Expulsados 24 ultras argentinos de Rusia por protagonizar una pelea en el partido con Croacia
Los servicios de seguridad fuerzan la vuelta de dos grupos de barras que amenazaban con volver a enfrentarse en la previa ante Nigeria
La violencia del fútbol argentino ha llegado a Rusia. Dos grupos de ultras del país latinoamericano se enfrentaron el pasado jueves en la previa del partido ante Croacia, en Nizhni Nóvgorod, en una pelea que dejó dos detenidos, una decena de heridos y amenazas de agresiones para el encuentro ante Nigeria. El Ministerio de Seguridad argentino asegura que, tras haberlos identificado, los barras regresan este martes a su país. “Adelantaron su vuelta. No van a ir al partido y se están volviendo a Argentina”, manifiesta Guillermo Madero, director de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos argentino.
De un lado, los aficionados de los clubes Unión de Santa Fe y San Lorenzo de Almagro. Del otro, los de Club Atlético Huracán. La rivalidad entre los dos últimos resulta histórica, pero la hostilidad entre ambos grupos alcanzó su cumbre en la previa del partido ante Croacia por una pugna en la reventa ilegal de entradas al encuentro. Pero no quedó ahí. Las amenazas continuaron y, en los últimos días, se filtraron audios de Whatsapp en los que los ultras prometían volver a enfrentarse en la previa del encuentro de este martes. Sin embargo, el trabajo de las fuerzas de seguridad frustró el cruce.
"Estos son los 24 violentos que provocaron la feroz pelea entre hinchadas antes del partido de Argentina y Croacia. Le pedimos a Rusia el retiro de la Fan ID [documento que los espectadores deben portar de manera obligatoria]", explicaba este lunes Patricia Bullrich, ministra de Seguridad argentina, a través de su cuenta de Twitter.
El problema de los ultras no es nuevo para Argentina. Conociendo los antecedentes en mundiales pasados, el ministerio de Bullrich envió a Moscú una lista de 3.000 nombres de personas que tienen la entrada prohibida a los estadios argentinos. Además, mandó una delegación de seis personas especializadas en identificar a los violentos para evitar así el ingreso de estos a los encuentros. "Queremos que los argentinos se comporten en los partidos de Rusia", dice Madero. "Trabajamos en conjunto con la policía y los servicios secretos rusos. Solamente siete de la lista de los 3.000 vinieron a Rusia. Fueron identificados y enviados nuevamente a Argentina", explica. Pero ninguno de esos 24 ultras hizo saltar los radares policiales.
El sistema falló o los violentos encontraron la grieta por donde filtrarse, pero ningún operativo evitó el enfrentamiento del pasado jueves. La lista del Gobierno argentino cruza nombres de personas con antecedentes violentos en los estadios que han sido identificadas y prófugos de la justicia, pero resulta insuficiente. "Sabemos que pertenecen a grupos violentos, pero no tenían antecedentes judiciales, por eso no pudimos actuar", admite Madero desde Rusia.
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