Ivanchuk sufre para doblegar a Nihal Sarin, de 14 años
El ucranio se impone por la mínima al más consistente de los talentos indios en la primera semifinal
El cincuentón se impuso al quinceañero precisamente por su enorme experiencia, y nada más. El indio Nihal Sarin, que cumplirá 15 años el próximo día 13, no tuvo ningún problema para aguantar la presión posicional de Vasili Ivanchuk, de 50 años, excepto en la gestión del reloj. Ambos exhibieron un altísimo nivel técnico, pero el genio ucranio movía mucho más rápido, y así llegó el error de su rival en el tercer asalto. Las otras tres partidas de la primera semifinal del Ciudad de León terminaron en tablas.
Nihal Sarin, con un impecable traje azul marino, encajaba bien con el señorial escenario del Auditorio de León, bellamente decorado con motivos ajedrecísticos. En cuanto a Ivanchuk, el contraste no podía ser mayor: chándal azul con rayas blancas, pantalones vaqueros, sandalias y una gorra roja (apoyada en la mesa). Los organizadores de León siempre cuidan mucho las formas y la imagen, pero Ivanchuk, Chuky, es un personaje especial, a quien se le permite lo que para otros estaría prohibido. Por ejemplo, negarse a que el director de Deportes de la Junta de Castilla y León, Alfonso Lahuerta, hiciera el saque de honor sobre el tablero.
Y no era ésa la única discordancia en el teatro de boxeo mental: el ucranio, siempre tenso, pedaleaba constantemente con su pierna derecha, mientas el indio, hierático, parecía tener siempre todo bajo control, a pesar de que el reloj indicaba lo contrario. Nihal Sarin estuvo muchas veces con menos de un minuto, y en el segundo asalto llegó a realizar un movimiento cuando solo disponía de dos segundos.
Y eso es lo que marcó el duelo. Ivanchuk había manifestado la víspera que iba a preparar “algo especial” para la primera semifinal. Dicho así, todo el mundo entendió que se refería a desvelar algún arma secreta de su laboratorio de aperturas y defensas (formas de comenzar las partidas). Craso error: el veterano genio había comprendido que su mayor ventaja sobre el joven indio -tal vez la única- sería la gestión del reloj. Y ahí acertó de pleno.
Las dos primeras partidas no tuvieron mucha historia si uno las reproduce rápidamente. En realidad, sí, porque permitieron ver con claridad el altísimo nivel técnico de Nihal Sarin, así como una sangre fría impropia de los 15 años que cumplirá la próxima semana. Todo indicaba que si lograba mantenerse vivo al filo del abismo cronológico en los dos asaltos siguientes, se podría llegar incluso a la muerte súbita, dada su enorme dureza.
Pero en la tercera ocurrió, por fin, lo que resulta lógico esperar de un ajedrecista todavía sin curtir, por inmenso que sea su talento: muy apurado de tiempo, con menos de un minuto en el reloj, Nihal Sarin pecó de optimismo, no vio una maniobra invasora de su rival y, en lugar de permanecer quieto, sin cambiar nada sensible en la posición, avanzó alegremente un peón, y quedó perdido.
La cuarta partida fue del estilo de las dos primeras. Después de tres empates y una derrota, Nihal Sarin hizo gala ante los periodistas del mismo aplomo que había exhibido en el escenario: “Solo me he sentido inferior en que él ha jugado muy rápido, además de muy bien. Tras mi error en la tercera partida, la posición resultante era muy difícil de jugar con tan poco tiempo porque él tenía un caballo, la pieza más difícil de controlar en ese tipo de posiciones”.
Ivanchuk no dijo nada sustancial. Habló de variantes y más variantes, y cuando se acabaron las preguntas bajó del estrado de un salto y se fue a la calle, sumido como siempre en su mundo particular. El domingo se enfrentará al vencedor de la semifinal del sábado, que enfrentará al iraní Parham Maghsoodloo con el ídolo local, Jaime Santos; aunque el asiático es el favorito, el consistente progreso del leonés durante el último año augura otra gran pelea.
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