Sergi Roberto reivindica a la Masia en la victoria del Barcelona ante el Levante
Los centros del lateral propician los goles de Messi y Luis Suárez ante un rocoso rival
Al Barça no le conviene cortar su cordón umbilical con la Masia. No se trata de reprochar el fichaje de Coutinho, imprescindible para alimentar a la pareja Messi-Luis Suárez, nuevamente goleadora ante el Levante, sino de reivindicar a canteranos como Sergi Roberto. El polivalente jugador catalán es un referente de la clase media azulgrana, ahora mismo sobrecargada de futbolistas con un futuro incierto y que en su día costaron mucho dinero, centrocampistas como André Gomes, Arda Turan o Aleix Vidal. Los centros de Sergi Roberto fueron un regalo de Reyes para el gatillo de Messi y de Luis Suárez.
La sociedad Sergi Roberto-Luis Suárez es tan o más productiva que la formada por Jordi Alba y Messi. La aportación de los laterales resultó decisiva para abatir al Levante en una tarde desapacible en que la hinchada prefirió el sofá a su asiento en el Camp Nou, resacosa posiblemente por las fiestas de Navidad. No va la gent blaugrana al estadio ni siquiera cuando se intuye la titularidad de Dembélé, todavía despistado, falto de fondo y de confianza, necesitado de cariño después de la seria lesión que sufrió en Getafe.
Valverde procuró precisamente que la excitación provocada por el fichaje de Coutinho no rebajara ya mismo las expectativas por el regreso de Dembélé. Alrededor del inédito delantero francés hay más dudas que sobre el centrocampista brasileño, seguramente porque el exjugador del Borussia Dortmund fue contratado como respuesta inmediata a la partida de Neymar para que no decayera más la marca Barça. Una situación parecida a la vivida con Paulinho.
Así que el partido contra el Levante, previo a la presentación de Coutinho, llegaba que ni pintado para dar protagonismo a Paulinho y Dembélé en una jornada condicionada, por otra parte, por la visita copera el próximo jueves del Celta, la sanción a Busquets y la reaparición de Mascherano, puede que en su adiós antes de su incorporación a la liga de China. Y al Jefecito le tocó correr, defender, ceder dos córneres seguidos, exigido por el Levante, un equipo fuerte, físico e intenso con López Muñiz.
La fiereza rojinegra quedó expresada en la falta de Lerma a Messi cuando el 10 entró en juego después de que Dembélé se recogiera de forma reiterativa, tímido con la pelota, pese a su alineación como extremo derecho, la posición clásica del 7. A la que Dembélé se puso de cara a Oier, retó a su marcador y profundizó para Sergi Roberto, llegó el gol de Messi después de una nueva asistencia —la quinta— de Jordi Alba.
La novedad estuvo en que el pase del lateral zurdo, después del rechazo a centro de Sergi Roberto, fue con la cabeza y el remate del delantero dio en el palo izquierdo de Oier (29 postes en 29 partidos) antes de llegar a la red: 1-0. El partido, sin embargo, se mantuvo abierto un rato por la falta de finura y contundencia azulgrana y por las buenas transiciones del Levante. Lerma la pifió con la derecha antes de que Dembélé pusiera a prueba a Oier. La presión era mejor que la elaboración en un discontinuo Barcelona siempre pendiente de las aceleraciones de Messi.
Las faltas sobre el 10 eran reiterativas, y también muy selectivas porque variaba el infractor en un intento de empequeñecer al argentino, la táctica anunciada por López Muñiz, el técnico del diezmado Levante, siempre muy solvente en cancha ajena, tanto que solo había perdido un partido en la Liga, en el Villamarín. Aunque no estaban Morales, Roger, ni Campaña, la presencia de Doukouré, Lerma, Postigo y Lukic era especialmente intimidatoria para Messi.
La solución llegó por la banda derecha, sin la participación del 10, en un balón puesto de primera por Sergi Roberto después de una apertura preciosa de Mascherano y el remate como Dios manda de Luis Suárez. Una jugada preciosa para poner el 2-0 antes del descanso y permitir las virguerías de Messi y hasta de Paulinho mientras Dembélé se cambiaba al costado izquierdo para sorprender al Levante. El partido se enfrió poco a poco, cada vez más desganado y desatento el Barcelona.
Tuvieron suerte los azulgrana del omnipresente Ter Stegen, un seguro de vida para el Barça, excelente en dos intervenciones, después de que la grada se pusiera reivindicativa políticamente y ovacionara a Dembélé, sustituido por Semedo. El marcador y el calendario invitaban a descansar y el Barça se columpió con el partido ganado a partir de dos centros de Sergi Roberto y rematado con un tercer tanto del perseverante Paulinho, ya con el debutante Arnaiz en la cancha del Camp Nou.
Sergi Roberto es un símbolo para los chicos de la Masia, el jugador que da fe de la cantera en el equipo de Messi, autor de 16 goles en 15 partidos contra un Levante estéril en el Camp Nou (12 partidos, 12 derrotas), reducido por Ter Stegen y Vermaelen. A pesar de Dembélé, el cartel de la jornada solo daba para una victoria tranquila en la Liga a la espera de la Copa y, entremedio, de la presentación de Coutinho. El brasileño llega para poner la magia a un equipo que sin Dembélé ha hecho de la victoria su rutina: 27 partidos invicto desde que perdió la Supercopa.
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