Nadal viaja por autopista

Fino y largo como una caña de bambú, el bueno de Yannick Maden accedió a la pista como quien va a un sitio en el que sabe que no lo va pasar demasiado bien. Sabía la que le venía encima al alemán, segundo sparring seguido para un Rafael Nadal que de momento viaja en el torneo cómodamente, por la autopista, con la ventanilla bajada y sacando el brazo, tarareando una canción mientras avanza hacia su destino y firma otra victoria con brillo. Con una superioridad tan aplastante que apenas llevamos cuatro días y ya mete miedo, mucho miedo. Esta vez, otro registro categórico: 6-1, 6-2 y 6-4, en 2h 09m.

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Gozó Nadal de una mañana en la que poco a poco fue asomándose el sol y cogiendo París temperatura. Se pobló la grada de la Lenglen, no del todo pero casi llena, y disfrutaron los asistentes de un productivo ensayo para el balear, cada vez más hercúleo en esta primavera, probando tiros y calibrando bien el drive. Gustándose. Se lo pasó pipa y de la mano fue el público, al que se le escapaban larguísimos oooooooooohhhhsss! cuando regalaba una de esas derechas enroscadas que limpian las líneas y sonrojan al rival, otra vez un caramelo, el 114 del mundo y tierno, tierno, tierno.

Fibroso Maden, pero tan delgado y con tan poquito músculo en los brazos que su devolución llegaba blandita y suponía una bola franca tras otra. Tal era la descompensación que al aficionado le entró ese sentimiento de compasión tan humano, el de situarse junto al débil: en inglés, c’mon Yannick!, e incluso en español, ¡Vamos Yannick! Hasta la ATP, que a primera hora publica un informe previo de la jornada, se planteaba si Maden sería capaz de superar a su predecesor del lunes, otro Yannick, Hanfmann (180 del mundo), y lograría hacer más juegos (6) que el primer adversario, procedente ambos de la fase clasificatoria.

No perdona Nadal a los qualifiers. Ocho se ha encontrado hasta hoy en el grande francés, y a todos ellos los ha despachado en tres sets. Sin embargo, levantó el pie del acelerador en la última recta y permitió a Maden maquillar el marcador, con dos roturas de servicio y siete juegos en total; por tanto, uno más que su compatriota. Honrilla para Maden, y en la tercera estación del torneo un choque contra el belga David Goffin (6-2, 6-4 y 6-3 a Miomir Lecmanovic). Carbura y se divierte Nadal, que igualó su cuarto mejor arranque en el Bois de Bolougne, con 13 juegos cedidos en los dos primeros actos.

“He cometido unos cuantos errores, pero cuando vas ganando 6-1 y 6-2 es algo que puede ocurrir, y que de ahora en adelante, por lo que viene no puede ocurrir”, expuso Nadal, en referencia al tramo final del cruce. “Lo positivo es que cuando me ha hecho el break, le he hecho yo otro enseguida y he sido contundente. Esto es parte de jugar partidos a cinco sets, porque a veces cuesta mantener un poquito más la concentración y la intensidad”, concluyó pensando ya en Goffin, con el que tiene un registro de 3-1 a su favor.