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Grata segunda plaza para Suiza, que se cruzará con Suecia en octavos de final

La selección helvética firma un empate contra Costa Rica en un cómodo final de grupo, pero pierde por sanción a dos titulares de su zaga, Lichtsteiner y Schär, para el duelo del martes contra los escandinavos

El centrocampista suizo Dzemaili celebra su gol a Costa Rica
El centrocampista suizo Dzemaili celebra su gol a Costa RicaMURAD SEZER (REUTERS)

En el Mundial en el que nada está escrito Suiza ejerció como un digno representante de su tierra, como un reloj. Y eso que pocas cosas en esta cita rusa parecen llegar a su hora. Igualó ante Costa Rica y arribó a los octavos de final sin padecer en exceso o al menos no tanto como otras selecciones a priori más lustrosas. Los helvéticos no hacen alardes, pero conforman un equipo maduro que extrae rendimiento de sus virtudes. Contra los ticos supieron sufrir de inicio, marcar cuando el crono transcurría por la primera media hora del partido y convertir ese hito en un instante de inflexión. El trancurrir de la noche y las noticias que llegaban de los goles de Brasil a Serbia le dejaban en la segunda plaza del grupo. No pareció muy disconforme con ello. Se cruzará el próximo martes contra Suecia en la parte del cuadro que semeja más accesible, pero lo hará sin el experto lateral diestro Lichtsteiner y sin el solvente central Schär, que se quedarán en la grada por acumulación de amonestaciones.

El partido obedeció al guión del campeonato, que no varió siquiera ante dos equipos construidos para no alterarse. Hubo instantes de frenesí, de ida y vuelta y un entretenido descontrol. Visto lo visto, Suiza salió dispuesta a no tener sustos. Pero tan nobles intenciones no son garantía de nada en el Mundial más democrático que se recuerda. En Rusia, y en 2018, todo el que tiene un balón en los pies tiene voz y voto. Lo tuvieron, ya eliminadas, Marruecos, Perú e incluso Corea del Sur, que también se sabía apeada antes de laminar sobre la bocina a Alemania. Costa Rica llegó al partido con la fecha de salida ya expedida en el pasaporte, pero jamás derrotada. A los diez minutos ya había rematado dos veces a los palos, con un testarazo de Borges que desvió el meta Sommer al poste y un remate lejano de Colindres que se estrelló en el larguero. Suiza tenía la pelota, le había metido ritmo al partido, pero ningún tico se achantó. Porfiaron de inicio, decayeron por el camino, se levantaron y caminaron hasta el último minuto para no marcharse de vacío para casa.

Costa Rica encontró por fin una referencia en ataque. Campbell le dio salida, al menos más que los otros delanteros que alineó durante el campeonato. También Suiza tiene un problema similar, pero lo ha disimulado mejor. Muchos de los problemas de los centroamericanos han llegado por ahí, equipo coriáceo, bien armado, con gente honesta y trabajadora y un excelente guardameta, pero sin colmillo. Campbell no es un nueve, pero tiene velocidad, recursos y oficio para darle salida a sus compañeros.

Suiza aguantó el envite, sobrevivió al desorden y obtuvo premio porque Dzemaili ejerció de llegador en una dejada de Embolo y les puso en ventaja para manejar así los tiempos de la cita. Costa Rica se difuminó y al poco tiempo llegaron también noticias desde Moscú, un gol brasileño a Serbia que le daba un mayor margen a los suizos. Lo aprovecharon cuando su rival salió del descanso con renovados brios y anotaron el empate con remate del central Waston, el mismo central de casi dos metros de talla que había marcado el gol que selló el pase de Costa Rica al Mundial. Solo que en esta ocasión se ayudó de una infracción para ganar la posición en el área, un empujón a Akanji que pasó desapercibido para el árbitro de campo, y lo que es peor, para los que ejercen tras las pantallas, un borrón para el VAR.

Más información
Resumen y goles del Suiza-Costa Rica del Mundial 2018

De vuelta a la paridad, Suiza se plegó para guardarse de nuevos disgustos, retiró a Shaqiri para evitar otra amonestación que conllevase sanción y se llevó el partido con un gol de Drmic, que poco antes había rematado al larguero. No se rindió Costa Rica, orgullosa hasta los minutos de prolongación. En ellos primero el VAR le salejó del empate con un penalti señalado por el árbitro y corregido por un fuera de juego previo. Y casi sin solución de continuidad forzaron otro que Bryan Ruiz embocó tras disparar al larguero y rebotar la pelota en el meta Sommer.

El aire funcionarial que destilaban los suizos se enturbió un poco con tanto vaivén, pero tampoco buscaron más ni lo precisaban. Jugaban en dos escenarios y desde el moscovita siempre llegaron noticias que les daba un cómodo colchón clasificatorio. Incluso la derrota le hubiese dado el pase a Suiza para enviarla justo donde deseaba, con la ilusión además de superar su tope contemporáneo. En tres de los últimos seis mundiales cayeron a esa altura. Antes otras tres veces se situaron entre los ocho mejores del torneo, pero la última fue en 1954 cuando ejerció de anfitrión.

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