El Barcelona es un cañón
Los azulgrana alcanzan el liderato con un festival de goles ante un generoso Huesca
El Barça fue un cañón ante el agradecido Huesca. Los delanteros se pusieron las botas, tan verticales y efectivos que contagiaron a los defensas, intimidadores en el área contraria y desatentos en la propia para sorpresa de Ter Stegen. Ningún barcelonista temió por el triunfo con 0-1 sino que después del 4-2 se suspiró por un liderato que alcanzó con un tanto de Jordi Alba, el jugador sorprendentemente caído de la primera lista de Luis Enrique. Muy profundo, el lateral se reivindicó con un gol y dos asistencias mientras se afirmaba el liderazgo de Messi.
No había color si la contienda era una cuestión de goles porque en el Barça formaron los cuatro magníficos: Dembélé, Coutinho, Luis Suárez y por supuesto Messi. El recital ofensivo azulgrana fue completo, especialmente arrebatador en el arranque del segundo tiempo, momento en que se sucedieron las llegadas y los tiros ante la complacencia del Huesca. Ni siquiera hubo tiempo para discutir sobre el control del juego, sobre los signos de identidad barcelonista, sino que el partido se desbocó, como si no hubiera medios y el equipo se quisiera olvidar de Xavi e Iniesta. Tenía prisa por ganar partidos Valverde.
A un calendario amable, tiempo idóneo en Barcelona para publicitar al Huesca, acudir a la playa para saludar a Ronaldinho y tomar aire ante el exigente desafío de la Champions, Valverde ha respondido sin pestañear, muy centrado en LaLiga, como si no pasara nada a su alrededor, insensible a los fichajes tan elogiados, confiado en los jugadores ya conocidos, y por supuesto en Coutinho y Dembélé, obsesionado con ganar los tres partidos previos al parón de selecciones y al debut de Luis Enrique en el banquillo de España.
Abatido el Alavés después del descanso y ganador en el último minuto en Valladolid, el equipo azulgrana se merendó al Huesca en una apacible tarde veraniega antes de viajar dentro de dos semanas a San Sebastián. La jornada demandaba un encuentro y jovial y la hinchada contó hasta diez goles: 8-2. ¡Mambo! El resultado pedía música en un estadio a veces demasiado mudo, en ocasiones excesivamente ruidoso por la megafonía, finalmente rescatado porque sonó con todo el rigor el himno del Barça.
Al Huesca le alcanzó con dos minutos para responder a su cartel de equipo aseado, desacomplejado y optimista desde que alcanzó la élite, desafiante en el Camp Nou. Tocaron los zagueros en su cancha para salir de la presión, abrieron el juego para el lateral Marimón y su centro desde la derecha fue rematado por Longo y tocado por Cucho Hernández ante el asombro de Ter Stegen, imbatido hasta el momento en LaLiga. Aunque estaban advertidos, los jugadores azulgrana quedaron tan asombrados como el Camp Nou.
Miraba el Barça. No paraba atención en el partido ni tenía intensidad en el campo, siempre pendiente de Messi. Luisinho vivía muy tranquilo como lateral izquierdo hasta que compareció el 10. Tiró hacia adentro el rosarino para recortar después a Luisinho y cruzar con la derecha a la red, como si bailara un tango, que exige correr y frenar: 1-1.
El regate seco de Messi petrifica a cualquier defensa para suerte del Barça. Las apariciones del capitán sostuvieron a un equipo muy exigido defensivamente por el fútbol punzante del Huesca en un partido muy emocionante para disfrute del Camp Nou. A campo abierto, sufría el Barcelona; cuando tenía la pelota, en cambio, la mirada se posaba en Messi. Así fue como progresó Jordi Alba después de tirar una pared con Dembélé y buscó con su pase atrás la llegada del 10. Al balón llegó antes la pierna de Pulido y batió a su meta Werner.
Valiente en ataque, el Huesca no afinaba en defensa, desbordado por los arreones del Barcelona y el desequilibrio de Messi. El tercer gol era cuestión de paciencia y del VAR. Volvió a asomar Alba, ahora asistido por Coutinho, y su centro fue embocado por Luis Suárez. Aunque el linier levantó la bandera por fuera de juego del lateral, el videarbitraje validó el tanto del uruguayo, por fin goleador en LaLiga.
El 3-1 no desmoralizó al Huesca, sino que relajó a los laterales y centrales del Barça, permeables y condescendientes, sorprendidos en una entrada de Cucho Hernández, doblemente rematada por Moi y por Gallar: 3-2. No estaba centrado Piqué, Umtiti era más peligroso en el área ajena que en la propia y estaba muy relajado el internacional Sergi Roberto. No espabilaron los zagueros en el descanso ni se pararon los delanteros de manera que el encuentro continuó igual de divertido, un ir y venir en las porterías de Werner y Ter Stegen.
El marcador, en cualquier caso, quedó muy pronto a salvo del Barça por los tantos de Dembélé y Rakitic. Ya doble goleador con la derecha, el francés remató sin parar con la zurda una asistencia de Luis Suárez y el croata coronó con un tiro imponente un delicioso pase de Messi. El liderato se puso tan a tiro que ya no perdonaron los azulgrana: repitió Messi en una transición iniciada por Ter Stegen y continuida por Coutinho; Alba se vistió por fin de chutador con un pase del 10 y Luis Suárez cerró la cuenta con un penalti concedido por el capitán del Barça.
La rueda de cambios no sació el apetito del Barça ni alteró el plan del Huesca, que hizo y dejó hacer, generoso en las áreas, aplaudido por un Camp Nou enfebrecido con el recital de los muchachos de Messi. El campeón es líder de LaLiga.
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