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LaLiga Santander jornada 17
Girona
Girona
Bernardo 84'
1 1
Finalizado
Getafe
Getafe
Ángel 60'

Dos centros y poco más en las tablas del Girona con el Getafe

En un duelo sin ritmo ni fútbol de calidad, los dos equipos sellan el empate gracias a los balones colgados al área

Jordi Quixano
Portu y Cabrera pugnan por el balón.
Portu y Cabrera pugnan por el balón.Bagu Blanco (PRESSINPHOTO/GTRES)

No había topos por el campo, tampoco era un patatal ni se apreciaban clapas significativas. Pero a los jugadores del Girona y del Getafe, que priorizaron no encajar un gol antes que descoser a la portería rival, les costó horrores jugar por abajo, enlazar pases en campo contrario, alcanzar la portería rival. Tedio que Antunes se encargó de negar con su poderío en las áreas y con un centro que Ángel embocó a gol; bodrio que Bernardo arregló en los últimos compases cuando atacó con tino un centro con miel de Granell. A falta de fútbol, bien valen dos centros.

Quiso el Getafe cobrar el protagonismo con la pelota entre los pies, cómodo con el juego desde atrás, reacio al pelotazo. Pero su salida limpia se tornaba en continuidad turbia porque en campo ajeno no daban dos pases seguidos, perdidos ante el achique del rival y con escaso atrevimiento a jugar al abordaje, siempre con Ángel y Molina como llaneros solitarios. Y, aunque en ocasiones se bastaban para ganarse una ocasión –como ese balón que Molina le sisó a Juanpe que Bono acabó por absorber-, echaron en falta un quarterback que les filtrara balones, un enlace que se subrayara en las zonas calientes. Algo de lo que también careció el Girona porque con su ataque por los costados no le alcanzó ni para hacer temblar al Getafe.

Decidió Eusebio darle el carril izquierdo a Granell, sorpresa morrocotuda porque el medio no es rápido ni de gran recorrido, tampoco tiene un regate virtuoso; pero le valió con centrar para conectar a sus compañeros, por más que no encontrara a Stuani y, por lo tanto, tampoco la vía del gol. Por la derecha, sin embargo, el Girona se mostró mucho más profundo con Pedro Porro –es el claro ejemplo de que con minutos se puede moldear a un futbolista para la élite-, que devoraba metros por costado para actuar de aspersor. En uno de esos, le pegó con el exterior al segundo palo y Stuani atacó el balón, pero con demasiada tibieza porque Soria lo atrapó sin apuros. Poca cosa que paladear; nada que celebrar. Ni siquiera Portu hizo diana cuando lo tenía todo a favor, cuando Borja le puso un pase por encima de la defensa para dejarle ante Soria, que ganó la partida en primera instancia y después se dejó ayudar por Antunes, que milagrosamente despejó a tiempo la segunda intentona de Portu, desesperado porque hace tiempo que su relación con el gol está marchita.

Poco cambió el segundo acto, con más despropósitos que otra cosa, como la lesión de rodilla de Djené que llegó por un pisotón de su compañero Arambarri, como ese casi gol en propia puerta de Ramalho al intentar despejar un centro lateral. Faltaba pausa en el duelo, demasiado de ida y vuelta sin nadie que sacara la escuadra y el cartabón para trazar pases que descontara líneas de presión. Lo intentó el Girona con su as bajo la manga con Granell, con esas faltas laterales que pone teledirigidas. Bernardo llegó desde atrás y cabeceó con fuerza, remate precioso solo superado por la estirada de Soria, que enmudeció a una grada que ya festejaba el gol que nunca fue. Pero el que sí contó fue el del Getafe, que evidenció una vez más que su juego no necesita de alhajas sino un buen centro al área. Como ese de Antunes, que la puso a la llegada de Ángel y de ahí a la red.

No fue, en cualquier caso, el punto final porque Granell volvió a plantar la pelota –esta vez en el lado contrario- y sacó una falta medida a la llegada de Bernardo, que batió a Soria y a un Getafe que se las prometía muy felices en un duelo que casi se lleva sin atacar, pero que el Girona empató sin juego pero con centros.

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