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El fiscal rechaza las “paranoias” de que Rosell fue perseguido por su cargo en el Barça

El ministerio público apuntala su acusación en el juicio contra el expresidente del club catalán

J. J. Gálvez
Sandro Rosell (en el centro) a su llegada a la Audiencia Nacional, este marzo.
Sandro Rosell (en el centro) a su llegada a la Audiencia Nacional, este marzo.EFE

"Son las diez y dos minutos de la noche del 16 de abril de 2017, cuando Ricardo llama a Sandro:

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—¿Cómo estás amigo?

—Dime Ricardo, ¿todo bien?, querido"

Con estas palabras —reproduciendo una conversación que Ricardo Terra Teixeira, expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), mantuvo con Sandro Rosell, expresidente del FC Barcelona—, el fiscal José Javier Polo ha comenzado este lunes su alegato final en el juicio que se celebra en la Audiencia Nacional contra el exdirigente del equipo catalán, que se enfrenta a una pena de seis de años de cárcel por crear una estructura financiera para blanquear supuestamente veinte millones de euros. Una acusación que el ministerio público se ha esforzado en desligar del club: "No hay ningún tipo de persecución contra Rosell y menos porque haya sido presidente de un determinado club de fútbol", ha insistido el representante del ministerio publico, antes de remachar sobre este tipo de teorías: "Únicamente sirven para alimentar paranoias".

El fiscal ha querido así contrarrestar la estrategia de la defensa, que desde un principio ha presentado al expresidente del Barça como una víctima. Durante su declaración, el propio Rosell siguió ese plan marcado por los letrados. "No tengo nada que esconder, soy inocente", dijo, antes de achacar sus problemas con la justicia a que decidió en 2010 disputar la presidencia del equipo de fútbol —puesto que ganó y ocupó hasta 2014—. Según recalcó, desde entonces, ha sufrido tres denuncias de la Fiscalía de la Audiencia Nacional y más de 50 inspecciones de Hacienda. "Pero no solo yo, también mi familia, mi mujer y mis colaboradores". "Iban a ver lo que le encontraban. Buscaban a diestro y siniestro", ha reiterado este lunes su abogado, Pau Molins.

Pero esa versión se ha topado con la del ministerio público: "El resultado de este juicio ha sido que se ha descubierto una gestión ilícita de fondos ilícitos. Rosell y Teixeira buscaban un propósito común: enmascarar el origen de los capitales de carácter delictivo", ha subrayado el fiscal durante la octava sesión de la vista oral, donde ha repasado los detalles de las distintas operaciones financieras que han sentado a Rosell en el banquillo. Entre ellas, la que se produjo presuntamente el 24 de noviembre de 2006, cuando la CFB firmó un contrato con la sociedad International Sports Events (ISE) —dirigida por el billonario saudí Saleh Kamel y domiciliada en las Islas Caimán, paraíso fiscal—.

Una iniciativa que se cerró justo un días después de que el principal acusado sellase un acuerdo de "intermediación" con ISE, por la que se embolsaría 8,3 millones y que, según los investigadores, se corresponde con una mordida. La segunda operación bajo sospecha gira sobre un contrato de patrocinio de la marca Nike para la selección de Brasil firmado en noviembre de 2008. Una firma brasileña de Rosell (Ailanto) intermedió para la CBF por 26 millones de euros, de los que él se llevaría 12 millones, de acuerdo a la documentación intervenida en los registros.

Para todo ello, Rosell se valió de una "estructura estable" delictiva, que habría funcionado desde 2006 para el "lavado de capitales a gran escala". Una red de blanqueo con ramificaciones en España, Andorra y Brasil; dirigida por el expresidente del Barça, que construyó un "montaje de instrumentos financieros", en palabras de Polo. "Esto no es un delito local. Es transnacional, universal, global. Que se desarrolla en un ámbito de corrupción. Y que no se puede dar en solitario", ha apostillado este lunes el representante del ministerio público, que acusa a otras cinco personas en este proceso.

En el banquillo también se sientan Joan Besolí, socio de Rosell; Marta Pineda, esposa del expresidente, además de copropietaria y apoderada de sus empresas; Antonio Ramos, cuñado de Besolí; José Colomer, amigo de Rosell; y Shahe Ohannessian, un ciudadano libanés que presuntamente ayudó a simular la venta de una compañía. La Fiscalía pide para ellos, en función de su implicación, desde un año y medio de cárcel hasta cinco años de prisión.

La conversación leída por el fiscal

Esta es la conversión que se produjo el 16 de abril de 2017, recuperada este lunes por el fiscal, entre Rosell y Teixeira

Teixeira. ¿Cómo estás amigo?

Rosell. Dime Ricardo, ¿todo bien?, querido.

T. Todo bien, gracias a Dios, ¿y tú?

R. Todo bien. El tío está encantado, ¿no? Me imaginé que le gustaría.

T. Lo que pasa es que hay dos casas para vender al lado de la mía en Angra.

R. ¿Lo compró?

T. No, él dijo que la quiere comprar como sea.

R. Está loco, pero es muy gracioso.

T. Sí, mucho. ¿Y tú? ¿Todo bien?

R. Todo bien. ¿Has tenido tiempo de hablarle de lo que yo te dije que le hablaras?

T.- Sí, ya he hablado, todo está hablado. Él va a enviar al hombre de la empresa que manda en el negocio el miércoles. Todo está hablado y solucionado.

R. Él te puede ayudar mucho en eso. Nos puede ayudar. Porque si te ayuda a ti, me ayuda a mí.

T. Otra cosa importante que quería decirte es lo siguiente: él me va a conseguir, porque conoce a gente en Tailandia y Dubái, lo sabes, ¿no?

R. Sí, sí.

T. Vale, pues me va a conseguir una licencia para que yo vaya allí sin que nada me pase. Qué mal está el teléfono [...]

T. Pero lo que yo quería no era eso. Lo que yo quería es que tú miraras la posibilidad de que yo consiguiera lo mismo con Tamine.

R. ¿Dónde?

T. Con Tamine.

R. Ah, sin problemas. ¿Para ir a Qatar?

T. Sí, sí, pero quiero que me garantice que no me pillará. Y también porque no tienen cambio de entregar a la gente.

R. No, no, no, nada. El único sitio que pienso que es peligroso para ti, lógicamente, es casa de los gringos, lógicamente, y Europa.

T. No, Europa ni hablar.

R. Y los gringos tampoco. En el resto del mundo, en mi opinión, no tienes ningún problema. Pero vamos a estar seguros porque en dos semanas estaré allí. Estaré con Tamine y le preguntaré. Voy a pedir, no a preguntar.

T. Tú le dices que Ricardo quiere ir allí, pero que él necesita una garantía suya, tú le invitas para que él entre y salga de allí.

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Sobre la firma

J. J. Gálvez
Redactor de Tribunales de la sección de Nacional de EL PAÍS, donde trabaja desde 2014 y donde también ha cubierto información sobre Inmigración y Política. Antes ha escrito en medios como Diario de Sevilla, Europa Sur, Diario de Cádiz o ADN.es.

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