Marc Navarro, el lateral distinto
Después de sortear una grave lesión en la rodilla, el defensa del Espanyol llama la atención de sus entrenadores y compañeros por su capacidad para atacar
Cuando comenzaba a oler de cerca la Primera, a Marc Navarro (Badalona, 22 años) le crujió la rodilla. En enero de 2016, en un duelo entre los filiales del Villarreal y el Espanyol, Navarro se rompió los ligamentos cruzados de la pierna derecha. “Por supuesto que las lesiones nunca llegan en un buen momento pero, cuando tienes 19 años y estás a punto de dar el salto al primer equipo, es muy duro. Todo por lo que luchaste toda la vida puede quedar en la nada. Por tu cabeza comienzan a pasar los casos de otra gente que se quedó en el intento”, cuenta el futbolista blanquiazul. “Es un chico introvertido, al que le cuesta confiar en sus condiciones. Se lesionó cuando empezaba a creer en él”, recuerda Lluís Planagumà, exentrenador del Espanyol B.
Apoyado por su familia, sobre todo por su novia Sara —“nos conocemos desde que éramos jóvenes, ha estado siempre conmigo, en las malas y en las buenas”, dice—, Navarro se aferró a la pelota. “Vivía en mi burbuja, me montaba mis películas. Buscaba estar siempre motivado”. De la música al cine, saltaba de Mi héroe de Antonio Orozco a Creed de Sylvester Stallone. “Cuando salí del cine, quería soltar las muletas y ponerme a correr”, recuerda el canterano blanquiazul. Después de ocho meses en la enfermería, Navarro regresó al filial en septiembre del 2016. Una escala breve, hasta que Quique Sánchez Flores lo hizo debutar con el primer equipo en enero de 2017 ante el Granada. Debut y gol. Nada mal para un lateral derecho.
Navarro, en cualquier caso, no era un novato en eso de andar regateando adversidades. Después de pasarse ocho años en la cantera del Barcelona, de Benjamín a Cadete, lo invitaron a irse de La Masia. “Cuando estas en la cantera de un equipo importante, sueñas con que puedes llegar a Primera. Lo ves más fácil. Esa generación del Barça, la del 95, era muy buena (Munir, Sandro, Bellerín, Grimaldo, Samper, entre otros). Yo quería jugar al fútbol. No iba a bajar los brazos. Por suerte, enseguida me llamó el Espanyol”, explica Navarro, que jugó un año cedido en la Damm antes de dar el salto al filial.
Físico y cabeza
“Tiene todas las condiciones para ser un lateral derecho distinto. Es alto, fuerte, técnico, tiene una pegada excelente y un muy buen juego aéreo”, lo define Planagumà. En sus 24 partidos en Primera, Navarro suma tres goles y cuatro asistencias. Un registro más de volante que de defensa. “Sé que soy lateral, pero mis virtudes son ofensivas. Quiero defender bien, ser responsable con el trabajo para el equipo y elegir bien el momento en el que subir”, asegura Navarro, goleador ante el Leganés (pudo marcar por duplicado, pero el poste le negó una diana), asistente de Melendo en el último derbi en Cornellà.
“Es un chico que ha jugado mucho tiempo de extremo. Los conceptos defensivos los va cogiendo poco a poco, no son fáciles. Cuando llegas a la élite tienes que prestar atención a varios detalles, Marc tiene ganas de aprender”, analiza David López. “Tiene unas condiciones de locos, si a su vocación ofensiva le suma disciplina táctica, tendremos un jugador top”, suma Víctor Sánchez. “Percibe las cosas claras y de forma rápida. Entiende bien, tiene buen físico y buena cabeza. Ya ha jugado bien ante el Barcelona. Es un chico que está buscando aún dar un paso adelante”, añade Sánchez Flores. Y concluye Planagumà: “Hay chicos que enseguida creen en sus posibilidades, a otros, en cambio, les cuesta más. Marc es un talento por pulir”.
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