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Carla Suárez cae entre el ruido: “Es una falta de respeto”

La canaria, apeada por Keys en cuartos (6-4 y 6-3), lamenta el comportamiento de la grada neoyorquina: “La gente decide si viene a ver el tenis o a cenar, pero yo ni siquiera escuchaba mi golpeo”

Alejandro Ciriza
Carla Suárez protesta al árbitro por el ruido durante el partido contra Keys en la pista central de Nueva York.
Carla Suárez protesta al árbitro por el ruido durante el partido contra Keys en la pista central de Nueva York.Danielle Parhizkaran

La pista central de Nueva York, la más grande del planeta, tiene sus propios códigos. A diferencia de lo que ocurre en Wimbledon, París o Melbourne, templos en los que se mastica el silencio, la pista Arthur Ashe es tradicionalmente un hervidero en el que huele a perritos calientes y bailan las cervezas, al ritmo de las 24.000 personas que caben en un show típicamente estadounidense. Porque en Nueva York, el deporte y, en extensión, el tenis, se interpretan esencialmente como un espectáculo, por encima de todo. En la central neoyorquina siempre se escucha un murmullo y el público se desplaza entre los puntos, pero lo que ocurrió durante la despedida de Carla Suárez del torneo (6-4 y 6-3 contra Madison Keys, en 1h 23m) fue bastante más allá.

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Los decibelios aumentaron tanto que a veces llegaba a ser imperceptible el crujido de la pelota contra los cordajes. Aficionados de espaldas al juego, o bien en pie mientras las protagonistas peloteaban; guateques improvisados en los palcos; el juez de silla llamando la atención al público en repetidas ocasiones y resignándose al ver que el volumen no disminuía y nadie respetaba la orden. Y Suárez, enojada, insistiéndole en un par de ocasiones en que lo que estaba pasando traspasaba los límites de la sesión nocturna de Nueva York, mientras ella soñaba con romper la barrera de los cuartos en un Grand Slam. “Jugué aquí hace dos días y esto no era así”, se le escuchó en la pista.

Ni siquiera la actuación de Keys, jugadora local y finalista el año pasado, disuadió a los aficionados de la central. Se desentendieron del tenis y apostaron por la fiesta, mientras ahí abajo su tenista alcanzaba otra vez las semifinales en un partido completamente descafeinado por el desinterés en las gradas. “Por favor, ¿pueden ocupar el primer asiento disponible?”, rogó el árbitro después, en los primeros compases del choque entre Novak Djokovic y John Millman, mientras desfilaba por los tres anillos un nutrido número de personas a las que la advertencia les entró por un oído y les salió por el otro.

“Me quejé dos o tres veces, pero podría haberlo hecho mil”, dijo molesta la canaria. “Podía haberme quejado todos los puntos que jugué, aunque al final el ruido también era para Madison. No disfruté… Desde el minuto uno al último… La gente puede hablar, pero es una falta de respeto que la gente todavía esté yendo a sentarse o caminando por ahí. Ha habido un momento que le he dicho a Madison: vamos a jugar, porque si tenemos que esperar a que se siente todo el mundo no jugamos… Te estás jugando lo que te estás jugando y la gente está así… Y no lo digo porque haya perdido, porque aquí he perdido 6-0 y 6-0 y disfruté… Cada uno viene y decide lo que hace, si quiere ver el tenis o bien cenar, pero no se debe hablar durante el punto. ¡Yo ni siquiera escuchaba mi golpeo! Y el otro día escuchaba los gritos de Sharapova perfectamente… He ganado un juego y ni me he enterado, porque no oía al árbitro. Me cuesta creer que hoy la gente haya estado pendiente del partido. Sabe mal”, añadió.

“No quiero ser Carla Suárez, la de los cuartos”

Esa fue la tónica y en ese contexto cedió Suárez, que abandonó Flushing Meadows habiendo completado un notable torneo, apeando en su trazado a rivales de entidad como Kristina Mladenovic, Caroline Garcia (seis del mundo) y Maria Sharapova; para el recuerdo, el recital contra esta última en una noche que coincidió con su 30 cumpleaños. Sin embargo, este miércoles se cruzó con Keys y por sexta vez se despidió de un gran torneo en la escala de los cuartos de final. La estadounidense fue superior, sobre todo desde que anuló una opción de rotura en el primer parcial y cuando acto seguido –con 5-4 en el marcador– rubricó la suya para ponerse por delante. A partir de ahí, entre el ruido y el buen hacer de la adversaria, Suárez se diluyó.

“Ya no me gusta la sensación de haber llegado a cuartos, no quiero ser la que llega a los cuartos y ya está. Una está satisfecha, pero me van a decir: Carla Suárez, la de los cuartos de final, y no quiero que se me recuerde por eso. Me gustaría pasar esa barrera porque tengo una espina clavada y duele”, concluyó.

Keys, por lo tanto, desembarcó en la penúltima parada del major y se enfrentará a la japonesa Naomi Osaka, un refrescante descubrimiento que ha ido cogiendo forma esta temporada, con el título de Indian Wells. A sus 20 años, ya como la 19 del mundo, ha ido abriéndose paso en Nueva York y se convirtió en la primera jugadora de su país que alcanza la cota desde que lo hiciera Kimiko Date en la edición de 1996 de Wimbledon. De la mano progresó Kei Nishikori, que remontó al croata Marin Cilic (2-6, 6-4, 7-6, 4-6 y 6-4) y disputará las semifinales de un grande por tercera vez, las tres en Nueva York (2014, 2016 y 208).

Japón, pues, está de enhorabuena.

RESULTADOS DE LOS CUARTOS

CUADRO MASCULINO: Novak Djokovic, 6-3, 6-4 y 6-4 a John Millman; Kei Nishikori, 2-6, 6-4, 7-6, 4-6 y 6-4 a Marin Cilic.

CUADRO FEMENINO: Madison Keys, 6-4 y 6-3 a Carla Suárez; Naomi Osaka, doble 6-1 a Lesia Tsurenko.

Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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