El ‘maratón’ de Sandra Sánchez y Damián Quintero
“A Tokio llegará el que sobreviva…”, dicen los karatecas españoles, que defienden título en el Europeo de Guadalajara y lidian con un calendario tan exigente que nos les permite aflojar
“Teníamos la tarde libre… y ya ves”, bromea Damián Quintero en la sala de kárate del CAR (Centro de Alto Rendimiento). Son casi las siete de la tarde del jueves y queda una semana justo para que comience el Europeo de Guadalajara (28-31 de marzo). Quintero, plata en el Mundial de Madrid del pasado mes de noviembre, y Sandra Sánchez, oro, defienden título continental. Nadie les ha ganado en los últimos cuatro años.
Este campeonato será también una oportunidad para todas las selecciones europeas de hacer piña y reivindicar el kárate, olímpico por primera vez en Tokio 2020. Sin siquiera haber debutado en unos Juegos, se ha quedado fuera de la lista de deportes invitados a París 2024. El COI (Comité Olímpico Internacional) se pronunciará a finales de 2020; normalmente suele ratificar las propuestas del comité organizador de los Juegos que, en este caso, comunicó sus elegidos a finales de febrero (break-dance, escalada, surf y skate).
“Lo que más me duele es que no nos hayan dado una explicación”, cuenta Jesús del Moral, seleccionador y artífice del éxito del kárate español. Desde que se hizo cargo del equipo de katas -Mundial de Linz 2016- España ha conquistado 16 medallas (en individual y por equipos). Sandra Sánchez, que encabeza el ranking mundial y Damián Quintero, segundo, aseguran que la decisión del comité organizador de París 2024 ha sido un palo, pero que no les ha desconcentrado, ni desviado la atención de su camino. “Nos duele… sí, pero estamos en mitad de una clasificación olímpica y no podemos perder el norte. Lo que tenemos entre ceja y ceja es Tokio”, asegura la campeona mundial. Para ello, compiten a destajo. Sólo diez tendrán billete olímpico y no hay calendario más apretado que el del kárate.
“Al ser los primeros Juegos en los que está el kárate, han exprimido mucho el calendario. Tenemos muchísimos campeonatos que puntúan y tenemos que ir a todos. Mantener la posición en el ranking te obliga a estar durante todo el año compitiendo en algún lugar del mundo cada dos, tres semanas. Mentalmente necesitamos desconectar, pero tampoco te puedes desconectar mucho físicamente porque la rueda sigue”, analiza Sandra después de la hora y media de entrenamiento de la tarde. Trabajan una media de seis diarias y solo descansan los domingos.
“Estos son los Juegos... La gente ve un mes de competición, pero no es un mes de competición, ni una semana de entrenamiento. Son cuatro años y esto es lo que hay. Si quieres llegar ahí tienes que sacrificar todo lo demás”, añade Quintero. Mundial y Europeo son los campeonatos que más puntúan para el ranking olímpico; después está la Premier League y la Serie A. Una vuelta al mundo constante. Desde el campeonato del mundo de noviembre, Sandra y Damián han viajado a China, Dubai, París, Austria; después del europeo les espera Rabat, Estambul, Shanghái, Minsk….
"El cuerpo lo tenemos machacado"
“Desde el Mundial hemos parado una semana en Navidades”, detalla Quintero, de 34 años. Después del Europeo tendrán unos días de descanso. “Yo siempre digo que a los Juegos va a llegar el que sobreviva…”, afirma Sandra. “El cuerpo lo tenemos machacado”, le hace eco Quintero. ¿De dónde sacan energías? “Aunque sea agotador que haya campeonatos tan a menudo, te motiva ver que vas bien en el ranking y quieres seguir cogiendo puntos”, contesta la talaverana de 37 años que lleva 39 competiciones seguidas sin bajarse del podio.
Para Tokio se clasifican directamente los cuatro primeros del ranking; tres acceden a través del preolímpico (que se disputará en mayo de 2020) y hay dos plazas más que se otorgan por criterio de universalidad. Llama la atención que estando tan bien posicionados en el ranking olímpico (segundos detrás de los japoneses que tienen plaza asegurada por ser país anfitrión), Quintero y Sánchez no puedan permitirse aflojar. Con la actualización de los puntos, además, el día 1 Sandra pasará a liderar también el ranking olímpico. “Cuanto antes tengamos la clasificación, antes te tranquilizas. Iremos a tope por lo menos la primera mitad de año y a final de año haremos cálculos”, explica Quintero. “Hay que apretar porque nunca sabes que va a pasar… Y además nos conviene estar arriba en el ranking para ser cabezas de serie”, añade Sandra. Como la competición olímpica irá por grupos, eso evitará que caigan en el de Japón, potencia mundial en kata.
¿Cómo afecta este calendario tan exigente a la preparación? “Jesús es el que se está volviendo loco con la planificación. Es muy difícil mantener siempre el nivel alto porque entremedias no hay apenas tiempo de saber cuándo hacer las cargas, cuando los descansos…”, explica Sandra. Cuando Del Moral se hizo cargo de la selección de kata no había un método de trabajo. Él se encargó de diseñarlo y adaptarlo al ciclo olímpico. Antes de que el COI anunciara que el kárate iba a ser olímpico en Tokio, no había ni seleccionador en el CAR. Cada uno se entrenaba por su cuenta y luego afinaba con su propio maestro.
“Lo de mantener los picos de forma es un rompecabezas. Te la tienes que jugar. Por ejemplo, Shanghái fue justo dos semanas después del Mundial donde pegas un bajón de la leche; sabíamos que íbamos a ir no en la mejor forma… Pero, hay que ir, claro, para coger puntos. Si llego a saber que en el Mundial vamos a ganar oro y plata, a lo mejor me planteo antes no competir en Shanghái, pero como no se pueden saber las cosas de antemano…”, explica Del Moral.
Lo que sí sabe de antemano es cómo están sus karatecas, además de Sandra y Damián, los del kata masculino y femenino por equipos. Todas las mañanas rellenan un formulario de control de carga (cómo han dormido, nivel de estrés, dolores...) y en función de eso, el técnico programa las cargas de entrenamiento para ese día según las exigencias de cada uno. Al final del día rellenan de nuevo esa ficha –la información le llega a Del Moral en directo por una aplicación en el móvil- para valorar cómo han entrenado. “Así cotejamos que todo vaya en orden y no haya problemas de sobre entrenamiento. Es difícil, pero lo hablamos mucho y vemos cómo se va sintiendo cada uno para adaptar las cargas”, concluye.
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