Quartararo se abona a la ‘pole’
El piloto francés saldrá el primero en Assen tras una calificación a brazo partido con Rins, Viñales y Márquez
El apellido Quartararo no es de pronunciación fácil para los anglosajones. Dio muestras de ello el legendario Mick Doohan, quien, de visita en Assen, pidió disculpas por sus trompicones lingüísticos al tratar de elogiar al joven piloto francés. Habrá que hacer prácticas porque Quartararo ha venido para quedarse. El chico franquicia del Yamaha Petronas repitió en tierras neerlandesas la hazaña de hace dos semanas en Montmeló: un tiempazo en la sesión calificatoria del sábado para poder arrancar este domingo (14.10, Dazn) el Gran Premio de Holanda con la vista despejada, sin nadie delante. El Diablo culminó en la Q2 la exhibición de poderío mostrada durante todas las sesiones de entrenamientos previos, donde siempre tuvo el mejor registro, a excepción de las 18 centésimas que concedió a otra Yamaha, la de Maverick Viñales, en la segunda tanda de libres del viernes. “Si Yamaha puede volver a ganar, es en este circuito”, vaticina Marc Márquez, que arrancará desde la cuarta posición en la parrilla, por primera vez este curso fuera de la primera línea. “Parece que Fabio tiene un poco más de margen que los demás”, apuntó Alex Rins, tercero (segundo fue Viñales).
La calificación ofreció un vibrante duelo entre una cuadrilla de capos de la categoría. Márquez, Quartararo y Rins salieron en tromba a la pista para buscar un crono que les diera la pole . Un toma y daca para adelgazar el cronómetro. Y, donde corren tres, esprinta un cuarto. A falta de dos minutos para la bandera a cuadros, también Maverick Viñales presentó su candidatura a la posición preferente y se sacó de la manga un 1m32,1s, la vuelta más rápida vista jamás en Assen. Hasta entonces. No estaba todo dicho porque un Diablo anda suelto por el Mundial. Fabio Quartararo clavó un 1m32s y se anotaba su tercera pole del año, segunda consecutiva. El joven piloto francés, de 20 años, confirma a cada gran premio que la suya no es flor de un día, sino que la riega con esmero para que crezca y luzca. “Estoy muy orgulloso del trabajo que ha hecho el equipo”, dijo, agradecido, tras bajarse de la moto. Vive en una nube pero trata de tener los pies en el suelo. “Estoy aquí para aprender”, repite.
Los garajes del equipo oficial Yamaha-Monster y de la escudería satélite Petronas son vecinos en los boxes de Assen. Sus puertas traseras comunican con los motorhome donde descansan los pilotos. Este sábado, tras la primera tanda de entrenamientos matinales, Fabio Quartararo subió a sus aposentos contento y risueño porque empezaba el día como había terminado la víspera: clavando el mejor crono. El francés, en su primera temporada en MotoGP, iba con el torso al desnudo. Las mangas del mono de cuero colgaban de su cintura, un apresurado remiendo para soportar el sofoco del trabajo matutino. Quizá no tanto por el esfuerzo que le representa al galo pilotar a toda mecha de buena mañana como por la calorina que caldea la icónica pista neerlandesa. Bajo un sol crepitante, la sensación térmica en la templada Holanda era más ardiente que los 28 grados que marcaba el termómetro. Lo certifican los pilotos, que avisan que el calor pone a prueba los neumáticos y que marcará la carrera. “En Assen las carreras son en grupo y habrá que estar atento con los neumáticos en las últimas 10 vueltas”, pronostica Viñales.
Bajo el sol, algo más de medio centenar de espectadores rodeaban las casas móviles de los dos equipos Yamaha, y Quartararo se llevó un aplauso. En este caso, el adjetivo numeral es literal. Un fan le aplaudió mientras le gritaba un Fabio que mereció un saludo de vuelta. Mientras, la expectación se concentraba alrededor del motorhome vecino, el de Valentino Rossi. El italiano ha ganado más que nadie en Assen: diez victorias, ocho de ellas en la categoría reina, pero ahora le toca ver el podio por la tele. Rossi ni se clasificó para la Q2, la calificación donde los doce más rápidos se disputan la pole position. Lustroso pasado y árido presente. Marc Márquez, líder del mundial con 37 puntos de ventaja sobre Dovizioso, opina que "Rossi hace más de lo que haría cualquier otro piloto con 40 años, pero las nuevas generaciones aprietan". Sin embargo, más allá de sus resultados conserva un potente poder de atracción. Camisetas amarillas, gorras y mochilas con el 46 abarrotan los circuitos. Su equipo incluso monta tours, con guía y banderola incluídos, para que los fans puedan sacarse fotos con el nueve veces campeón del mundo. "Meet and greet", les llaman y, normalmente, son invitados del patrocinador principal de la escuadra, la marca de bebidas energéticas Monster, o actos solidarios que organiza Dorna. Cuando Monster decidió producir un documental para radiografiar la figura de Rossi, Lin Jarvis, director de Yamaha Motor Racing, afirmó que el 46 "tiene el carisma de Peter Pan". Pero, a diferencia del cuento, en los circuitos sí pasan los años.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.