Vietto resucita en el Valencia con Marcelino
El delantero argentino deja atrás la ansiedad en el Atlético gracias al técnico con el que brilló antes en el Villarreal
Estaba fuera del partido. Solo necesitaba una buena jugada para volver a entrar en la rueda. Luciano Vietto sacó la cabeza en Mestalla tras dos temporadas borrosas en el Atleti y una cesión sin trascendencia al Sevilla. Su hat-trick en la noche del martes copero en Mestalla fue liberador. Por suerte para Vietto, Marcelino ha llegado al rescate. El técnico asturiano, con su pócima mágica para supervitaminar a jugadores con estados depresivos y trastornos de juego, ha liberado al argentino, al que su madre llamaba Lucky cuando era pequeño y flacucho. Marcelino le ha dado de beber lo mismo que a Parejo, Rodrigo, Zaza, Santi Mina o Garay y a las primeras de cambio Vietto se ha desbloqueado.
Cada gol fue diferente. El primero fue de cazador, al enviar a la red con la derecha un rechace acrobático de Raúl Lizoain, tras cabezazo en plancha del gigante Zaza, en una contra perfecta del equipo; el segundo, técnicamente notable, cortando en diagonal y picando la pelota sobre la salida del meta canario; y el tercero fue una locura. Recogió un balón recuperado por Parejo, alzó la vista y lanzó una bomba inteligente sobre la media salida del portero: golazo desde unos 40 metros. “El segundo y el tercer gol fueron muy lindos pero cuando llevas tanto tiempo sin marcar, todos son importantes; me quedo con los tres goles”, dice feliz el argentino de Balnearia, que se llevó el balón del partido firmado por todos sus compañeros como dictan las normas del hat-trick.
Un goleador con el 8 a la espalda, el dorsal del Pipo Baraja... raro, como casi todo en el último año y medio de Luciano Vietto. La magia del número 8 que también portaba Pedja Mijatovic, autor de goles desde la distancia como el que Vietto marcó frente a la UD Las Palmas. Con esa fuerza arremetió con todo y contra su pasado Lucho. “Llevaba tiempo sin marcar y necesitaba minutos y confianza para recuperar mi nivel. Ojalá pueda recuperar el juego que tenía en el Villarreal y mejorarlo. Voy a trabajar y esforzarme al máximo para lograrlo”, explica.
Decía recientemente Fabián Ayala que Vietto le recordaba a David Villa. Más de uno lo tildó de loco. “Son palabras mayores, porque hablamos del Guaje Villa, pero en sus desmarques, sus diagonales, sus movimientos y su técnica, Vietto me recuerda a Villa”. Ayala sabe bien de lo que habla porque cuando era director deportivo de Racing de Avellaneda, Vietto aparecía de la mano del Cholo Simeone en el primer equipo de la Academia. Luego, como scout del Valencia en Sudamérica, obtuvo una opción preferencial para traerlo a España que el club desestimó. Llegaron De Paul y Zuculini, compañeros de generación, y Vietto, el más brillante, se marchó al Villarreal. Allí tropezó con Marcelino y se exhibió en España con 20 goles y ocho asistencias repartidos entre Liga y Europa League, logrando un traspaso al Atlético. El Cholo, que lo hizo debutar en el Racing, se acordaba de él. Con 21 años se convirtió en colchonero.
En el Atleti, bajo el palio de Simeone, se desfiguró poco a poco hasta transformarse en un goleador de repuesto, en un suplente. Entre medias salió al Sevilla de Sampaoli, otro técnico que lo protegió pero que luego se quedó sin argumentos para seguir dándole cancha. Ben Yedder, Jovetic y hasta Correa, jugando de falso nueve, lo adelantaron en la rotación. Hizo 10 goles, tres de ellos al Formentera en la Copa del Rey. Era diciembre de 2016. Luego la sequía y la vuelta al Atleti. Y el ostracismo. Y la condena de un delantero sin gol. Así hasta volver al punto de partida en el tablero de su trayectoria profesional, a Marcelino. El sábado, desencadenado y con sobrecarga anímica, apunta su mira a Riazor. ¿Ha vuelto? Marcelino cree que sí. La receta: minutos y confianza.
“Esto es fútbol y a veces dentro de este maravilloso deporte hay situaciones con poca explicación. Un jugador es incapaz de encontrar el gol y de repente lo hace con tres goles. Estamos tremendamente satisfechos con él. Le va a dar mucha confianza. Creíamos que nos podía dar mucho. Es difícil que mantenga este nivel de rendimiento pero nos aumenta la competitividad en un puesto muy importante”, dice el técnico sobre el aporte de su penúltimo resucitado.
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