Un club con ahorros que no puede fichar
La nueva directiva del Athletic tendría que avalar para mover el dinero en caja
La economía del Athletic se mueve en el alambre, y no es por falta de dinero en caja, ni mucho menos. La anterior directiva provisionó 76 millones de euros producto del dinero ingresado por la cláusula de rescisión de Laporte —traspasado al Manchester City en enero de 2018— y los once millones de beneficio de la anterior temporada, por si llegan las vacas flacas. Es decir, en una de las cuentas de ahorro del club duerme una importantísima cantidad de dinero, pero hasta hace poco no se podía tocar.
Hasta que LaLiga ha dado vía libre, la causa obedecía a la Ley del Deporte de 1990 y las consecuencias, ahora indeseadas, de exigir un aval a las directivas entrantes, del 15% del presupuesto. Cuando se redactó la ley, el dinero de las televisiones y otros ingresos atípicos no habían entrado en el mundo del fútbol, las directivas avalaban cantidades mucho menores, pero el 15% de los 129 millones de presupuesto del Athletic para la presente temporada es mucho dinero (19,3 millones). Y lo deben pagar los miembros de la junta de forma solidaria si las cuentas son negativas. Ser directivo de un club que no es Sociedad Anónima se ha convertido en algo sólo apto para las elites económicas.
De hecho, uno de los aspirantes a la presidencia, José Antonio Jainaga, presidente de la metalúrgica Sidenor, decidió renunciar a la candidatura cuando al consultar el asunto con LaLiga le indicaron que debería avalar, y pagar en caso de saldo negativo.
Cambios de técnicos en Lezama
Ante la falta de futbolistas aptos para fichar, el Athletic dedica el verano a cambiar de entrenadores en su vivero de Lezama. El nuevo secretario técnico del club, el exjugador del Athletic y el Real Madrid, Rafa Alkorta, y el responsable de Lezama, Andoni Ayarza, también exjugador rojiblanco, han modificado la mitad de los puestos de la factoría de Lezama.
Los nombres más llamativos de entre quienes entran a trabajar en la cantera, son los de Patxi Salinas, que dirigirá al Basconia —club satélite—, y Joseba Etxeberria, que regresa tras su aventura en Segunda División con el Tenerife, y tomará las riendas del primer filial, el Bilbao Athletic.
Ni la boyante situación económica del Athletic, sin deudas con Hacienda, ni los 80 millones de euros ingresados por la marcha de Kepa Arrizabalaga al Chelsea en el verano de 2018 le eximían de esa obligación, pese a que se preveía un superávit de 60 millones a final de temporada. Sólo la directiva de Josu Urrutia, o la candidatura de quienes también fueron directivos a su lado, podía contabilizar como ingreso ese dinero. De hecho, fue uno de sus mensajes en la campaña. Ellos podían usar el dinero que tenía el club en caja; los que entraran nuevos, no. Tenían, incluso, un margen de maniobra de 300 millones, que correspondía al superávit acumulado en sus siete años de mandato. No había ningún problema para, en caso necesario, pagar el traspaso de un futbolista.
El actual presidente, Aitor Elizegi, se ha movido durante unos meses en la incertidumbre, ante esa espada de Damocles sobre su cabeza. La capacidad de maniobra que tenía era mínima hasta que Javier Tebas le ha echado un capote. LaLiga cambió su criterio y permitió que la junta de Elizegi contabilizara en su balance parte del dinero ingresado por Kepa Arrizabalaga. De los 60 millones que se prevén de beneficio al término de la temporada pasada –que hubiera terminado con 20 de déficit sin la marcha del portero–, la junta actual puede contabilizar la mitad en su haber. Con ese margen, el aval de 19,3 millones no debe ser ejecutado.
Solo gastos
Aunque fichar jugadores para el Athletic es una tarea ardua por su particular filosofía, al menos puede intentarlo, y también amortizar los de Ibai Gómez y Kodro, realizados en el mercado de invierno pasado. Con el criterio anterior de LaLiga, y desde el 27 de diciembre de 2018, día de su acceso a la presidencia, sólo podía contabilizar gastos y, como en casos anteriores, aunque con una situación económica mucho más precaria, se habría visto abocado a vender futbolistas, aunque curiosamente los números dijeran lo contrario.
Pero las cosas han cambiado. A las buenas noticias que llegaron hace algunas semanas desde LaLiga, se une el hecho de que, en caso de apuro, Aitor Elizegi podrá abrir –en el próximo ejercicio 2019-20– la hucha en la que se guardan los 76 millones, a los que se unirán los 60 del superávit previsto esta temporada, para hacer frente a cualquier necesidad. El presidente ya anunció que, de no entrar en Europa, el club tendría déficit con la masa salarial actual.
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