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Una rareza desaparecida

Santoro dejó para la historia varios libros. Uno de ellos, ‘Literatura de la pelota’ (Lea), publicado en 1971

Pedro Zuazua
Portada del libro ‘Literatura de la pelota’.
Portada del libro ‘Literatura de la pelota’.

Roberto Jorge Santoro nació en Buenos Aires el 17 de abril de 1939. Padre italiano, madre argentina. Era un tipo de ojos y oídos atentos. Poeta, periodista y escritor. Leía y escribía con pasión. También fue vendedor en un puesto de mercado, celador en un colegio o pintor de brocha gorda. A bordo de un buque escuela conoció Sudáfrica, Australia o la Polinesia. Puso en marcha una revista literaria y otra satírica. Organizó una suerte de misiones culturales que acercaban a los artistas a los barrios de la capital argentina.

Editó sus propios libros y los de algunos amigos. Militó en el Partido Revolucionario de los Trabajadores. Tenía prisa por denunciar cómo estaban las cosas. Porque quería cambiar el mundo. “Para escribir hay que vivir y reproducir lo que se vive despertando la conciencia de los dormidos. Jugarse la palabra es jugarse la vida”, decía.

Quienes recuerdan la noche del uno de junio de 1977 dicen que era cerrada, húmeda y fría. Santoro trabajaba por aquel entonces de preceptor en una escuela. En torno a las ocho de la tarde, tres hombres entraron en el edificio. Preguntaron por él. Les extendió la mano y se presentó con nombre y apellido. Ellos presentaron pistolas y se lo llevaron a golpes. “¡Me llevan a mí! ¡Me llevan!”, gritó. Lo metieron en un coche. Desapareció.

Santoro dejó para la historia varios libros. Uno de ellos, Literatura de la pelota (Lea), publicado en 1971, es la primera antología de textos sobre fútbol y se ha convertido en un ejemplar de culto. Santoro veía en el balompié uno de los “elementos latentes de los habitantes de la ciudad” en el que “convergen fuerzas de singulares características emocionales”. “El fútbol es algo que pertenece a cada uno de nosotros porque se impone a todos por pura presencia”.

Durante años recorrió editoriales, librerías, la federación argentina de fútbol, la Biblioteca Nacional... Siempre con la guía telefónica a cuestas. El resultado de aquel trabajo es un compendio de textos –poesía, ensayo, crónicas e incluso teatro– que llevan la impronta de una de las contantes de la vida del autor: la pasión. En el fútbol, como en la vida, Santoro siempre fue con todo.

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Sobre la firma

Pedro Zuazua
Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo, máster en Periodismo por la UAM-EL PAÍS y en Recursos Humanos por el IE. En EL PAÍS, pasó por Deportes, Madrid y EL PAÍS SEMANAL. En la actualidad, es director de comunicación del periódico. Fue consejero del Real Oviedo. Es autor del libro En mi casa no entra un gato.

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