La pelota vertebra América
En 'Historia mínima del fútbol en América Latina', Pablo Alabarces ofrece un recorrido general y particular del origen del balompié en los países americanos.
La clave estuvo en los puertos. El fútbol llegó en barco acompañando a los británicos que viajaban a América Latina. Y, en la mayoría de los casos, lo hizo para quedarse y convertirse en el deporte más popular -con permiso del béisbol-. Se expandió siguiendo unas pautas comunes: desde las élites hacia las clases más populares. Como consecuencia de su origen colonial, el deporte era considerado un vehículo del progreso y el civismo. Un juego sencillo y barato tenía todo para convertirse en un pasatiempo masivo.
En 'Historia mínima del fútbol en América Latina' (Turner), Pablo Alabarces ofrece un recorrido general y particular del origen del balompié en los países americanos. Arranca con Uruguay, equipo que dominó el panorama internacional entre 1924 y 1930. La estabilidad política, la llegada de inmigrantes cualificados y de capital británico así como el enfoque exportador del país ejercieron de contexto favorable para el éxito deportivo.
En la vecina orilla, en Argentina, los diarios llevaban el fútbol a las primeras páginas ya a inicios del siglo XX. Las órdenes religiosas, las asociaciones profesionales, las comunidades extranjeras y, sobre todo, los barrios, fueron dando forma y nombre a los clubes que surgían. Las crónicas de la época reflejan el progresivo alejamiento de la caballerosidad británica, tanto en el terreno de juego como en las gradas.
En Brasil, la lista de pioneros es tan extensa como el territorio. Río de Janeiro y São Paulo crecen en paralelo y compiten. También en el deporte. El racismo y el clasismo imperaron en el primer cuarto del pasado siglo. La ruptura con el orden imperante permitió la expansión del fútbol patrio y convirtió a Brasil en la potencia que es hoy.
Chile, Perú, México, Colombia... todos los países se abrieron al fútbol, incorporándolo a su tejido social. Alabarces traza un completo mapa de América, vertebrando el continente a través de la pelota.
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