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Arturo Vidal, un buen solista difícil de encajar en el Barça

El centrocampista expresó su malestar públicamente tras ser suplente ante el Tottenham, duelo en el que el equipo jugó el mejor fútbol del curso

Jordi Quixano
Moura y Vidal, durante el último duelo de Champions.
Moura y Vidal, durante el último duelo de Champions.GLYN KIRK (AFP)

Primero fue ante el Athletic. En el minuto 55, el colegiado auxiliar enseñó la tablilla con el número 22, señal de que debía abandonar el tapete. Entonces, Arturo Vidal cerró los ojos y ladeó la cabeza para expresar un malestar que trató de gestionar en el banquillo, por más que hubiera chocado las manos con Messi, que entró para arreglar el desaguisado y provocar el empate final con una asistencia a Munir. Pero su explosión llegó en el último encuentro ante el Tottenham, cuando Valverde recitó la alineación titular y colocó a Arthur por delante de él. El posterior desaire del chileno explicaría que, por el momento, no sabe jugar en equipo. Al menos en el Barcelona.

Presuponía Vidal que saldría de la partida frente a los Spurs, fichado por el área deportiva “para los encuentros que se intuyen físicos y con más idas y vueltas que control”. Se lo imaginaba, también, porque el equipo sumaba tres tropiezos seguidos y Valverde estaba decidido a prescindir del más débil (Dembélé) para recuperar el juego de medios y la unión de las líneas, últimamente fracturadas porque los puntas no se desgastaban en la fase de presión y menos en el repliegue. Así, por listo o por sentido común, el entrenador apostó por el brasileño Arthur porque garantizaba la posesión de la pelota. Decisión con un fuerte mensaje para la plantilla que, a buen seguro, le sirvió para ganar complicidades con la vieja guardia porque futbolistas como Busquets, Piqué y Messi siempre han jugado a lo mismo, al tiempo que también contagia un recelo para los nuevos porque para estar en el once se lo tienen que ganar.

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Hasta la fecha, Vidal suma 176 minutos de competición, lo que le sitúa en el puesto 15 de la plantilla. Solo tiene por detrás a Malcom (25) -fichaje que no pidió Valverde-, además de Vermaelen (70), Munir (71) y Rafinha (109), jugadores a los que el área deportiva les buscó acomodo durante este verano sin éxito. Los minutos de Vidal, sin embargo, no convencen porque en los dos encuentros que salió de inicio (Athletic y Girona), el equipo no pasó del empate. Valverde, sin embargo, siempre le defendió. “¿Por qué ha sacado a Vidal y quitado a Dembélé?”, le cuestionaron al técnico tras el duelo de la Real, después de que el Barça volteara el resultado con un tanto del extremo. “Arturo nos refuerza el centro del campo”, replicó el técnico, molesto incluso con la pregunta. Pero a Vidal tanto le dio. Así lo demostró tras el encuentro contra el Tottenham -salió para perder tiempo y cerrar el resultado, al igual que en Valladolid y Anoeta, pese a que dispuso de más minutos-, cuando colgó en las redes sociales un emoticono de enfado. Minutos después, advertido de su imprudencia, lanzó otro texto más políticamente correcto. “Excelente triunfo de equipo”, escribió.

“Se ha equivocado en las formas”, reconocen desde los despachos de la ciudad deportiva azulgrana; “pero tiene su lado bueno el enfado; que un tío de 31 años muestre ese orgullo cuando ya lo ha ganado casi todo, ese punto de rebeldía… Además, es para lo que vino, para dar raza, carácter y competitividad antes que para hacer filigranas”. Aunque añaden: “El problema es que no se puede hacer públicamente y tampoco tiene sentido que sea en el partido que mejor ha jugado el equipo y en el que se ha conseguido una victoria importantísima”. Es por eso que desde el departamento deportivo tienen pensado mantener una charla con el jugador para aclarar los puntos, aunque no existe la idea de sancionarle por la indisciplina. “Hay que enfadarse”, le defendió Rakitic; “porque si no lo hace es que quizá le falta ambición”. Aunque no todos en el vestuario opinan igual porque entienden que Vidal no llegó para ser el salvador sino para ser un jugador de equipo como en su día lo fue Paulinho, querido en su momento por su condición de soldado y su sentido gremial. Algo que a Vidal, apodado King Arturo, le puede costar de digerir como le sucedió a Neymar porque prefirió el PSG antes que el Camp Nou. Pero es que en el Barça, rey solo hay uno y lleva el 10 a la espalda.

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