El sistema se traga a Alba
El lateral recupera con Valverde el protagonismo que perdió con Luis Enrique en el Barça cuando el técnico apostó por el 3-4-3
Hay dos futbolistas que de alguna manera simplifican la entrada y la salida de Luis Enrique del Camp Nou. Uno se llama Luis Suárez, el jugador que acabó con la figura del falso 9, y la segunda responde al nombre de Jordi Alba, la víctima del sistema Barça.
A partir del uruguayo, el equipo formó con el tridente (Neymar, Messi y Suárez) y sustituyó el juego de posesión por el del contragolpe hasta alcanzar la Champions de Berlín-2015. Y Alba fue el sacrificado cuando Lucho recuperó el dibujo azulgrana del 3-4-3.
Ocurrió en un partido de Liga contra el Atlético de Madrid en el Calderón, en febrero del 2017, y especialmente en las eliminatorias de la Champions ante el PSG y la Juventus. Alba no formó en la épica remontada contra el PSG, día en que Sergi Roberto firmó el 6-1 después de salir desde el banquillo, y tampoco estuvo más tarde en el 3-0 de Turín ante la Juve, jornada en que el señalado fue el Mathieu, retratado por Dybala.
Alba se sintió señalado por Luis Enrique, avalador por otra parte de la llegada de Digne —ejerció en la banda izquierda y también de central zurdo—, de la misma manera que se siente un privilegiado con Valverde. El lateral catalán formó incluso como titular en la vuelta de la Supercopa de España cuando el Barcelona se desplegó a partir de un 3-5-2 en el Bernabéu (2-0).
“Estoy muy a gusto con el cuerpo técnico y con los compañeros”, argumentó Alba en julio del año pasado. Me tomo la temporada de una manera muy diferente. Lo que pasara hace tiempo ya no me interesa”, añadió el zaguero de L’Hospitalet. El propio Alba había afirmado en marzo pasado, convocado por Lopetegui para la selección española: “Aquí tengo la confianza del mister; es un halago y me llena de confianza. No tengo los minutos que quizás me gustaría tener en el Barça”.
Alba siempre ha sostenido que se siente beneficiado con una zaga de cuatro (4-3-3 o 4-4-2) y su progresión ofensiva se ha acentuado con la partida de Neymar. “El equipo cambió la manera de defender desde el 4-0 contra el PSG en París. Yo salí perjudicado. Ahora defendemos mejor; no lo hacemos como los italianos, pero somos mejores”, argumentó Alba.
Jugador de sangre caliente, directo cuando comparece en la zona mixta, Alba no recondujo su situación con Luis Enrique, igualmente volcánico en el Barça. Las relaciones personales nunca fueron el punto fuerte de ambos, circunstancia importante para entender ahora la ausencia de un jugador que no tenía competencia en La Roja. Los desencuentros tácticos tienen difícil solución con un técnico al que no le gusta dar explicaciones ni tiene por costumbre departir con la prensa como Luis Enrique, igual de vehemente que Rubiales. A Lucho le encanta marcar el camino y su equipo arranca sin Jordi Alba.
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