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La envolvente del Barcelona

Negados los pasillos interiores por los rivales, los azulgrana replican por las bandas: han marcado un gol con un centro lateral en 10 de los últimos 12 partidos

Jordi Quixano
Jordi Alba ante Montoya en el Valencia-Barça de la Copa del Rey.
Jordi Alba ante Montoya en el Valencia-Barça de la Copa del Rey. Alex Caparros (Getty Images)

Cuando apenas había dirigido un ramillete de encuentros, le cuestionaron a Valverde por su praxis, por su forma de hacer jugar al equipo, toda vez que les costaba imponerse con el balón en los pies, una seña de identidad muy cruyffista y guardiolista, azulgrana a fin de cuentas. “No estoy cambiando el fútbol del Barça porque tiene una forma de jugar mundialmente reconocible que le ha ido muy bien. Desde el momento que eres técnico de este equipo, admites que el estilo viene marcado y te ajustas”, resolvió el entrenador, que cumplió con su palabra porque desde hace tiempo que el conjunto ha recuperado el acoso intenso en campo ajeno, el toque por definición y la solidez en las áreas. Pero Valverde dejó una coletilla a su reflexión sobre el juego: “Es un camino ancho y caben muchas posibilidades”. En su caso, la de explotar las bandas. Aunque ha sido casi por imposición y no sería chocante que repitiera estrategia ante el Getafe (16.15).

“Cuando se fichó a Valverde, una de las características que más gustaba en el club es que sus equipos tenían varios registros”, explican desde el Camp Nou; “y eso también lo ha conseguido con este Barça”. Nada raro si se atiende a su pasado porque con el Athletic descubrió a Del Horno y Yeste por la izquierda y a Susaeta e Iraola por la derecha; en el Espanyol hizo internacional a Riera y recuperó una gran versión de Rufete, también de Valdo; con el Olympiacos dio continuidad a Riera y pulió a Rommedahl; y con el Valencia y el Villarreal jugó más con el 4-4-2, con interiores que tiraban hacia dentro para dar recorrido a los laterales. En el Barça ocurre más o menos lo mismo porque así se lo exigen los rivales.

Resulta que hay un patrón que se sucede últimamente con los oponentes, que se preocupan y ocupan de negarle el juego interior, por donde construye Piqué, conjuga Busquets, acelera Iniesta y resuelven Messi y Luis Suárez. “Nos plantearon un partido muy complicado porque estaban bien puestos y nos impedían jugar por los pasillos interiores”, expuso Valverde tras medirse al Villarreal. “Nos han esperado atrás y han cerrado bien los espacios por dentro”, convino después de caer en la ida de la Copa ante el Espanyol. “Ellos se han defendido muy bien, con dos líneas juntas y dejando espacio por fuera, por donde podíamos entrar. Por los pasillos interiores, no”, señaló tras imponerse al Valencia en el Camp Nou. Y siempre encontró la solución por los costados porque por algo ha logrado meter un gol con un centro desde la banda en 10 de los últimos 12 encuentros.

La influencia de Messi

Ante el Depor, Suárez remató el centro de Sergi Roberto como también hizo frente al Levante. Aunque Suárez puso el lazo a otros pases laterales como contra el Valencia (asistencia de Messi), el Alavés (Iniesta), el Espanyol (Aleix Vidal) y el Betis (Rakitic). En Balaídos fue Arnaiz el que completó el pase desde el costado de André Gomes; Piqué hizo lo propio ante el Espanyol (Messi); Leo batió al Celta (Alba); y Coutinho se estrenó ante el Valencia (Suárez). Toda una secuencia que explica que el Barça hace la envolvente porque por más que construya por dentro, con Messi como enganche y crupier, rompe desde los costados impulsados por los carrileros y definidos por Suárez y Leo. Por eso no es de extrañar que tanto Alba como Sergi Roberto ya hayan mejorado sus asistencias de gol. Nueve por la izquierda, cuando en el curso anterior logró seis; y siete por la derecha, una más que en el año pasado.

Un dato curioso porque no hay equipo que centre menos que el Barça en la Liga —contabiliza 237 por los 594 del Eibar y 556 del Madrid, primero y segundo en la estadística—, hasta el punto de que Alba, con 26 centros, está en el puesto 101 de lanzadores, bien lejos de José Ángel, del Eibar: 145. Pero poco le importa al Barça el guarismo porque ha marcado el 33% de sus goles (28 de 83) de esta manera; poco le importa el dato a Suárez y Messi, que se benefician de la amplitud y profundidad, y que no perdonan; y poco le preocupa a Valverde, que ha conseguido jugar por dentro y por fuera.

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