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El Barça se acaba en Messi

Aunque han recuperado su identidad futbolística, los azulgrana se quedaron sin respuestas ofensivas para superar a un defensivo y combativo Valencia

Ramon Besa
Messi domina el balón ante Carlos Soler.
Messi domina el balón ante Carlos Soler. JOSE JORDAN (AFP)

No arranca el Barça en LaLiga ni después de perder el Madrid. A veces parece como si ambos equipos se marcaran mientras toman posiciones el Atlético y hasta el nuevo líder Sevilla. No respondieron los blancos cuando flojeaban los azulgrana y los barcelonistas no paran de empatar en jornadas que invitan a marcar distancias como la de Valencia. Mestalla no es Mendizorroza sino que se presentaba precisamente como el mejor de los escaparates para un acto de afirmación azulgrana después del éxito de Wembley. Los barcelonistas, sin embargo, se quedaron a mitad de camino, muy mejorados en su fútbol, finalmente reconocibles en su idea de juego y al tiempo demasiado tímidos, sin la grandeza, la frescura y el desequilibrio necesarios para sobreponerse a un escenario y a un rival muy exigente a pesar de que llevan una década sin perder en Mestalla y jamás se doblegaron ante un conjunto entrenado por Marcelino.

Al Barça le cuesta defender en LaLiga incluso después de encontrar un equipo para atacar en la Champions. Los azulgrana conceden ocasiones sin que le chuten a portería, empiezan los partidos con un gol en contra, abatido en Mestalla nada más sacar de centro, cuando ni siquiera se habían cumplido dos minutos, ausente a la salida de un córner botado por Parejo. Nadie atinó a rechazar en el primer palo, mal resguardado por Piqué y Vermaelen, y Garay embocó en el segundo palo, solo ante Ter Stegen.

A favor de marcador, el Valencia se encontró antes de hora con el escenario soñado en el siempre encendido estadio de Mestalla. Muy fuerte en defensa, se aplicó en las transiciones y dispuso de hasta tres llegadas muy francas en el área del Barça. No tuvo puntería, quizá le faltó ambición y se resguardó muy cerca del arco de Neto. Los azulgrana tomaron la pelota, se afinaron en la circulación, evitaron las pérdidas e insistieron en la presión hasta alcanzar el empate en un disparo de Messi.

El gol del 10

Luis Suárez se levantó después de ser derribado por Gayá en una acción que el árbitro no interpretó como falta, apreciación que evitó la intervención del VAR para dirimir si era penalti, como reclamaba el 9. El uruguayo se rebeló acto seguido cuando se ofreció para dar continuidad a la jugada de Messi. Tocó el rosarino después de conducir la bola con las dos piernas y se la devolvió el uruguayo a la entrada del balcón del área para que el 10 enganchara un tiro raso y ajustado al poste izquierdo de Neto: ya son 22 goles de Messi en 25 partidos ante el Valencia.

Ya estabilizado, el Barcelona se arrimó en cancha ajena, bien alimentado por los laterales y pasó a controlar el juego sin apenas esfuerzo, muy sereno y tranquilo, y también poco vigoroso y punzante, incapaz de generar oportunidades, afeitado sobre todo por la poca participación de Coutinho. Quisieron darse un respiro los muchachos de Valverde y propiciaron una contra del Valencia que no acabó en la red de Ter Stegen por muy poco después del tiro cruzado de Gayá.

Los dos contra uno que montaba el Valencia a la carrera por los costados, sobre todo por el izquierdo, amenazaban a la zaga del Barça, la única línea que tocó Valverde respecto al partido de Wembley: Vermaelen entró por Lenglet. El cambio no alteró la mecánica de juego del Barcelona. Los centrales no se distinguen precisamente por su contundencia sino por su saber estar, más a gusto cuando el equipo se junta en cancha ajena que cuando se parte y se arrima a Ter Stegen.

Al Valencia, sin embargo, le faltó continuidad desde la lesión de Guedes. El portugués aporta la calidad en un equipo muy físico, fuerte y rápido, rico tácticamente y siempre dispuesto a atacar el espacio, nada que ver precisamente con el Barcelona. A los azulgrana les faltaba ritmo y profundidad después de esmerarse en posesiones largas, reconocibles con la entrada de Arthur. Ha vuelto el Barça que se organiza alrededor de la pelota, a veces blando y en ocasiones terminal, el que le va a Messi.

Masticaba bien la jugada el Barça y defendía mejor el Valencia. Aguardaban los locales un error y esperaban los azulgrana un acierto en un duelo de estilos opuestos, de muchos contrastes, que poco a poco viró hacia el lado del Valencia. Los azulgrana perdieron finura, empezaron a ceder el balón y el campo, imprecisos y reiterativos en el error, faltos de intensidad y energía, seguramente fatigados por el esfuerzo del miércoles en Londres.

Marcelino adivinó que era el momento para Rodrigo mientras Valverde miraba a Messi. No se juntaban bien los barcelonistas, les costaba presionar, y en cambio aceleraban los jugadores del Valencia. El partido se le hizo muy largo al Barça y los cambios parecieron tardíos e inocuos a pesar de la presencia de Dembélé. Faltos de aire y atrevimiento, sin electricidad, no encontraron los azulgrana ningún revulsivo ni tampoco la manera de romper el consistente muro del Valencia. No hubo más cera que la de Messi. No se arrimaron los delanteros, ni los volantes, tampoco los laterales, con tiros de media distancia como en la Champions.

No coge el hilo ni rompe el Barça en LaLiga, como si aguardara a ver qué pasa en Madrid, sabedor de que queda mucho tiempo para ponerse en modo Champions.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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