“Si el físico se iguala, se impone el fútbol”
Jorge Vilda, seleccionador absoluto de España y responsable de las categorías inferiores, y Patri Guijarro, estrella sub-20, ensalzan el momento excepcional del fútbol femenino
La cena se celebró a horas intempestivas. Pero ya sabían lo que tocaba. La comida estaría lista para las doce de la noche, que a Plöermel, donde se alojaba la delegación española sub-20 femenina de fútbol, hay unos 40 minutos buenos en autocar desde el Estadio de la Rabine. Con lo que no contaban era con los ánimos. Ya no quedaba ni rastro de los nervios, la ilusión y la incertidumbre que les habían acompañado las últimas jornadas. Solo una mezcla de impotencia y orgullo. Y ganó este último, que una no es subcampeona del mundo cada verano. Y resonaron los aplausos en el comedor. No era para menos.
Perdieron, pero nada estaba perdido. “Todo esto es aprendizaje. Y todo ese bagaje competitivo que llevan a las espaldas las va a hacer ser grandes futbolistas”, señala Jorge Vilda, selección de España y responsable de las categorías inferiores desde 2015. La expectación ha sido máxima la última semana y el rendimiento de un equipo que temió no pasar de la fase de grupos —allí convivieron con grandes potencias como Estados Unidos o Japón, finalmente, campeona— ha sido superlativo. De modo que aunque lo primero que afloraran fueran las lágrimas, este grupo de 21 jugadoras asume que esa final en Francia (1-3) puede convertirse en un punto de inflexión para el fútbol femenino en España.
“Las jóvenes están jodidas, pero esto les va a dar fuerza. Es cuestión de tiempo que ganen un Mundial”, decía Patri Guijarro, de 20 años, mejor jugadora del torneo. “Las placas se valoran mucho más con el tiempo”, apunta Vilda, que antes de dirigir a la absoluta ya había visto a las chicas de las categorías inferiores colgarse medallas. Empezaron las sub-17 con una plata en el Europeo del 2009. Y siguieron con dos títulos en 2010 y en 2011, con Vilda en el banquillo.
“Los éxitos del fútbol femenino arrancan entonces. Empezamos a clasificarnos para todas las fases finales de los torneos. Las federaciones autonómicas y los seleccionadores habían realizado una gran labor de captación de jugadoras. Queríamos saber de todas las futbolistas que jugaban en España para luego establecer unos criterios de selección adecuados”, explica. Cuando comenzaron las fichas rondaban las 25.000; ahora son unas 42.000.
El trabajo iniciado hace una década ha empezado a dar sus frutos. Y ha culminado este verano con dos campeonatos de Europa (en sub-17 y sub-19) y un subcampeonato del mundo con la sub-20. “Esto no es flor de un día. Detrás hay una metodología y una filosofía de juego que se implantó en 2008: compartimos el mismo ADN y trabajamos para que todas las jugadoras puedan jugar de la misma manera. El mensaje futbolístico es el mismo desde hace 10 años”, explica el seleccionador.
Decidido el estilo, aunque con matices —“creemos en la posesión, pero no somos talibanes; sabemos aprovechar las características de nuestras jugadoras”, dice el técnico—, por mucho que en la final del viernes al equipo le costara hacer daño a Japón con el balón —“estamos trabajando en ello, sabemos que corremos el peligro de acabar siendo un equipo muy horizontal que no puede acabar las jugadas”—, el mayor reto estos años ha sido formar a deportistas capaces de competir físicamente con las mejores del mundo. “Las rivales siempre son más altas y más fuertes”, decía Vilda después de que España cayera en la fase de grupos del último Mundial, en 2015. “Cada vez nos equiparamos más a los otros países en el físico. Y al ser menor la desigualdad física, el fútbol se impone”, añade.
El seleccionador cree que lo único que le falta a España para ser toda una potencia es tiempo. “Por medios, por ganas e ilusión no va a quedar. Solo necesitamos tiempo para que crezca nuestra liga y sea más competitiva, porque existe todavía cierta distancia con las mejores ligas del mundo. Pero se está trabajando bien desde los clubes y también desde la federación. Con la nueva estructura [Luis Rubiales ocupa la presidencia de la RFEF desde mayo] el fútbol femenino va a recibir la atención que merece”.
“Cada año nos están exigiendo más, solo hace falta ver lo que estamos consiguiendo. La final no la hemos ganado por los pelos. No paramos de crecer, la Liga Iberdrola cada año es más competitiva, la gente se está enganchando más. Es una pasada lo que ha subido el fútbol femenino estos años”. Lo decía Patri Guijarro al terminar el partido en Vannes (Francia). Asegura que España está haciendo un gran trabajo. Y falta que sea la absoluta la que culmine con un título el verano próximo. “Lo único que podemos prometer es que el equipo lo va a dar todo para hacer un gran papel”, cierra Vilda.
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