El hambre de la generación del 98
"No esperábamos estar tan pronto aquí”, dicen Patri Guijarro, Aitana Bonmatí, Lucía García y Nahikari
“No esperábamos estar tan pronto aquí. Es lo que más hemos comentado estos días”, dice Patri Guijarro, bota de oro y mejor jugadora del Mundial sub-20 del año pasado. Lo ha comentado con las de su quinta: Lucía García y Aitana Bonmatí. Las tres, subcampeonas del mundo sub-20, forman parte de la que en este Mundial se ha apodado ya como la generación del 98. Nahikari García nació un año antes, pero disputó con las tres el Mundial sub-20 de 2016. Las cuatro jóvenes, que suman 84 años, han puesto patas arriba el grupo. Cuando Vilda ha necesitado cambiar el partido, dar profundidad y electricidad el juego, no ha dudado en tirar de ellas. A Patri Guijarro la estuvo esperando meses y la incluyó en la lista pese a un problema en el pie que la tuvo sin jugar desde enero. Disputó el último tramo contra Alemania y Nahikari fue titular. Bonmati suma 59 minutos y Lucía 77.
Les sobra desparpajo. Juegan sin preocupación. Tienen hambre, están acostumbradas a jugar finales y ganar títulos con las inferiores y no se conforman. “Yo las he visto con ese desparpajo desde pequeñas. Siempre juegan igual, las recuerdo jugar así desde la sub-12 en las territoriales. Ven que jugando así han tenido éxito y entonces cómo van a cambiar”, cuenta Pedro López, seleccionador de la sub-20 y el que mejor conoce a las cuatro por haberlas entrenado y por haberlas visto crecer. Desde el otro lado del teléfono asegura no estar nada sorprendido por el rendimiento que están teniendo en Francia y por lo que están aportando al grupo.
¿Qué tiene esta generación? “Hemos jugado desde pequeñitas en Primera… yo desde los 15, Aitana, Lucía y Nahikari desde los 16. Eso de jugar siempre con gente mayor y de jugar muy pronto en Primera nos da un plus por la capacidad de adaptarnos y de absorción”, contesta Guijarro. “Si solamente fuera un desarrollo temprano, se hubiera frenado con 20-21 años y le hubieran pasado por delante jugadoras con más talento... Yo creo que se juntó en una misma generación un grupo de futbolistas con talento y ambición. El haber coincidido las unas con las otras les ha permitido tener éxito y el éxito las ha hecho crecer más”, matiza López.
Guijarro y Bonmatí han disputado seis finales entre sub-17, sub-19 y sub-20, Nahikari, cinco y Lucía García, cuatro. Números con los que el grupo de las veteranas ni soñaba. Guijarro y Bonmatí pueden ser perfectamente las que lideren la España del futuro. “Aitana es muy competitiva; es la jugadora con más exigencia que conozco y eso la hace inconformista siempre. No le va a valer cualquier cosa, si ganas 4-0 pero no le ha salido un gran partido no va a estar feliz. Si el equipo está en un nivel de activación que no es el óptimo, ella va a estar enfadada”, la define López. “Nahikari es muy ambiciosa, es una líder y una luchadora. Siempre va a tratar de llegar, sea por el camino que sea y tarde lo que tarde; llegará a lo más alto porque es así”, prosigue.
Electricidad y sencillez
¿Y Lucía García? “Lucía es especial, es energía pura tanto dentro como fuera del campo… es su forma de ser y de vivir. Es supersana: la típica con la que puedes discutir hoy pero mañana se le ha olvidado y te va a dar un abrazo. Esa electricidad que tiene le hace ver todo a toda velocidad y cuando sale al campo pasa lo que se está viendo en este Mundial”, responde el técnico. “Patri es la clásica box to box; disciplinada y con buena llegada. Los pasos que ha dado y los éxitos que ha tenido los ha conseguido con su sencillez. En el Mundial sub-20 ella ya era una habitual de la absoluta y, sin embargo, fue un ejemplo por su actitud y ambición”, apunta Pedro López.
Las jovencitas dicen que el único consejo que les han dado las veteranas es disfrutar, porque ha costado mucho llegar hasta aquí. Vilda le encomendó a Alexia Putellas la misión de conectar a la generación que lleva más años con la que acaba de llegar. “Tenemos muchas experiencias en mundiales y europeos sub-17, sub-19 y sub-20 y eso hace que tengas ya un poso, algo importante para el grupo. Las de abajo venimos con mucha ilusión y con unas experiencias diferentes y las más veteranas nos aportan el saber decir: ‘oye, venimos de aquí, vamos a ir en esta dirección’. Esta combinación es positiva, sabemos compensarnos bien”, resume Nahikari.
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