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El mexicano Gudiño, pupilo de Casillas y desterrado de la selección

El único guardameta mexicano en jugar la Champions League ha estado fuera del radar del seleccionador Juan Carlos Osorio

Diego Mancera
Gudiño, durante un entrenamiento con el Apoel.
Gudiño, durante un entrenamiento con el Apoel.A. Boyers (Reuters)

Raúl Gudiño (Guadalajara, 1996) es el portero del futuro para México. Este espigado guardameta ha roto el molde de los porteros mexicanos por su estatura: 1,95 de altura. Nunca antes su país había concebido a un arquero con una complexión similar a la del holandés Edwin van der Sar: largos brazos y un imán en los penaltis. A los 17 años alertó a los ojeadores de talentos. Los caza talentos del Oporto aguardaron a que cumpliera un año más para llevárselo a Portugal. “Bien podría estar en México a gusto aunque no me lo hubiera permitido”, comenta a EL PAÍS.

Gudiño cobró notoriedad cuando disputó una Copa del Mundo sub 17, categoría en la que México ha ganado dos ediciones. Era 2013.  Allí sorprendió al atajar penaltis, claves para sacar a Brasil de los cuartos de final y llegar a la final. Eso cautivó al Oporto que lo llevó a sus equipos juveniles y durante la UEFA Youth League volvió a atrapar balones. “No creas que uno así nace, lo he trabajado con mi papá y con mi hermano. Un factor muy importante es mi físico y la reacción que uno tiene”, explica.

El colorido Jorge Campos medía 1,68; el meta que jugó los Mundiales de 2002 y 2010, Óscar Conejo Pérez, alcanza el 1,72; el portero del Tri en 2006, Oswaldo Sánchez, les supera con su 1,84 y Guillermo Ochoa le gana sólo por un centímetro. “El físico te ayuda si lo trabajas. Si te das cuenta tenemos grandes porteros que no tienen una estatura tan alta. Tan sólo ve a Campos, es un excelente portero”, responde el chico de 22 años.

Su formación en Europa ha estado a cargo de su tutor extraoficial, Iker Casillas. El exjugador del Real Madrid le apodó Woody por su parecido con el personaje de la película Toy Story. La primera vez que le vio en los vestuarios Gudiño se quedó sin decir nada. Fue a su taquilla y le miraba de soslayo. El español se le acercó cuando vio sus guantes y le animó a hablar. “De niño no creía posible pedirle un autógrafo y luego tenerlo como compañero, competir con él. Me cambió todo el panorama”, dice.

El mexicano con Casillas durante un entrenamiento en el Oporto.
El mexicano con Casillas durante un entrenamiento en el Oporto.Twitter: @RaulGudino1

“En los primeros entrenamientos me pidió que soñara en grande, que luchara por todos mis sueños y que no me conformara. Escucharle es creerle en el fútbol y en la vida”, recuerda el chico que analizaba en vídeos los lances de Casillas y de Courtois, otro de sus colegas con los que guarda parecido.

Las cualidades de Gudiño no fueron del interés del entrenador de México, Juan Carlos Osorio. Durante toda su gestión llamó a nueve porteros distintos: Ochoa, Jesús Corona, Alfredo Talavera, Rodolfo Cota, Jonathan Orozco, Alejandro Palacios, Manuel Fraga, Moisés Muñoz y Gibrán Lajud. Todos del campeonato local. “No he tenido contacto, por ahí he tenido dos o tres mensajes. Lo último fue en la última concentración para los Juegos Olímpicos [2016]”, cuenta con relación al torneo del que quedó por decisión técnica.

La portería de México se ha hecho para los veteranos. El promedio de edad de los guardametas que competirán en el Mundial de Rusia es de 34 años. Gudiño quiere ser parte de la nueva camada. “Anhelo estar en la selección mayor. Lo deseo con todas las fuerzas”, menciona.

“Nos faltó y lo que nos está faltando es que confíen en nosotros. Sí somos chavos, pero podemos. Para demostrarlo… ¡Tenemos que estar ahí! No tenemos esa oportunidad, ese respaldo para poder jugar. ¿Cómo vamos a saber? Van a pasar los años y no nos vamos a dar cuenta. No es tarde. Somos una generación joven”, apunta Gudiño sobre su generación, la de 1996.

Hace un año fue cedido en el equipo patrocinado por Cristiano Ronaldo, el Unión Madeira. La temporada que recién terminó la pasó en el Apoel de Chipre. En México, el Guadalajara, el equipo más popular, busca repatriarlo. La ficha de Raúl Gudiño quedó grabada en la historia del fútbol mexicano al convertirse en el primer portero en debutar en la Champions League, contra el Borussia Dortmund. “Se siente muy chido, lo veía tan lejos. ¡Quiero volver a un partido como esos!”, dice por teléfono. Ochoa y él son los pioneros en el fútbol Europeo. “Nos da una gran responsabilidad en abrir este mercado. Está cambiando la forma en cómo ven a los porteros de México”, menciona y enfatiza “sólo falta que otros clubes volteen a ver al arquero mexicano, es lo único que falta porque trabajo y calidad los hay”. Gudiño aguarda al mañana con los guantes puestos.

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Sobre la firma

Diego Mancera
Es coordinador de las portadas web de la edición América en EL PAÍS. Empezó a trabajar en la edición mexicana desde 2016 escribiendo historias deportivas. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Periodismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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