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Lucien Favre, el entrenador cruyffista que desarboló a Simeone

Sin la pompa de Jürgen Klopp, Thomas Tuchel o incluso del emergente Julian Naggelsman, el suizo tiene mucho cartel en el fútbol alemán como adalid del fútbol de ataque

Favre da instrucciones durante el partido contra el Atlético. En vídeo, el técnico explica su pasión por Cruyff en una entrevista concedida en abril, cuando entrenaba al Niza.Vídeo: FRIEDEMANN VOGEL (EFE) / REUTERS-QUALITY
Ladislao J. Moñino

“Tenemos que revisar el partido. En el inicio del segundo tiempo perdimos muchos balones”, advirtió el sosegado Lucien Favre (Suiza, 1957) tras la tunda histórica que su equipo le endosó al Atlético de Madrid. La frase alberga a un entrenador obseso de la perfección, catalogado en Alemania como un admirador del cruyffismo y de Guardiola. Sin la pompa de Jürgen Klopp (Liverpool), Thomas Tuchel (PSG) o incluso del emergente Julian Naggelsman (Hoffenheim), Favre tiene mucho cartel en el fútbol alemán como adalid del fútbol de ataque y también como potenciador de talentos jóvenes.

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En Moenchengladbach, donde entrenó de 2011 a 2015, aún recuerdan a un entrenador que subió al primer equipo a un imberbe Ter Stegen, con el que revolucionó el campeonato con su arriesgado juego de pie. El Borussia de Barcelona, fue bautizado aquel equipo en el que también rescató a un juvenil Marco Reus tras la primera experiencia fallida de este en el Borussia Dortmund. El apático y frío venezolano Juan Arango también fue otro de los futbolistas que levantó el vuelo tras pasar por su diván. En su primera temporada en el M’Gladbach lo rescató del descenso cuando aterrizó con el equipo metido en el furgón de cola. En la segunda campaña terminó cuarto y llevó al club a disputar la eliminatoria previa de la Champions, en la que cayó ante el Dinamo de Kiev, con Reus ya traspasado y de vuelta a Dortmund. Dos años después lo metió directamente en la fase de grupos de la Liga de Campeones al terminar tercero con el decimotercer presupuesto del campeonato. Su dimisión en 2015 causó una fuerte conmoción en Moenchengladbach. Ni la hinchada ni el club querían que se marchara. Ante la presión para que permaneciera, para hacer irrevocable su renuncia, Favre la comunicó mediante un teletipo de la agencia alemana DPA.

En el curso 2016-17, Favre fichó por el Niza, donde fue a buscar la tranquilidad de un campeonato con menos presión en un equipo que jugaba frente a la Costa Azul francesa. Allí volvió a calar hondo. En esa primera temporada en la Ligue 1 el Niza fue la gran revelación del fútbol francés. Obtuvo el simbólico título de campeón de invierno y terminó tercero. De nuevo, otro club de bajo presupuesto, comparado con el PSG, el Lyon, el Marsella, metido en la Liga de Campeones. Y de nuevo, otro equipo de buen pie con reminiscencias cruyffistas encarnadas en la figura del mediocentro costamarfileño Seri, por el que el Barcelona mostró interés.

Su fichaje por el Dortmund el pasado verano fue acogido como el ideal para tratar de combatir la añoranza de Klopp y Tuchel. A su llegada advirtió que tenía un buen plantel, pero con muchos talentos jóvenes por pulir. “Algunos de mis jugadores tienen 19 o 20 años, necesitan tiempo. No pueden controlarlo todo. Hablamos de situaciones tácticas y se necesita tiempo, dos o tres años”, advertía tras la exhibición de su equipo con el Atlético. “Por ello, para nosotros, Witsel es muy importante. Nos da calma. Teníamos dos centrales muy jóvenes, además de Pulisic, y debemos encontrar el equilibrio con los jugadores veteranos que tenemos”, abundó el emocional entrenador suizo, que terminó por hincarle el diente a Simeone cuando metió a Guerreiro, un lateral, a jugar por dentro. “Guerreiro siente el fútbol, esa es la clave. Sabe jugar por la izquierda y luego irse al centro. Eso lo entrenamos y salió bien”.

En la alineación inicial, Favre sorprendió con Götze de falso nueve. A este le ha recuperado para el fútbol tras su larga depresión por no cumplir con las expectativas que generó ser el futbolista que le dio el Mundial 2014 a Alemania con su gol a Argentina en la final. Le ha ido alternando con titularidades y ratos hasta conseguir reactivarlo. Godín y Lucas fueron sacados de zona con frecuencia por la movilidad de Götze. Por detrás de este jugó Reus, al que Favre ha revitalizado como mediapunta y le ha entregado el mando de los tiempos de ataque. Reus manejó el partido con el Atlético en las dos versiones que enseñó el Dortmund. Primero más controlador y después capitalizando ese fútbol desbocado de rápidos contragolpes que terminó por reventar la pizarra de Simeone.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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