El Girona se lleva por delante al Atlético
El conjunto rojiblanco paga sus concesiones defensivas y el conjunto catalán se clasifica para cuartos tras un intercambio de golpes y un gol en el minuto 88
El frenesí de una gran noche copera se llevó por delante al Atlético. Pasó el Girona, meritorio por haber golpeado con precisión de cirujano cada que se acercó a la portería de Adán. Sumó tres goles que fueron demasiado para el equipo de Simeone, despedido en pie por su hinchada. Fue la recompensa para un conjunto que salió malparado de esos vaivenes traicioneros que a veces contienen los partidos de vuelta de las eliminatorias. Encuentros en los que las rarezas asoman. Y tanta rareza fue que el Atlético marcara tres goles como que los recibiera. El día que más necesitaba de contundencia defensiva para asegurar el pase, los rojiblancos perdieron la Copa en su área. A falta de seis minutos ganaban 3-2. A falta de dos, Doumbia sesgó lo que se anticipaba como una oda a la épica colchonera.
Atlético, 3 - Girona, 3
Atlético: Adán; Arias, Giménez, Godín, Juanfran
Girona: Iraizoz; Ramalho, Bernardo, Muniesa; Porro, Granell (Pons, m. 73), D. Luiz, A. García Valery; Lozano (Doumbia, m. 68) y Stuani (Borja García, m. 82). No utilizados: Suárez, Alcalá, Paik y Portu.
Goles: 1-0. M. 12. Kalinic. 1-1. M. 37. Valery. 1-2. M. 59. Stuani. 2-2. M. 66. Correa. 3-2. M. 84. Griezmann. 3-3. M. 88. Doumbia.
Árbitro: Mateu Lahoz. Amonestó a Lucas, Griezmann, Iraizoz y Porro. VAR: Undiano Mallenco.
Wanda Metropolitano, 45.221 espectadores.
El partido tuvo todos los ingredientes de las grandes noches coperas. Alternativas en el juego y en el marcador. Una montaña rusa emocional que terminó por tumbar al Atlético, que dio primero con un gol madrugador, se desconectó 20 minutos de los que sacó tajada el Girona dándole la vuelta a la eliminatoria para dar paso a una última media hora frenética. Con la emoción en la garganta de 45.000 espectadores que se sacrificaron en una noche fría de fútbol caliente en la que el VAR tuvo su protagonismo en la anulación de dos goles al Atlético y la concesión del 1-2 de Stuani.
A partir de ahí, con el corazón en la boca, a los futbolistas de Simeone les dio tiempo a que a Arias le anularan un gol; a que Correa empatara a dos; a que Godín enviara un balón al larguero y a que Griezmann culminara con un golazo lo que parecía una remontada. No lo fue porque el Atlético le dio vida al Girona y Doumbia terminó por congelar la noche. Un varapalo para Simeone y sus muchachos que se ven fuera demasiado pronto de una competición que les hace tilín.
Le metió mano primero el Atlético al partido, pese a la alineación, en la que Simeone prescindió de Oblak, Rodrigo y Griezmann. A esas asusencias de inicio se añadió la de Vitolo, por otra lesión muscular. La fórmula para abrir el partido la encontraron los rojiblancos buscando y rebuscando la espalda de los tres centrales del Girona con balones largos a Kalinic. Fue Thomas el primero en protagonizar una ráfaga de esos desplazamientos que hacían pupa a Muniesa, Bernardo y Ramalho. Al cuarto de hora fue en una patada larga de Godín con la que el delantero croata terminó por reventar al triplete defensivo de Eusebio. A bote pronto enganchó un derechazo cruzado que se tragó Iraizoz. El tanto le viene a bien a Kalinic, al club y a Simeone. Metido de lleno en la ecuación que haga posible la operación de Morata, la diana le mantiene vivo en el mercado. Si no se produce la llegada del punta del Chelsea, su entrenador contará con un jugador que ha vivido bajo la presión de verse fuera y ha respondido con goles cuando ha tenido minutos. Sus cuatro tantos son los mismos que Diego Costa.
El gol hacía justicia al Atlético, que en la primea media hora manejó al Girona, que tanto se le atraganta. Lo mantuvo muy a raya. Y lo tenía seco hasta que llegó la primera intervención del VAR. Un buen pase de Lemar a Saúl y el centro atrás lo remachó este contra el pecho de Gorka. El rebote lo cazó Kalinic en la línea de gol y lo empujó. El VAR, tras una larga espera, anuló el tanto. Se desconectó el Atlético en esa jugada y empezó a crecer el Girona, que apenas había dado señales de vida. Valery cazó un voleón en un costado del área en el primer gran despiste defensivo de los rojiblancos. No encontró oposición alguna el lateral de Eusebio para engarzar ese zurdazo imparable.
La fuga defensiva del Atlético continuó en el inicio del segundo acto. Stuani remató limpio de marca una falta lateral. Fue un cabezazo tan magistral como inesperado por la concesión a un futbolista que siente predilección por hacerle goles a los rojiblancos (ya cuatro). El tanto se produjo nada mas entrar Rodrigo por Saúl, una lesión muscular más que añadir a la epidemia, y con Griezmann a punto de entrar. Tenía media hora el equipo de Simeone para intentar la proeza y lo logró con los goles de Correa y Griezmann. Todo estaba listo para el éxtasis de una celebración que habría puesto encima de la mesa ese “siempre hay que creer” que predica Simeone. Pero la Copa la es la Copa. Y el Atlético sucumbió a ese frenesí que la engrandece como competición.
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