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Semedo coge el rebufo

El portugués, 59 encuentros después, logra su primer gol como azulgrana y pide paso en el lateral derecho

Jordi Quixano
Granell trata de detener una carrera de Semedo.
Granell trata de detener una carrera de Semedo.David Ramos (Getty Images)

Desde que llegó al Camp Nou, Nélson Semedo ha sido un actor secundario porque por delante tiene a Sergi Roberto, futbolista que no es eléctrico ni veloz, tampoco buen marcador pero sí canterano —lo que le hace favorito a ojos del aficionado—, por lo que tiene de serie los conceptos tácticos de La Masia, capaz de mezclar y no renegar del estilo en cualquier parcela del césped. También de lateral derecho, por más que su fútbol le reclame desplegarse en la medular [como hizo ante el Girona, cuando le dio el relevo a Busquets] y no por la zaga. “Semedo es fuerte y con Sergi hay que tener cuidado porque llevaba dos partidos seguidos jugados y ha tenido un par de episodios de problemas musculares”, resolvió Valverde tras el triunfo, orgulloso porque Semedo cazó al vuelo un rechace y definió con la zurda para abrir el marcador. “Estoy contento por marcar mi primer gol con la camiseta del Barça y ojalá pueda hacer más”, señaló Semedo, de coletilla inflexible: “Pero lo más importante era lograr la victoria”.

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Ocurre que Sergi Roberto se pierde cuando le filtran un balón a su espalda, el mayor de los males del equipo en este curso porque el Barça ataca con todo y defiende con lo que puede, expuesto cuando el rival salta la primera línea de presión; e incómodo cuando le obligan a correr hacia atrás. Una tara de la que carece Semedo, en ocasiones caótico al mantener la línea, pero siempre raudo en la corrección. Así, la cabeza de Sergi Roberto y las piernas de Semedo darían con el lateral perfecto, un Dani Alves que tanto se añora. “Me gustaría levantar la Champions y ganar todo para ser recordado como uno de los mejores laterales de la historia del club”, dijo Semedo en su presentación. Le falta mucho. Pero en Montilivi, al menos, puso la primera piedra y su gol valió para igualar el récord histórico del equipo de 32 partidos consecutivos marcando a domicilio, como ya hiciera de febrero de 2012 a septiembre de 2013.

Cuando el Barcelona fichó a Semedo, los informes eran diáfanos. “Es un lateral moderno con recorrido, músculo, velocidad, potencia y buen trato al balón, por lo que no es solo defensivo”, se felicitaban desde el área deportiva. Los números avalaban al portugués, que en su último año con el Benfica regaló 12 asistencias de gol y firmó dos dianas. Pero de azulgrana perdió el toque o la inspiración, toda vez que en el curso anterior se quedó en dos raquíticas asistencias y en esta logró la única de la campaña hace 10 días, en el duelo de vuelta de los octavos de Copa ante el Levante. Una alegría que encadenó en el estadio de Montilivi porque nada más abrirse el telón del partido, en una jugada de doble rechace, el balón le quedó muerto en el área. “Chuté con fuerza porque estaba cerca de la portería y bueno, he hecho gol ¿no?”, simplificó el lateral, que se estrenó como goleador 59 partidos después. “Le cayó el rechace, pero definió muy bien”, aceptó Stuani, delantero del Girona.

Arrebato y velocidad

Dicen en el vestuario del Barça que Semedo es poco hablador, que va mucho a la suya aunque siempre tenga una sonrisa para quien la quiera. “Es un chico muy profesional”, le definen desde el club; “y en el Camp Nou, que es tan fácil encumbrar como enterrar, ha seguido su línea de progresión y nunca ha bajado los brazos”. Pero su progresión tampoco ha sido abismal porque como sucedió en Montilivi, cuando el Barça se pone a tocar cerca de la frontal, Semedo se encoge hasta desaparecer del radar porque le cuesta mover el esférico en horizontal, acostumbrado como está a correr con la cabeza gacha, siempre en vertical para dar profundidad al equipo. Es arrebato, es velocidad. Y así lo demostró cuando le tocó correr hacia atrás, cuando Pere Pons cruzó la divisoria sin ningún rival por delante y antes de pisar el área ya había perdido el balón por el hurto del lateral azulgrana. “Los grandes equipos no siempre tienen buenos partidos. Sí que se ha sufrido, pero hemos sabido sufrir”, resolvió Semedo, titular y al fin goleador.

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