El Real Madrid vence al Leganés y se estira en la Liga
El Real remonta tras un primer tiempo con buenos apuntes y un segundo sosaina para alcanzar el tercer puesto
A trompicones, pero el Real Madrid se estira en la Liga, donde ya es tercero tras solventar su partido aplazado en Butarque a causa del Mundialito, su último trono. Ha recuperado el gancho y ya suma 26 goles en los últimos seis encuentros. Antes, su media en el torneo doméstico no rozaba las dos dianas por choque. El juego no le luce tanto, le va y le viene. También le ocurrió frente al Leganés, al que remontó el marcador con buenos apuntes en el primer tiempo. Tras el intervalo, apenas dijo ni palabra. Nada de casi nada hasta que Ramos, de penalti, despejó el resultado en el último suspiro.
Con algún que otro apagón, como el del segundo tiempo, pero el Real Madrid sigue al alza. Poco a poco se aleja de aquel equipo necrosado de la primera parte del curso. En Butarque, que suele ser un avispero, ni siquiera precisó de Cristiano, con el pernocta de Zidane. Tampoco de Bale, aunque al galés ya no se sabe quién le espera. Frente al Leganés, suplente otra vez. El chico no ha completado 90 minutos con los blancos desde el 20 de septiembre ante el Betis. Es decir, ya lleva más de una vuelta liguera sin un partido con principio y final. Todo un caso.
Con el enésimo bajonazo de Bale, ante el que su técnico ya no disimula, en el Real Madrid florecen de nuevo futbolistas como Lucas y Asensio. Hoy sin motivos para ir a rebufo del británico. Los dos resultaron capitales en la victoria madridista al sur de la capital. El gallego goleó primero y asistió después. Junto a Isco, su camarada balear puso la música. Mientras, Casemiro y Kovacic —ausentes Kroos y Modric por lesión — ordenaron el tráfico sin que ello les mermara en ataque. Todos fueron necesarios para remar contracorriente en Butarque, donde al Real Madrid le tocó escalar el resultado.
El Leganés llegó a la cita con menos hueso que de costumbre. Su radiante aventura copera le ha pasado factura, con dos derrotas consecutivas en Liga. Pero ante su víctima en la Copa recibió pronto un guiño para el renacimiento. En el primer córner de la tarde, a los cinco minutos, Gabriel peinó la pelota y Kiko Casilla reaccionó con reflejos. Lo que nadie podía esperar es que al rechace acudiera Bustinza como lo hizo. Como un Espartaco, el vasco se lanzó en plancha, reptando por el césped. Se jugó la cabeza como un jabato cuando Theo metía la puntera para el despeje. Mucho arrojo el del audaz Bustinza.
El gol no desencajó al Real Madrid. No tuvo ni tiempo, porque cinco minutos después Lucas selló el empate. Siovas erró en el despeje y Kovacic quiso enfilar a Casemiro hacia la portería. El croata no hiló con el otro medio centro, pero el balón le cayó a Lucas, que definió con precisión. Desde entonces, en los mejores momentos del Madrid siempre estuvo Lucas por el medio. Tiene gol, desborde y no pierde el paso, hacia su portería o en dirección contraria. Hasta en sus peores días su aplicación es sobresaliente. Si Lucas siempre estuvo en cada estado de revista, Asensio parecía haberse deprimido de tanto hacer de aguador de la BBC, como si se sintiera condenado a perpetuidad en una habitación cerrada. Zidane le ha vuelto a dar palique con el juego y al balear se le nota otro ánimo. En Leganés, Asensio dejó suela, con despuntes habituales y apoyos constantes al guión colectivo.
Con el conjunto local superado, no solo por el talento, sino por la consistencia del Real Madrid, llegó el segundo tanto. Un golazo. Un gol delineado con escuadra y cartabón. Tic, tac, tic, tac... Cuatro pases a un toque y a toda mecha entre Kovacic, Benzema,Casemiro y Lucas. Éste, también a la primera, conectó con Casemiro, que abrochó el balón en la red. El Madrid se ganó el descanso con un marcador doblegado, un buen plano general y algunos solos reseñables. Nada fue igual a la vuelta del intermedio.
No da el Real con un partido redondo. En Butarque, como en otras plazas, se difuminó, perdió toda la gracia. Limitado a intentar controlar el juego, incapaz de encontrar el último pase... De repente un Real Madrid sosaina, atrofiado. No lo aprovechó el Leganés, que ha perdido gas. Solo Beauvue amenazó a Casilla, que le dejó sin bingo tras una estupenda intervención. El partido derivó en una monserga solo alterada con la entrada de Bale en el último cuarto de hora. El galés al menos puso el turbo en un par de ocasiones. Hasta que Lucas, el que más se mantuvo a flote, tiró una pared con Kovacic, al que hicieron un nudo dentro del área. Del penalti se encargó Sergio Ramos. Punto final para un Real Madrid que ha encontrado puntos y goles en la Liga, pero al que le resta todavía mayor continuidad y solidez defensiva. Tiempo queda para París.
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