Marcelino se tambalea en el Valencia
El entrenador asturiano, al que se le ha concedido todo el poder sobre el primer equipo, despierta dudas entre los dueños del club. El equipo no despega en LaLiga y quedó apeado rápido de la Champions
Un gol agónico frente al Huesca del lateral derecho Piccini en el tiempo añadido paralizó el gabinete de crisis que Peter Lim, dueño del Valencia, iba a convocar en Navidad para tratar la continuidad de Marcelino al frente de su quinto proyecto en Mestalla. A Lim se le agota la paciencia. El empresario singapurés lleva semanas cavilando qué hacer con el técnico asturiano que, de repente y con una plantilla mejorada, es incapaz de enderezar a un equipo indolente, sin colmillo y que desfallece al primer contratiempo.
Las cifras del actual Valencia cubren como una mortaja el deslumbrante trabajo de Marcelino del curso pasado. Nada que ver. Hace un año, a estas alturas de Liga, el equipo era tercero con 37 puntos; hoy es undécimo con 22. Pierde poco (3 partidos) pero ganar se le ha olvidado (4 victorias) y a sus puntas, muy productivos entonces, la portería se les ha hecho pequeña.
En su dualidad de mánager general, a Marcelino lo trituran sus fichajes. A diferencia de lo ocurrido en el ejercicio anterior, su política de fichajes es un fracaso. Gameiro y Batshuayi, fundamentalmente, no rinden y, para colmo, el técnico ya quiere desprenderse de ellos tres meses después de haberlos contratado. Gameiro costó 16 millones de euros y la cesión de Batshuayi supone siete millones netos de gasto entre ficha y alquiler. “La principal diferencia con la temporada pasada son los 22 goles más a favor del año pasado. En todo lo demás es un Valencia mejor”, se defiende Marcelino, que todo lo simplifica a un problema de puntería.
“Me siento absolutamente respaldado por la gente con la que convivo habitualmente”, dijo Marcelino para salir del paso ante el puñado de preguntas que apuntaban a su futuro en el banquillo de Mestalla. El técnico comentó que la plantilla “por su forma de actuar diaria confía absolutamente en el cuerpo técnico”.
El distanciamiento de Alemany
Mientras, el presidente Anil Murthy ya ha perdido la confianza en el técnico, a Marcelino lo sostiene en el cargo el director general, Mateu Alemany, que fue quien decidió su contratación frente a la de Quique Setién en mayo de 2017. El ejecutivo mallorquín, no obstante, ha empezado a tomar distancia con el entrenador y alberga dudas sobre la idoneidad de mantener en el cargo al asturiano si las derrotas continúan lloviendo y el equipo se aleja de su objetivo Champions, meta deportiva y económica para un club endeudado.
Mateu Alemany es preso de su decisión de obsequiar al técnico con carta blanca para maniobrar en todo lo concerniente al primer equipo. Marcelino, como en el Villarreal, se ha rodeado de un nutrido grupo de colaboradores que ha ido incorporando paulatinamente al cuerpo médico y técnico. El asturiano decide los jugadores a incorporar, ha alistado al fichador Pablo Longoria y hasta al responsable de los servicios médicos del club, Toño Maestro, jefe médico, al mismo tiempo, del Sporting de Gijón. Su representante, Eugenio Botas, mantiene una buena relación con el club y hace unas semanas se reunió con uno de sus colabores, el agente italiano Stefano Castagna, para tratar los movimientos de enero. El coste de la destitución de Marcelino, que renovó en julio hasta 2020, saldría caro.
Este martes, el equipo juega la Copa en Gijón y el sábado recibe al Valladolid. Sin victorias convincentes, Peter Lim dictará sentencia con la asesoría de Jorge Mendes, que ha perdido influencia en los fichajes desde que los deciden Marcelino y su entorno.
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