriental, solo había espacio para un cuerpo en el canal imaginario que conducía en línea recta a la meta del puerto de Yeosu, en el maratón del Mundial de Natación. A por esos centímetros de agua se lanzaron Florian Wellbrock y Marc-Antoine Olivier como dos hermanos gemelos. Jóvenes, abstraídos en su mecánica labor, germanos, rubios, narigones, pálidos, longilíneos. Wellbrock, el alemán, de brazada rítmica, equilibrado, magníficamente dotado para deslizarse con el máximo ahorro energético; Olivier, el francés, impetuoso, de brazada acelerada, menos coordinado pero empeñado en hacerse con la mejor posición. Se batieron pegados durante los últimos 50 metros, propinándose codazos y manotazos. Llegaron a la meta igualados. Wellbrock tocó el panel en una hora 47m 55,9s y Olivier dos décimas de segundo después, en una hora 47m 56,1s. Fueron los 10 kilómetros más rápidos de la historia combinada de los Mundiales y los Juegos Olímpicos.

Brillaba un tibio sol matinal a través de la bruma que se levantaba sobre las colinas cuando el medallista de oro y el de plata subieron al muelle y se abrazaron. Parecían satisfechos y felices de haber coincidido. Ambos exhibían un historial prometedor. Olivier, de 23 años, venía de ganar el bronce en los Juegos de Río. Wellbrock, de 21, venía de ganar un Europeo de 1.500. Nadie había bajado de 1h 49 minutos en una gran competición de 10 kilómetros. Nadie había contado con una liebre tan extraordinaria como Gregorio Paltrinieri. El vigente campeón olímpico de 1.500 metros, la prueba más larga disputada en piscina, se lanzó a las aguas abiertas a probarse con la mira puesta en Tokio. Durante los últimos kilómetros de la carrera el italiano lideró el cardumen. Abriendo el agua, creando la turbulencia a la que se pegaban los demás nadadores como en un puerto acogedor, el italiano hizo el trabajo de zapa hasta que un accidente le hizo perder 15 segundos preciosos y el podio.

Momento en el Paltrinieri se vuelve a poner las gafas.
Momento en el Paltrinieri se vuelve a poner las gafas.FINA

A falta de unos 1.000 metros para la meta se le rompieron las gafas y se detuvo. El tiempo suficiente para que Olivier y Wellbrock avanzaran a la cabeza del cardumen burbujeante y remataran la obra que edificó Paltrinieri a un tirmo inaudito. Las cinco finales precedentes de 10 kilómetros habían concluido en 1 hora 52 minutos (2009), 1h 54m (2011), 1h 49m (2015) y 1h 51m (2017). El tirón de Paltrinieri generó un remolino imperceptible que arrastró a 20 nadadores a terminar la jornada por debajo de 1h 49 minutos, entre ellos el increíble español Alberto Martínez, que acabó octavo, con derecho a una plaza olímpica en 2020.

Natural de Cartagena, a sus 21 años se había propuesto clasificarse para los Juegos de Tokio en la gran prueba del fondo. Llevaba años entrenándose en el CAR de San Cougat en el grupo de Fred Vergnoux y al salir del agua, contento de haberlo logrado, declaró que la preparación mental le había transportado cada día a las verdes aguas del Mar de la China Oriental, a la remota Yeosu, a las boyas amarillas, al cardumen de fondistas, a los sopapos y a las dificultades. “Hay algo que nadie sabe y es que llevo soñando con este momento desde hace tres años”, confesó, mojado y dichoso. “Visualizando todo. Todas las boyas, todos los pases, toda la gente, todos los golpes. No sé cómo explicarlo: ya había vivido antes de tirarme al agua este momento. Solo tenía que pelearlo duro”.

No se sabe si Alberto Martínez visualizó el desastre de su posición en los primeros compases de la carrera. Al paso por la boya de los 2 kilómetros iba en el puesto 44, a 21 segundos y unos 150 metros de la cabeza del pelotón. Una eternidad. Al paso por la boya de los 5 kilómetros iba en el puesto 30, a 26 segundos. A falta de tres kilómetros comenzó a acelerar y se puso a 16 segundos de Paltrinieri. Su remontada resultó épica. Acabó en 1h 48m 2,2s. A seis segundos del ganador de la carrera más rápida de todos los tiempos y soñando con dar el zarpazo en los Juegos de Tokio.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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