_
_
_
_

A 356,7 kilómetros por hora. ¿Dónde está el límite?

El récord de velocidad logrado por Dovizioso en Mugello aviva el debate sobre la potencia de las actuales máquinas

Marc Rovira
Marc Márquez, en el GP de Holanda en Assen en 2018.
Marc Márquez, en el GP de Holanda en Assen en 2018.Yves Herman (REUTERS)

Del circuito de Assen a la ciudad de Groningen hay apenas 30 kilómetros. Media hora al volante pero una eternidad si se viaja en una ambulancia, con una mano destrozada por culpa de una caída pilotando una moto de carreras a más de 200 kilómetros por hora. En Assen, La Catedral del motociclismo, Alex Crivillé estuvo a punto de poner fin a su carrera tras desgarrarse la palma de la mano izquierda en un brutal accidente cuando buscaba su vuelta rápida en los entrenamientos de 1997. Crivillé no se retiró y dos años más tarde ganó el campeonato del mundo de 500cc, el primer español en lograrlo, pero esa mano necesitó del esmero de los especialistas en cirugía plástica del Hospital de Groningen. Le tuvieron que realizar tres injertos de piel, seccionada de una pierna.

Más información
GP de Holanda 2019 en Assen: horarios y dónde ver la carrera de MotoGP
Así está la clasificación del Mundial de motociclismo

Crivillé analiza hoy cómo ha cambiado el Mundial en las dos últimas décadas. "Todo es distinto: el motor, los neumáticos, la electrónica y la conducción. Todo". El nuevo récord de velocidad punta alcanzado por la Ducati de Andrea Dovizioso en Mugello ha abierto el debate sobre dónde está el límite al manillar de una moto. El italiano sobrevoló la recta a 356,7 kilómetros por hora. "La recta de Mugello lo propicia, porque es larga y sales de una curva rápida", opina Crivillé, escéptico cuando se le pregunta si ve posible que el récord suba otro escalón este año. Los registros de las poderosas Ducati han agitado el paddock, y en varios talleres los pilotos han pedido mejores prestaciones. Los más vehementes, Rossi y Viñales, que cabalgan las Yamaha oficiales.

Las demandas de más motor tienen poco de nuevo en el Mundial. Las viejas 500 alcanzaban puntas superiores a los 300 kilómetros por hora. Estrujar el puño del gas suponía azuzar a 200 caballos desbocados en una montura de apenas 130 kilos de peso. Las actuales máquinas de MotoGP otorgan hasta 240 caballos. El salto mecánico que propició, en 2002, el abandono de los briosos motores dos tiempos por los roncos cuatro tiempos tiene efectos evidentes. La parrilla se rellena ahora con motos más estables y uniformes, más fáciles de domesticar que aquellas salvajes 500. "Ellos el control de tracción lo hacían con la mano", aprecia Marc Márquez. Pero Crivillé valora que hay mucha más miga que el tema de los propulsores. "Fíjate en cómo se pilota ahora, rozan con el codo en el suelo", detalla. Los pilotos descuelgan medio cuerpo fuera del carenado y logran un paso por curva más rápido. Una presteza a la que también contribuye contar con un mejor agarre. "Los neumáticos han evolucionado mucho, permiten entrar en curva más rápido y acelerar antes", analiza el excampeón del mundo. Ramon Forcada hace 30 años que está en el Mundial. Ha sido ingeniero de pista de Maverick Viñales, Jorge Lorenzo o Casey Stoner y actualmente se encarga de preparar la Yamaha Petronas de Franco Morbidelli. Forcada apunta que "la evolución técnica es imparable", a la vez que advierte que en competición "no tiene sentido poner un limitador de velocidad". Señala que la velocidad emana de la potencia pero que la energía la proporciona la gasolina. "Si limitan el carburante a 20 litros por carrera, verás cómo baja la velocidad de las motos", señala. Actualmente, el tope está en los 22 litros por carrera y las motos suelen cruzar la línea secas después de rodar a fondo durante un centenar de kilómetros.

Crivillé tendido en una camilla en los momentos previos a la intervención quirúrgica a que fue sometido tras sufrir una caída en los entrenamientos para el Gran Premio de Holanda en 1997.
Crivillé tendido en una camilla en los momentos previos a la intervención quirúrgica a que fue sometido tras sufrir una caída en los entrenamientos para el Gran Premio de Holanda en 1997.reuters

En Assen, donde este domingo se disputa la octava cita del mundial, la velocidad punta pasa a un segundo plano. La recta no alcanza el medio kilómetro, la más corta del Mundial. "Esta pista propicia la igualdad", apunta Alex Rins. Marc Márquez pronostica que en tierras holandesas los rivales más peligrosos correrán al volante de las Suzuki y Yamaha, mucho más manejables que las poderosas Ducati. En la primera jornada de entrenamientos, las Yamaha de Viñales y Quartararo marcaron el ritmo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_