Novatos con experiencia en la portería argentina
Caballero, Guzmán y Armani, los tres porteros de la Albiceleste, pasan de los 30 años pero nunca han participado en un Mundial
Wilfredo Caballero tiene 36 años. Nahuel Guzmán, 32. Franco Armani, 31. Ninguno ha jugado un Mundial. Los tres son los porteros de Jorge Sampaoli para Rusia 2018. “Un arquero demuestra que es de selección cuando juega y juega bien en la selección”, asegura el Pato Fillol, líder bajo el larguero de la Albiceleste en el 78. Pero desde que Maradona tocó las puertas del cielo en México 86, Argentina no levanta la copa y Sergio Romero, dueño de la portería desde el 2010, se cayó de la lista de convocados en la última recta rumbo a Moscú. Una lesión en la rodilla derecha lo borró de Rusia. Pesadumbre para Romero, ¿solución para Sampaoli?
Hace tiempo que en la selección argentina merodeaba un dilema: el portero titular era suplente en su equipo. En las últimas cinco temporadas, Romero jugó un total de 66 partidos, entre la Sampdoria, el Mónaco y el Manchester United. Una media de 13,2 duelos por campaña. “Se le criticaba porque en su equipo no juega, pero ¿en la selección rendía bien?”, pregunta Nery Pumpido, campeón del mundo en el 86. “Nunca entendí a la gente que cuestionaba a Romero, después del puesto de Messi el de arquero fue el que más tranquilo estuvo en los últimos años”, añade. Sin embargo, la duda ya estaba enquistada en el núcleo duro de la Albiceleste.
“Chiquito, ¿por qué no te buscás un equipo para atajar?”, le aconsejaban sus compañeros. Romero está cómodo en el United. Su familia se adaptó bien a Manchester, él asegura tener buena sintonía con Mourinho. Y, lo más importante: no le molesta mirar desde el banquillo las paradas de De Gea (115, el cuarto que más balones detuvo en la última Premier). Pero lo que obviaron Sabella, Martino y Bauza, últimos tres entrenadores de Argentina; Sampaoli, no. “¿No te da seguridad?”, le preguntó uno de los históricos al entrenador. El técnico no contestó nada. Silencio incómodo, para alguien que no se animaba a prescindir de un jugador tan consolidado en el once. Fue entonces cuando Romero se resintió de su lesión en la rodilla. “Llego al partido contra Islandia”, le afirmó el Chiquito a Sampaoli. No había caso, la decisión ya estaba tomada. Romero se sometió a una artroscopia en Barcelona, mientras sus compañeros se concentraban en el Sofía. Nunca los pasó a visitar.
Sin Romero, Caballero toma ventaja para adueñarse de la portería. Debutó en la selección mayor en marzo ante Italia. No tiene experiencia; sus compañeros, tampoco. “Es un poco raro, sí”, opina Pablo Cavallero, titular en Corea y Japón. “No se hizo bien el recambio. Fillol fue suplente en el 74; Pumpido, en el 82; Islas, en el 86; y yo en el 98. Siempre se va formando a un nuevo arquero”, completa el exmeta del Celta.
Argentina, en cualquier caso, no solo tiene un problema a la hora de calibrar los proyectos. Cuna de grandes porteros, hoy los largueros parecen huérfanos de estrellas. “El problema no está en los primeros equipos. Ahí estamos trabajando con las últimas tendencias. No hay buenos entrenadores de arqueros en las inferiores. No se les presta atención, están pendientes de encontrar un Messi. Y el portero es un puesto que necesita mucha dedicación”, remata Pablo Cavallero.
Willy Caballero campeón mundial sub-20 en 2001, nunca más había regresado al predio de Ezeiza. Su formación la completó en Europa. Pasó por el Elche, el Málaga, el Manchester City y el Chelsea (es el suplente de Courtois). “Me ha llamado mucho la atención como creció Willy y lo que le está agregando a su juego. Más allá de lo que había mostrado en España, era muy bueno bajo los tres palos. Le sumó juego con los pies y mejora técnica. Creo que se fue completando con el tiempo”, elogió Guzmán a Caballero. Y remató: “Es un ejemplo que llegue al Mundial con 34 años”. “¡No! 29”, interrumpió Willy, que en tres meses cumplirá 37. Los dos tienen experiencia. Novatos, sin embargo, con la Albiceleste.
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