Entrenador de Segunda División, profesión de riesgo
Jamás hasta ahora se había destituido a ocho entrenadores en el primer tercio del campeonato. Jiménez, en Las Palmas, Baraja, del Sporting, y Sandoval, en el Córdoba, cayeron este fin de semana
En la madrugada del sábado cayó Manolo Jiménez en Las Palmas, en la mañana del domingo destituyeron a Rubén Baraja en el Sporting. Por la tarde le pusieron las maletas en la puerta a José Ramón Sandoval en el Córdoba. Ocho entrenadores han perdido su trabajo en el primer tercio del campeonato de Segunda División, una trituradora inédita. Jamás había sucedido nada igual aunque en 2009 se anduvo cerca con seis ceses a la altura de la decimocuarta jornada. Y todo tras un verano en el que la mitad de los equipos de la categoría ya habían cambiado de técnico. “Los datos ya hablan por sí solos sobre la situación que vivimos los entrenadores. Son números preocupantes y alarmantes”, reflexiona Natxo González, al frente del Deportivo.
En el reino de las urgencias las decisiones son vecinas de la histeria y el pasado más inmediato semeja prehistórico. El primero en caer esta campaña fue Joseba Etxeberría, que el pasado mes de febrero cerró de manera precipitada una esperanzadora trayectoria en la categoría inferior con el Amorebieta para aceptar el reto del Tenerife. Tomó al equipo un punto por encima del descenso y solo una mala racha final le alejó del play-off de ascenso. Sobre la mesa le pusieron un nuevo contrato y lo firmó. En la quinta jornada tomó las maletas tras empatar los tres primeros partidos y perder los dos siguientes. “Quizás no debimos renovarle”, zanjó el presidente del club canario.
En la jornada diez cayeron Imanol Idiakez en Zaragoza y José Antonio Gordillo en Tarragona. El Nástic no dudó en despedir al técnico que llegó como paracaidista a tres jornadas del final del ejercicio anterior para llevar al equipo a un pleno de triunfos y salvarlo de la quema. Tras aquella catarsis ambas partes se habían jurado amor duradero y se habló de proyectos a largo plazo. “Si no sacas puntos es la ley del fútbol”, explicó su jefe cuando cortó la relación. Una semana después quien se debió marchar fue Javi López en Lugo. También había sido elegido en verano para preparar al equipo.
Sabas perdió su trabajo en Extremadura tras remontarle Osasuna dos goles para ganarle el partido sobre el pitido final. Hace dos temporadas salvó al equipo de bajar a Tercera, le destituyeron poco antes de empezar la liga siguiente y regresó antes de que acabase ese campeonato para firmar el ascenso a Segunda. Su despedida tuvo un punto de obviedad amarga: “Me voy con la cabeza alta”. En Las Palmas la destitución de Manolo Jiménez llega con el equipo en puesto de play-off y tras cuatro semanas sin ganar. También sin perder. Apenas dos partidos ha cumplido en blanco el técnico sevillano en su efímera estancia en un equipo que ha vuelto a llamar a Paco Herrera, el arquitecto de su último ascenso a Primera, el mismo al que dio puerta para contratar a Quique Setién. El cántabro dejó la isla en mayo de 2017 y desde entonces pasaron por allí Manolo Márquez, Ayestarán, Paquito Ortiz, Paco Jémez, Jiménez y ahora Herrera. La media sale a un entrenador cada diez jornadas.
El penúltimo de los caídos fue Rubén Baraja, al que suple en el Sporting el técnico del filial, José Alberto López. Horas después le siguió Sandoval, que llegó para suplir a Francisco tras dimitir sin debutar el ahora entrenador del Huesca, después de que el Córdoba perdiese en casa con el Cádiz (1-3). La esperanza de vida de un entrenador en Segunda División es limitada. En las últimas cinco temporadas al menos 10 de los 22 equipos que componen la categoría cambiaron de entrenador. Solo uno ha estado en el mismo cargo, equipo y categoria en las dos últimas temporadas, 98 partidos consecutivos que parecen una eternidad. Se llama Álvaro Cervera y entrena al Cádiz. Pero la estadística ya hace tiempo que juega en su contra.
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