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Las claves del triunfo del Real Madrid ante el PSG

La victoria de Zidane ante Emery en la táctica, la escasa conexión entre Mbappé, Neymar y Cavani o la labor de Isco fueron algunos de los aspectos decisivos del encuentro

Cristiano Ronaldo celebra su segundo gol ante el PSG. Juanjo Martín EFE. En vídeo, declaraciones Zinedine Zidane, técnico del Real MadridFoto: atlas | Vídeo: Atlas

Cuando más cerca paracía de la lona, minutos después de que un gol del joven Rabiot pusiese en jaque a Chamartín, el Real Madrid recuperó su idilio con la épica y la Champions para abrir un halo de luz a una temporada hasta ayer funesta. Fuera de Copa y desenganchado de la Liga, solo a Europa se agarraban los blancos. Y ahí, en su hábitat natural, donde más impresiona su triunfal historia, el Madrid fue el Madrid. Se levantó, remontó al Paris Saint-Germain y dio un paso firme hacia los cuartos de final de la competición continental.

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Zidane superó a Emery en la pizarra

La base del triunfó del Madrid se sustentó esta vez en Zinedine Zidane. Conocida ya su sobresaliente labor como gestor del vestuario, su categoría de entrenador táctico ganó enteros ante el PSG. El técnico francés, cuestionado a lo largo de la temporada por su lectura de los partidos y algunos de sus planteamientos, especialmente el del clásico, dio un repaso en la pizarra a Unai Emery. Lo hizo de principio a fin, generando primero superioridad en el centro del campo con Isco en lugar de Bale y dando después amplitud y profundidad al equipo en la fase decisiva del encuentro con la entrada de dos jugadores rápidos y desequilibrantes a la vez que sacrificados como Lucas y Asensio.

No le fue tan bien a su colega del PSG. Obligado a que su multimillonario proyecto diese de una vez por todas un golpetazo en campo, Emery optó por colocar a un volante ofensivo, Giovani Lo Celso, en la posición de pivote. Pese a la reciente incorporación de Lass Diarra, cuyo fichaje parecía realizado para esta eliminatoria, el vasco priorizó sus preferencias a los consejos de su cuerpo técnico. Ya durante el juego, su lectura y decisiones también quedaron en entredicho. Zidane le contrarrestó la sorprendente entrada de Meunier por Cavani con la que el PSG logró dominar el partido durante unos minutos. Justo hasta que actuó el técnico blanco, que introdujo a Asensio en la izquierda, y atacó al belga, más débil que Alves en labores defensivas. El resultado fueron dos goles. Apenas se inmutó Emery, que no dio ni un minuto a un jugador con experiencia, vertical y correoso como Ángel di María.

Emery y Zidane durante el partido.
Emery y Zidane durante el partido.CHRISTOPHE SIMON (AFP)

Isco reinó ante Lo Celso

Zidane entendió dónde podía estar el punto más débil de este PSG: en los minúsculos espacios que se podían generar entre ese falso pivote y los centrales. Y ahí, donde más cuesta maniobrar, colocó al hombre de su plantilla que mejor lo sabe hacer: Isco Alarcón. Fuera del último clásico y con un protagonismo descendente en las últimas semanas, el malagueño fue ayer el golpe de efecto del técnico. Su inclusión en el once fue determinante. Sin una marca fija, liberado en todo el frente de ataque, fue capital para el Madrid en la primera parte. En su figura residió el dominio y control que exhibió el equipo blanco en los primeros 45 minutos, en los que no erró ni un solo pase: 38 de 38, más que ningún otro.

En la primera parte, el malagueño no erró ni un solo pase: 38 de 38.

Lo Celso no le dio ni batalla. Descolocado, cumplió en la salida del balón, pero evidenció que no es un volante capaz de asumir las tareas defensivas propias de un pivote. El mejor ejemplo, su absurdo penalti sobre Toni Kroos, propio de un jugador poco habituado a ocupar su área. El argentino no logró anticiparse en ninguna acción del juego y no completó ninguna entrada con éxito.

Neymar, Mbappé y Cavani no se entienden

La fastuosa delantera compuesta por Neymar Júnior, Edinson Cavani y Kyllian Mbappé aterrizó en Madrid dispuesta a reivindicarse como la más potente del planeta. Con 70 goles en la mochila, 16 en Europa, eran la gran amenaza para un Madrid poco fiable en defensa esta temporada. Pero el tridente se quedó en eso, en una amenaza permanente. Lo fue especialmente Neymar, agitador constante y la peor pesadilla de Nacho. De más a menos y algo individualista, percutió una y otra vez por el costado izquierdo a base de filigranas y frenéticos eslálones a los que les faltó el remate final.

Neymar se duele durante el choque.
Neymar se duele durante el choque.Paul White (AP)

Y es que ayer el brasileño no encontró ni buscó socio. Apenas lo fue Mbappé, que a su paso por el Bernabéu dejó una asistencia y un par de arrancadas fulgurantes, y nunca llegó a encontrar a Cavani. El pánico que generan sus números totales y sus acciones de manera individual no se traducen al colectivo. El tridente del PSG apenas conectó en Chamartín y dio muestras de que todavía no congenian: solo completaron diez pases entre ellos, todos entre Neymar y Mbappé.

Cristiano fue Cristiano

Lo que no consiguió el tridente del PSG lo alcanzó en solitario Cristiano Ronaldo: el gol. El portugués, participativo y solidario, volvió a ser decisivo cuando más le necesitaba el Madrid con un doblete que le convirtió en el primer jugador de la Champions que convierte más de 100 goles con un mismo equipo. Con 11 tantos ya en la presente competición, acumula 45 en los 46 partidos de eliminatorias que ha disputado de blanco en Europa. El primero lo firmó anoche desde los once metros. A un minuto para el descanso, en un momento trascendental, igualó el choque con un potente lanzamiento.

Cristiano celebra el tercer gol.
Cristiano celebra el tercer gol.PAUL HANNA (REUTERS)

Ya en la segunda mitad, CR provocó con su presión la recuperación que desembocaría en su segundo tanto. En esta ocasión, el luso sacó a relucir su olfato en el área, su nuevo hábitat. Reaccionó a un rechace de Marquinhos y metió el muslo para rematar a gol y adelantar al Madrid en su momento más crítico del partido.

La constancia de Marcelo y el talento de Asensio

Si Cristiano fue Cristiano, Marcelo, uno de los jugadores más cuestionados en la crisis del Madrid, se reencontró también con su versión más determinante. El brasileño, que llevaba varios partidos enseñando su mejoría, especialmente en el plano ofensivo, fue un martillo por la izquierda. Le puso un balón de gol a Cristiano en la primera parte, participó en el segundo y anotó el tercero. El lateral, al que Mbappé tan solo superó en una ocasión, el gol del PSG, trajo loco a Alves y tumbó a Meunier con la colaboración de Marco Asensio.

El efecto del balear: 20 minutos, 11 toques de balón, cuatro pases y dos asistencias

El balear fue el detonante del arreón final del Madrid. Con el equipo contra las cuerdas, a merced del PSG, su electricidad y talento fueron suficientes para reanimar al equipo. Pegado a la izquierda, retrató a Meunier y dejó en evidencia a Emery en su decisión de apostar todo a avanzar a Alves y reforzar ese costado con el belga. Disputó 20 minutos, tocó 11 balones, dio cuatro pases y dos de ellos terminaron en gol.

La fortuna y el olfato, del lado del Madrid

Argumentaban desde el club en las últimas semanas que uno de los motivos de la crisis que afectaba al equipo residía en que ese duende que los acompañó durante toda la temporada pasada había desaparecido. Ayer, ese duende llamado fortuna, reapareció en Chamartín con dos rechazos que significaron el segundo y el tercer gol. Toda la que tuvo el Madrid le faltó al PSG, que reclamó un penalti por manos de Ramos. Lo mismo pasó con la pegada. Se medían la delantera más acertada de Europa, la de los parisinos, contra un equipo, el de Zidane, que lleva adoleciendo todo el curso la falta de tino en el remate. El guion fue al revés: 38 % de efectividad del Madrid en sus disparos a puerta por el 25 % del PSG.

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