La capacidad de síntesis de Valverde
Nada mejor que una rotunda victoria en el lujoso Bernabéu para reparar en la humilde figura del Txingurri
Habrá que empezar a mirar el fútbol también con los ojos pequeños de Valverde después que el Camp Nou quedara cegado por la luz de Cruyff, el aura de Guardiola y el fulgor del tridente de Luis Enrique. Nada mejor que una rotunda victoria en el lujoso Bernabéu para reparar en la humilde figura del Txingurri. El entrenador extremeño ha conseguido que incluso Messi parezca un jugador de equipo, después de hacer previamente un buen equipo, y no el solista del que vive el Barça. No lo sabía Zidane.
Zizou entrena al Madrid para ganar finales y negar a Messi porque entendía que era la manera de desmerecer al Barça. Tiene un plantel amplio y rico y su tarea consiste en saber elegir a los jugadores idóneos para cada partido y momento porque su equipo es capaz de disputar varios encuentros en uno, también ante el Barça.
La leyenda de Zidane como entrenador empezó en Barcelona, cuando en abril de 2015 acabó con la racha de Luis Enrique (39 partidos), y continuó en el Bernabéu en agosto pasado después de reducir a los azulgrana en la Supercopa. No varió el plan del entrenador en la Liga: prefirió a Kovacic y Casemiro para eliminar a Busquets y Messi que desequilibrar con Isco o Asensio. No se trataba de que se exhibieran las figuras sino de que venciera el Madrid después de una nueva marca de imbatibilidad azulgrana (24 encuentros) iniciada después de la caída veraniega en Chamartín.
Y se equivocó el entrenador del Madrid. El gol de Luis Suárez castigó el diseño que había hecho Zidane del partido, porque nadie salió al quite de Rakitic, confundidos Casemiro y Kovacic, y porque a su equipo le pudo la ansiedad, desatinado y destemplado, electrocutado en su volcánico Bernabéu. Mereció la expulsión el desquiciado Ramos antes de que Carvajal viera la roja y condicionara los cambios de Zidane.
El entrenador no controló a sus futbolistas, confundido aún por la Supercopa. Aquel día Piqué afirmó que por primera vez en diez años se sintió inferior al Madrid. Ha mejorado el Barça desde entonces, tanto que le saca 14 puntos al Madrid. A Valverde ya le avalaba la condición de líder; a partir de ahora le reafirma el 0-3 del Bernabéu, razón de más para reparar en su equipo, compendio de muchos Barça, como si tuviera una envidiable capacidad de síntesis, la misma que Iniesta y Messi.
Los tres simbolizan lo vivido y lo que queda por vivir en el Camp Nou. Los azulgrana se aplicaron en defensa, como si fueran un equipo pequeño, solidario y trabajado, tan convencional como para desplegarse sin extremos en un 4-4-2, consciente de su precariedad y de sus limitaciones, respetuoso con la jerarquía del Madrid. Y, madurada la contienda, sobresalió la grandeza del Barça, asociados sus mejores jugadores con la pelota, desde a Rakitic hasta Vermaelen y Piqué, protegidos por el poderío de Ter Stegen. Afloraron las mejores virtudes del Barça y los varios defectos del Madrid.
Valverde supo jugar con el sistema nervioso del Madrid y, después de descifrar a Cruyff, Guardiola y Luis Enrique, dejó en evidencia a Zidane.
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