El asesino de la golfista española Celia Barquín se declara culpable y cumplirá cadena perpetua
Collin Richards, de 22 años, contaba con un amplio historial delictivo que incluía violencia doméstica, acoso y robo
Collin Richards, de 22 años, se ha declarado culpable de asesinar, el pasado 18 de septiembre, a la golfista española Celia Barquín mientras jugaba sola en una campo Ames, en el Estado norteamericano de Iowa, donde estudiaba la joven campeona. Así lo ha anunciado la fiscal Jessica Reynolds del condado de Story (Iowa), que ha explicado que Richards cumplirá cadena perpetua, sin posibilidad de libertad condicional, la pena prevista en el Estado para un homicidio en primer grado como el cometió aquella mañana.
En primera instancia, Richards se había declarado inocente, pero finalmente se confesó culpable. La sentencia se conocerá el próximo 23 de agosto. En el nutrido historial delictivo de Richards, que vivía en la indigencia y pernoctaba antes de ser arrestado en un improvisado campamento en un bosque junto al campo de golf, ya se incluía la violencia doméstica, el acoso y el robo.
"Mi corazón está con la familia de Celia hoy con la esperanza de que este resultado les brinde cierto nivel de confort", ha dicho la fiscal Reynolds en un comunicado. “Fue un acto de violencia aleatorio que aterrorizó a nuestra comunidad”.
El cuerpo de Barquín fue encontrado en los campos de golf de Coldwater Links, en Ames, una ciudad de algo más de 66.000 habitantes, la mitad de los cuales son estudiantes de la universidad estatal que tiene allí su principal campus. Ahí estudiaba ingeniería y jugaba al golf la joven cántabra, que era considerada una de las mayores promesas de dicho deporte. Natural de Puente San MIguel (Cantabria), era la vigente campeona de Europa tras ganar el Campeonato Individual femenino 2018.
La deportista española falleció después de recibir diversas puñaladas en el cuello, el torso y la cabeza. El detenido tenía marcas de forcejeo en el rostro. Asesino y víctima no se conocían.
La alarma saltó poco después de las 10.00 de ese 18 de septiembre, cuando unos jugadores hallaron una bolsa de palos tirada en el campo Coldwater Golf Links y alertaron a la policía. Los agentes encontraron el cuerpo sin vida de Celia Barquín en el agua, a “cierta distancia” de la bolsa.
La policía detuvo a Richards poco después en el campamento del bosque, siguiendo la pista que les había proporcionado un hombre que paseaba junto al campo de golf y que resultó que había coincidido con él en el lugar. “¿Qué le ha hecho?”, preguntó el hombre cuando los detectives lo abordaron. En el interrogatorio posterior, el hombre contó que Richards le había comentado durante un paseo por la pista que rodea al campo de golf que sentía “una necesidad de matar a una mujer”.
Durante su estancia en Estados Unidos, adonde marchó becada a estudiar ingeniería civil, fue elegida atleta femenina del año de la Universidad de Iowa. Participó en los juegos olímpicos juveniles de China y ganó el Big 12, campeonato de primer orden del golf universitario de Estados Unidos. Descrita por la federación como una “sobresaliente jugadora de equipo”, formó parte del combinado español que quedó tercero y segundo en los campeonatos aficionados europeos de 2015 y 2016.
Siendo cántabra, jugaba por la federación asturiana. Destacaba siempre por su determinación en unas categorías inferiores muy competitivas. La Escuela Nacional Blume alimentó ese espíritu. “Como persona, parecía más pequeña de carácter de lo que era, pero solo era una imagen. Cuando hablabas con ella, te dabas cuenta de que era muy madura”, rememoraba esos días Nacho Gervás, director técnico de la Federación Española de Golf, recordando los dos años, de 2012 a 2014, que la jugadora cántabra pasó en la Blume. “La primera vez que la vi, en un interautonómico en Logroño, me sorprendió. Iba por el campo como una profesional. Era muy lista jugando. Y trabajaba más que nadie. En la Blume era la única que se entrenaba los domingos. Los otros descansaban y ella salía con sus palos a cuestas”, añadía.
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