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El ‘boom’ del Girona

El club afronta en un momento óptimo la Copa ante el Madrid y la visita del Barça tras el frustrado viaje a Miami

Ramon Besa
Los jugadores del Girona celebran un gol en el campo del Betis.
Los jugadores del Girona celebran un gol en el campo del Betis.CRISTINA QUICLER (AFP)

Jordi Bosch, presidente de Endemol España, tenía previsto viajar el próximo fin de semana a Miami para presenciar el partido Girona-Barça. Asociado a ambos clubes, el ejecutivo y periodista no solo había reservado en noviembre los billetes y las entradas sino que programó un encuentro con el diplomático Carles Pérez-Soy Fages, nieto del poeta Carles Fages de Climent y cónsul general español en La Habana, para promocionar Girona en Cuba. Ambos son de Girona y del Girona Futbol Club.

A partir de una marca futbolística, se ha construido un club capaz de ganarse la complicidad de una ciudad de 100.000 habitantes que no había necesitado del balón para ser admirada y visitada por cinco millones de turistas al año, punto de encuentro de los más afamados gourmets del mundo en El Celler de Can Roca. Los niños de Girona ya no visten la camiseta de Messi sino la de Pere Pons, y sus seguidores se apuntan a viajar a Miami después de que el equipo jugara en la India.

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Hasta 1.500 localidades había reservado el Girona para el partido del día 27 en el Hard Rock Stadium. El encuentro correspondiente a la jornada 21 de LaLiga no se jugará finalmente en Miami porque no obtuvo el consenso de la administración sino que se disputará en Montilivi. El Girona se enfrentará el domingo al Barça, antes y después de cruzarse con el Madrid en los cuartos de de la Copa del Rey. Un calendario propio de un equipo de la Liga de Campeones.

“Afrontamos La Grande Bouffe sin apenas tiempo para la digestión", argumenta Jordi Bosch. “Hemos pasado del proceso de duelo al de la euforia, de los tiempos de la ilusión por alcanzar la Segunda División y de las frustrantes eliminatorias de ascenso contra el Lugo y el Zaragoza, a ganar el año pasado al Madrid, a que nos sobraran 11 partidos de Liga después de asegurarnos la permanencia, a empatar en septiembre en el Camp Nou y a eliminar al Atlético de la Copa en el Wanda”.

“Ahora es Miami quien viaja a Girona”, ironiza el periodista y escritor Josep Maria Fonalleras. “Hay una generación de jóvenes que ya son del Girona antes que del Barça y también se cuentan los que sin dejar de simpatizar con el equipo azulgrana forman parte de la grada de animación de Montilivi”. Hubo un tiempo en que el fútbol se jugaba solo en Figueres, Palamós o Llagostera, años en que los hinchas se familiarizaban con el Camp Nou y no con Montilivi, jornadas de mucho frío y soledad en Girona.

No es extraño que a algunos de los aficionados que los domingos se quedaban en casa se les identificara también con el Madrid. Muchos son los que nunca supieron del Girona hasta la llegada de Quique Cárcel, director deportivo desde el 2014, y del hoy entrenador sevillista Pablo Machín. “A partir de la humildad y el esfuerzo logramos crear una identidad futbolística que se sintetiza en el denominado orgull gironí, el sentimiento de pertenencia al Girona”, sintetiza Cárcel.

A partir de la humildad y el esfuerzo logramos crear una identidad
Quique Cárcel, director deportivo

El director deportivo se la ha jugado en cada una de sus decisiones, alguna delicada y ahora celebrada, como los fichajes de Stuani y Portu, un delantero que militaba en Segunda B con el Albacete, o las sustituciones de Mafeo y el lesionado Mojica por Pedro Porro, Valery o incluso el coreano Paik, procedentes del filial Peralada. Ninguna en cualquier caso más compleja que la de relevar a Machín, santo y seña del equipo del 3-5-2 que se consolidó en su debut en LaLiga. “La clave está en no perder la esencia”, remata Cárcel, consciente del simbolismo de futbolistas que han alcanzado la profesionalidad desde el amateurismo como Granell y Pere Pons.

La estabilidad deportiva ha permitido el despliegue institucional a través de una figura reconocida como Delfí Gelí, exjugador internacional del Barça, Atlético y Alavés. Geli preside un consejo asesor dediez personalidades relevantes e influyentes; ahí están Bosch, Fonalleras, el chef Joan Roca, Marc Gasol —presidente del Basquet Girona—, Joaquim Nadal o Jaume Roures, fundador de Mediapro.

Desde el modelo deportivo se logró el interés social y económico

Nadal, exconseller de la Generalitat, fue el alcalde que cambió Girona cuando solo se hablaba de la Costa Brava. Y Roures posibilitó el vínculo con el Manchester City. El City Football Grup, propiedad del Manchester City, cuyo director ejecutivo es Ferran Soriano, y la empresa Girona Football Group de Pere Guardiola cuentan a partes iguales con el 88,6% del capital del Girona.

Roures tiene casa en Ullà, Soriano veranea en Tamariu y Pere Guardiola frecuenta Begur y Llafranc. Todos son familiares para la gente de Girona. Los vínculos, sin embargo, no son tan estrechos como para conseguir que Brahim jugara en el Girona. El futbolista del City descartó la cesión al equipo de Eusebio en verano y en invierno y prefirió fichar por el Madrid a pesar de que su agente es el mismo Pere Guardiola, fotografiado con Florentino.

No es el Girona un club subsidiario ni artificial sino que desde el respeto a la tradición procura enraizar con Girona después de una profesionalización que alcanza también a la línea de medios con el fichaje de David Torras, exredactor jefe de El Periódico. El reto es generar sinergias, buscar complicidades, expandirse socialmente (cuenta con 9.000 socios y 19 peñas) y patrimonialmente (el estadio, con capacidad para 14.286 espectadores, es municipal y se trabaja para construir una ciudad deportiva). Hoy incluso ondea una bandera coreana en honor a Paik Seunhg-ho, debutante en el Wanda, después de mucho tiempo en que Effah Kingsford, el aficionado ghanés que llegó en una patera, se desgañitara solo con el grito de siusplau [por favor] para conseguir que la hinchada apoyara en Montilivi. No es extraño que Bosch piense ya en alcanzar Cuba con el Girona.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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