Varane y Griezmann liquidan a Uruguay
Francia ya está en semifinales tras superar a la correosa selección celeste en un partido trabado resuelto a balón parado y por un grave error de Muslera
Sobria y tan pétrea y guerrillera como pueda serlo Uruguay, Francia se ha plantado en semifinales. Lo hizo aceptando el duelo que le propuso la corta selección charrúa, tan peleona y ordenada atrás como siempre, pero menguada y condenada para el ataque sin Cavani. No tuvo capacidad de respuesta la selección del maestro Tabárez ante la de Deschamps, que cuando no pudo imponerse desde la técnica, lo hizo desde el imponente poderío físico de sus centrocampistas y de sus defensas. Hay mucho del Deschamps jugador en esta Francia. La precisión táctica, la practicidad con la pelota y un trabajo colectivo notable que la convierte en una roca y en un martillo pilón. Desde octavos de final, seis disparos a puerta y seis goles. La eficacia va por delante del juego en esta selección que va de menos a más. Supo interpretar el partido que le propuso Tábarez, es decir supo saber ser Uruguay.
Ya desde las emocionales letras de los himnos se anticipaba un partido de trincheras. Con poco aire para el juego virguero. Uruguay con la ausencia de Cavani, con todo lo que ello conlleva, se predispuso a la batalla del otro fútbol. Stuani le puede igualar en el esfuerzo, pero no en presencia ofensiva. El edema en el gemelo izquierdo le impidió al delantero del PSG siquiera calentar. La intensidad del dolor debía ser insoportable para sentar a un uruguayo en el banco en una cita tan trascendente.
Deschamps no contaba con Matuidi, el volante con el que había encontrado cierto equilibrio en el medio del campo. Pese a que Uruguay le iba a negar los espacios, prefirió a Tolisso antes que al delicado y fino Fekir. Intuyó el seleccionador francés un pulso físico y táctico, de mucho trancar, como dicen lo sudamericanos, y equlibró fuerzas e intenciones con esa decisión.
El duelo comenzó muy a la uruguaya. Giménez, como quien no quiere la cosa, le pisó el talón a Giroud. En La siguiente jugada, Martín Cáceres corrió de costado a costado para evitar que la pelota saliera de banda. Y cada balón aéreo que intentaba ganar Pogba era una emboscada de dos o tres celestes cuerpeando y saltando para aprieionarle. Ahí le hizo saber Uruguay a Francia el infierno de partido que le esperaba. A Lucas Hernández se lo corroboró Stuani con una entrada dura en el impacto de los cuerpos. Otro mensaje meridiano para explicar a qué y cómo se iba a jugar.
En medio de ese avispero de partido, donde cada pelota y cada metro de hierba eran motivo de intensas disputas, Mbappé pretendió emerger. Lo hizo con un par de arrancadas apoyadas en la que se ha convertido la zancada más demoledora y elegante del fútbol mundial. Levantó a la grada con esas intentonas, pero atrás estaban Godín y Giménez para abortar cualquier intento de pisar área.
Frenado Mbappé y encorsetado Griezmann pese a sus intentos de operar por todo el frente de ataque, Francia ya comprendió que aquello iba a ser una cuestión de brega y aguante. Mucho roce, y muchas falta táctica (solo 16 en el primer tiempo, 31 en el total del partido). Sucede que ahí la selección de Deschamps también tiene cemento armado con Pogba y Kanté y su defensa, compuesta técnicamente por tres centrales naturales (Varane, Umtiti, Lucas) y Pavard, que también se ha desempeñado ahí. Una muralla de músculos, centímetros y velocidad que aplastó a Luis Suárez y Stuani.
La espesura del juego inclinó su solución a lo habitual en este clase de partidos pizarreros y ásperos. La pelota parada comenzó a tumbar a Uruguay. Griezmann sacó una perfecta falta lateral a pierna cambiada desde el costado derecho. La rosca, dañina y tensa, la cazó Varane anticipándose a Stuani. El testarazo fue teledirigido a la cepa del palo derecho de Muslera. Imparable.
Por alto
El tanto le hizo mucho daño a Uruguay. Recibió un gol en un apartado donde se creía superior. Y mucho daño le hizo también que en el área contraria, Lloris sí evitara lo que Muslera no pudo. Un cabezazo de Martín Cáceres tomó la misma trayectoria envenenada que el cabezazo de de Varane. Sin embargo, Lloris respondió con una de las paradas del campeonato. Una estirada imposible, en la que mezcó potencia de piernas y una velocidad de reacción prodigiosa.
Al segundo acto, Uruguay entró con tanta fe como poco juego. Sin Cavani, siempre vio la portería de Lloris muy lejos. Empujó, pero se encontró con una rocosa Francia que no le concedió nada. Metida en su campo, tenía a Mbappé y Griezmann en alerta para lanzarlos a la contra a la mínima que pudiera. Una pérdida del Cebolla Rodríguez en el medio ante Pogba fue aprovechada por este para atravesar el centro del campo charrúa. En el balcón del área, se apoyó en Tolisso y este en Griezmann. Con el zurdazo de este, Muslera rompió todas las reglas básica del portero. Dudó en la colocación y no puso el cuerpo por detrás de las manos, que se le doblaron. Griezmann ni celebró el gol por una mezcla de condescendencia con Muslera y por respeto a su devoción a los uruguayos.
Con 2-0, Francia ya se limitó ya a gestionar el marcador. Comenzó a tocar y Mbappé quiso bailar con un taconcito y una exageración por un golpe del Cebolla Rodríguez. Entre el lujo y el irrespetuoso teatro se hizo una montonera de empujones macarrónicos. Y ahí Francia también tiene en Pogba con quien imponer las leyes del barrio. Aunque enfrente esté Luis Suárez desatado.
Los dos goles de ventaja fueron ya una distancia enorme para Uruguay, que se encontró con esa Francia que también domina el fútbol en los sótanos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.