Gales defiende a la heroica el liderato

Hadleigh Parkes observa ensangrentado en la banda, con un vendaje aparatoso e insuficiente en la frente, cómo sus compañeros acaban una tarea inmensa en Edimburgo. La labor del joven centro fue crucial en los ensayos galeses del primer tiempo –que debieron ser más– y especialmente en la heroica defensa en una segunda parte, que puso a prueba la materia prima de Gales para llevarse el torneo. Pasó la prueba el XV del Dragón ante una meritoria Escocia y mantiene el liderato con su cuarta victoria en cuatro jornadas. Inglaterra, que ganó sin apuros a Italia, necesita un tropiezo galés en un duelo gigante en la última jornada en Cardiff ante Irlanda, que llegará con opciones si gana este domingo a Francia.

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Gales ha estirado este sábado su récord nacional y fraguó su decimotercera victoria consecutiva en una primera parte notable. Sólidos en el juego aéreo y decisivos cuando se abrían los espacios, los visitantes abrieron su primera brecha en una cabalgada de Josh Adams, ala solvente como pocos, que desbordó al zaguero Kinghorn. Del destello a la cocina a fuego lento, Gales logró su segunda marca en un ataque con más de 20 fases que remachó Jonathan Davies. Y la cuenta debió ser mayor si Gareth Anscombe hubiera convertido una cómoda patada a palos o la posterior carga de su melé. Con todo, el XV del Dragón se marchó al descanso con un margen solvente (6-15).

Escocia cambió radicalmente el escenario y aplicó un jaque permanente en Murrayfield. Tan cómoda en el primer acto, Gales se vio obligada a hacer de las hazañas defensivas una cierta rutina. Al XV del Cardo le faltó veneno, pero sus vertiginosas secuencias permitieron la marca de Darcy Graham a la hora de juego. Falló una conversión clave –y exigente– Finn Russell, que asumió las labores ante la suplencia de Greig Laidlaw, que habría acercado a su equipo a apenas una patada a palos de voltear el marcador. Entre medias, resistencias galesas de postín, con Parkes como gran artífice. Desde cazar una patada al aire en la zona de marca, voltear a un rival desde el suelo, robar balones en el ruck o forzar retenciones del oval escocesas. Y Gales cerró el partido canjeando una patada a palos con el tiempo cumplido. El Grand Slam –ganar todos los partidos– está a solo 80 minutos.

Mientras, Inglaterra no dio opción a Italia, que sumó su vigésimo primera derrota seguida en el torneo y agotará en la última jornada ante Francia su última bala para evitar la cuchara de madera. No fue un test exigente, pero el equipo de Eddie Jones cuajó otra actuación completa. Empezó anotando con la delantera, en un maul formado en la línea de cinco metros que posó Jamie George, el portador del balón en la plataforma. Siguió otra cabalgada de Jonny May, que anotó su quinto ensayo del torneo un minuto después de que Tommaso Allan empatara provisionalmente el marcador con una valiente incursión junto a la banda y una precisa transformación. El centro Manu Tuilagi, mermado en los últimos años por las lesiones, abrió la brecha definitiva poco después con un ejercicio de potencia. El samoano de nacimiento, que anotaría otra marca tras el descanso, fue la mejor noticia para los ingleses junto al ala fiyiano Joe Cokanasiga, un cuchillo permanente.

Pasada la media hora, el neozelandés Brad Shields aprovechó una incursión de la tercera línea inglesa para anotar su primera marca con el XV de la Rosa y asegurar el punto bonus de los cuatro ensayos. No se rindió Italia ante el único rival del Seis Naciones al que aún no ha ganado; dio muestras de talento en Londres, pero sigue huérfana de consistencia. La clasificación garantiza a Inglaterra el torneo solo en el caso de ganar a Escocia en la última jornada y que Gales no haga lo propio ante Irlanda. Otro torneo de infarto aguarda con suspense su epílogo.