La tunda de Dortmund retrata al Atlético
El conservadurismo inicial, las suplencias de Rodrigo, el cambio de Saúl, el desgaste de los veteranos y la baja forma de Griezmann y Costa desnudan al equipo del Cholo
El de Dortmund no fue el peor partido en lo que va de curso, pero el Atlético regresó de Alemania con el mayor saco de goles en contra de la era Simeone. Los análisis apuntan en varias direcciones. No haber ido a por el partido desde el principio, la suplencia de Rodrigo, el cambio de Saúl cuando estaba encabezando la ofensiva sobre la portería de Burki o la gris actuación de puntales como Griezmann, Diego Costa, Godín y Filipe Luis.
En el club y en el vestuario hay un consenso generalizado de que los cuatro goles fueron un castigo demasiado duro para un equipo que despachó 25 minutos de dominio y buen juego en el segundo tiempo que le acercaron al empate. “Lo del Villarreal fue peor que lo de Dortmund”, deslizan en el club. La derrota en Vigo (2-0) y el segundo tiempo en casa con el Rayo Vallecano (1-0) también se consideran actuaciones peores que la de Dortmund.
El descontrol del equipo a raíz del 2-0 también está encima del tapete, pero las mayores coincidencias se producen con la suplencia de Rodrigo. Hay directivos que opinan que el equipo debería ser Oblak, Rodrigo y nueve más. Desde que Simeone fue silbado por la hinchada tras sustituir a Rodrigo en el encuentro liguero ante el Eibar, sus suplencias se han convertido en un asunto delicado e incómodo para el entrenador. El miércoles, cuando Simeone fue preguntado por qué Rodrigo no había jugado de inicio, su respuesta fue cortante. “Con Rodrigo nos metieron tres goles”, espetó. En ese análisis descarnado por la frialdad de los números, Simeone obvió que fue con la presencia del mediocentro madrileño cuando el Atlético estuvo más cerca de empatar el partido. En Vila-real, en cambio, no argumentó que tras sentar al chico en el descanso, solo un superlativo Oblak evitó que el Atlético se llevara una tunda similar a la del Signal Iduna Park. La coincidencia generalizada en el club, la hinchada y la prensa es que el equipo es uno con Rodrigo y otro sin él. Fichado para darle el giro futbolístico que la dirigencia y la secretaría técnica demandan, hasta ahora su presencia alimenta más el debate que consolida el cambio pretendido.
La decisión de sentar a Saúl también ha sido motivo de debate interno y externo. Ha habido otros partidos en los que el volante dio más razones a su técnico para ser sustituido. Con dos remates rasos que apuraron a Burki y esa rosca que reventó la escuadra en siete minutos, Saúl estaba firmando sus mejores minutos en una temporada en la que aún no ha dado su mejor versión. Volante por la derecha, por la izquierda, mediocentro, incluso carrilero, Saúl no acaba de lograr que su entrenador le libere más en ataque. Frente al Dortmund, cuando más punzante estaba, fue reemplazado por Correa.
El desarrollo del partido del miércoles también propició que aflorara el paso del tiempo para futbolistas sobre los que Simeone construyó el solido espinazo del equipo. La necesidad de ir a por el empate y de asumir riesgos en campo contrario hizo sufrir a Juanfran, Filipe y Godín. Los tres acusaron el tremendo desgaste físico de esos trepidantes 25 minutos a pecho descubierto del segundo acto. A Juanfran ya no le dio para seguir a Achraf, Godín sufrió para correr hacia atrás y Filipe Luis, derrengado y afectado por el vapuleo, entregó el cuarto gol con un pase de juvenil al centro de su propia área.
La actuación de las estrellas ofensivas también está bajo los focos. Griezmann apenas dejó un remate y no enganchó juego. Diego Costa no remató y estuvo pendenciero. Y Lemar firmó una de esas actuaciones que antes condenaron a Carrasco, Gaitán y Vitolo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.